LA TRANSDISCIPLINARIEDAD: UNA NUEVA VISIÓN DEL MUNDO
Enviado por karlitta_sep • 21 de Octubre de 2013 • 2.253 Palabras (10 Páginas) • 754 Visitas
LA TRANSDISCIPLINARIEDAD: UNA NUEVA VISIÓN DEL MUNDO
Extracto del libro LA TRANSDISCIPLINARIEDAD-Manifiesto de BasarabNicolescu
La Transdisciplinariedad es base fundamental para la Sistémica y la Cibernética, como actitud de búsqueda de la comprensión de la complejidad, aplicada a las entidades y fenómenos que abarcan e integran múltiples aspectos interconectados en el espacio e interactuantes en el tiempo, en niveles que van de lo nano y microscópico, a lo macro y megascópico.
La transdisciplinariedad como un principio para la unidad del conocimiento más allá de las disciplinas.
Conocimiento de transformación.
El proceso de decadencia de las civilizaciones es de una gran complejidad y tiene sus raíces en la más completa obscuridad. Por supuesto, se pueden encontrar a posteriori múltiples explicaciones y racionalizaciones sin llegar a disipar el sentimiento de una irracionalidad que se oculta en el corazón mismo de ese proceso. Los actores de una civilización bien determinada, desde las grandes masas a los grandes dirigentes, se ven impotentes para detener la caída de su civilización independientemente del nivel de conciencia que tengan del proceso de decadencia. Una cosa es cierta: una gran diferencia entre las mentalidades de los actores y las necesidades internas de desarrollo de un tipo de sociedad acompaña siempre la caída de una civilización. Todo pasa como si los conocimientos y los saberes que una civilización no cesa de acumular no pueden integrarse en el ser interior de aquellos que componen dicha civilización. Ello a pesar de que el ser humano debería encontrarse en el centro de toda civilización digna de ese nombre.
El crecimiento sin precedente de los saberes en nuestra época vuelve legítima la cuestión de la adaptación de las mentalidades a esos saberes. El juego es de grandes proporciones porque dada la extensión continua de la civilización de tipo occidental a escala planetaria su caída sería equivalente a un incendio interplanetario sin medida común con las dos guerras mundiales.
Para el pensamiento clásico no hay más que dos soluciones posibles para salir de una situación de decadencia: la revolución social o el retorno a la supuesta Edad de oro.
La revolución social ha sido experimentada en el curso del siglo que termina y sus resultados han sido catastróficos. El hombre nuevo no era más que un hombre vacío y triste. Cualesquiera que sean los arreglos cosméticos que no tardará en sufrir en el futuro la "revolución social", no podrán borrar de nuestra memoria colectiva lo que ha sido efectivamente experimentado.
El regreso a la Edad de oro no se ha ensayado todavía por la simple razón que la Edad de oro no ha sido encontrada. Aun si se llega a suponer que dicha Edad de oro existió en tiempos inmemoriales, ese retorno debería acompañarse de una revolución interior dogmática, imagen retrospectiva de la revolución social. Los diferentes integrismos religiosos que cubren la superficie de la tierra con su manto negro son un presagio funesto de la violencia y la sangre que podría brotar de esa caricatura de "revolución interior".
Pero, como siempre, hay una tercera solución. Esa tercera solución es el tema del presente manifiesto.
La armonía entre las mentalidades y los saberes presupone que esos saberes sean inteligibles, comprensibles. ¿Pero puede aún existir una comprensión en la era del gran "bang" disciplinar y de la especialización exagerada?
Un Pic de la Mirandole en nuestra época es inconcebible. Dos especialistas de la misma disciplina tienen dificultad en entender, hoy día, sus propios resultados recíprocos. Eso no tiene nada de monstruoso en la medida en la que es la inteligencia colectiva de la comunidad apegada a esa disciplina la que hace progresar y no solo es un cerebro el que debe por fuerza conocer todos los resultados de todos esos cerebros-colegas, situación esta por demás imposible. Por otra parte, debido a que hoy en día hay centenares de disciplinas uno se pregunta: ¿Cómo podría un teorizante en física de las partículas dialogar verdaderamente con un neurofisiólogo; un matemático con un poeta, un biólogo con un economista, un político con un especialista en informática, más allá de las generalidades más o menos banales? Y sin embargo un verdadero dirigente debe poder dialogar con todos a la vez. El lenguaje disciplinario es una barrera aparentemente infranqueable para un neófito. Y todos somos neófitos de los otros. ¿La Torre de Babel será inevitable?
No obstante, un Pic de Mirandole en nuestra época es concebible como una supercomputadora a la cual se podría alimentar todos los conocimientos de todas las disciplinas. Esa supercomputadora podría saber todo pero no entender nada. El que utilizara dicha supercomputadora no estaría en mejor situación que la supercomputadora misma. Tendría acceso instantáneo a no importa cuál resultado de no importa cuál disciplina, pero no sería capaz de entender sus significados y aún menos formar lazos de unión entre los resultados de las diferentes disciplinas.
Ese proceso de babelización no puede continuar sin poner en peligro nuestra propia existencia, porque significa que un dirigente se vuelve aun sin querer, más y más incompetente. Los desafíos mayores de nuestra época, como por ejemplo los desafíos éticos, requieren capacidades más y más amplias. Pero la suma de los mejores especialistas en sus dominios no puede engendrar, evidentemente, más que incompetencia generalizada, porque el total de las capacidades no es la capacidad: en plan técnico, la intersección entre los diferentes campos del saber es un conjunto vacío. Ahora bien, ¿qué es un dirigente individual o colectivo sino aquel que es capaz de tener en cuenta todos los elementos del problema que examina?
La necesidad indispensable de entrelazar las diferentes disciplinas se manifiesta en el surgimiento, hacia la mitad del siglo veinte, de la pluridisciplinariedad y de la interdisciplinariedad.
La pluridisciplinariedad consiste en el estudio del objeto de una sola y misma disciplina por medio de varias disciplinas a la vez. Por ejemplo, un cuadro de Giotto puede estudiarse por la historia del arte alternando con la física, la química, la historia de las religiones, la historia de Europa y la geometría. O bien, la filosofía marxista puede estudiarse por la filosofía alternando con la física, la economía, el psicoanálisis o la literatura. El objeto saldrá así enriquecido por la convergencia de varias disciplinas. El conocimiento del objeto dentro de su propia disciplina se profundiza con la aportación pluridisciplinaria fecunda. La investigación pluridisciplinaria en consecuencia aporta un "más" a la disciplina en cuestión/la
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