LIDERAZGO COLABORATIVO

¿Qué clase de líderes pueden unir a las personas en pro del bien común, incluso en medio de opiniones contradictorias o conflictos reales?

Esta pregunta fue el tema central del Foro Mundial sobre Liderazgo 2017 realizado el 6 de marzo y que se concentró en la necesidad cada vez mayor de emplear el “liderazgo colaborativo” en una era en que ha aumentado la polarización social.

Basándonos en esta premisa debéis responder a la siguiente pregunta ¿Qué es para vosotros el liderazgo colaborativo y cómo puede ser ejercido dentro de las organizaciones?

A diferencia del liderazgo formal, en el cual la autoridad deriva de la posición jerárquica que ocupamos, es decir, del poder que tenemos en la empresa, el liderazgo colaborativo es ejercido desde nuestro poder personal, nuestra empatía para conectar con los demás y nuestra credibilidad. No tiene su origen, por tanto, en la posición que ocupamos en la empresa, sino en nuestra buena actuación como líderes, basada en la proactividad, la pasión y constancia que pongamos en el trabajo, la autoconfianza, la confianza en los demás y la capacidad para elegir correctamente. Esta es, en mi opinión, la esencia del liderazgo colaborativo.

En el liderazgo colaborativo, a pesar de que la decisión final corresponde al líder, este tiene en cuenta las opiniones de los colaboradores. Se unen todas las experiencias y conocimientos para ampliar la perspectiva de los escenarios, creando con ello soluciones efectivas con la aportación de los diferentes puntos de vista de los colaboradores. Gracias a esto, los colaboradores se sienten más valorados y tenidos en cuenta, lo cual aumenta su motivación y productividad.

Este tipo de liderazgo requiere interacción, coordinación y la mayoría de las veces requiere ejercer el liderazgo más allá de los limites de la propia organización. El objetivo es que los líderes sean capaces de escuchar y convertir las ideas y aportaciones en estrategias y soluciones efectivas.

Para ejercer el liderazgo colaborativo es necesario, en primer lugar, crear redes de participación y colaboración, ya que gracias a esto se logra la credibilidad necesaria para encontrar las mejores alternativas, generar confianza en la participación a la hora de aportar ideas y establecer flujos de información y decisión.

En segundo lugar, se debe involucrar a los colaboradores en la toma de decisiones, ya que esto no debe hacerse de forma unilateral, sino no sería liderazgo colaborativo. Establecer un diálogo participativo, permite al líder descubrir nuevas variables y perspectivas de la situación.

Por último, es necesario unificar los esfuerzos de las personas hacia una meta común, esto se consigue sabiendo escuchar, practicando la empatía y actuando con inteligencia emocional. Pero para conseguir unificar los esfuerzos, también hay que saber controlar y llevar a buen puerto

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