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La Ciencia Economica


Enviado por   •  14 de Marzo de 2014  •  6.920 Palabras (28 Páginas)  •  163 Visitas

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CONTENIDO DE LA CIENCIA ECONÓMICA

§ 1. El objeto de este ensayo es exponer la naturaleza y la significación de la Ciencia Económica. Su primera tarea es, pues, delimitar el contenido de la Ciencia Económica, ofrecer una definición útil de lo que trata la Economía.

Por desgracia, no es tan sencillo como parece. Los esfuerzos de los economistas durante los últimos ciento cincuenta años han logrado establecer un conjunto de generalizaciones cuya exactitud e importancia medular sólo discuten los ignorantes o los perversos; pero no han logrado la unanimidad en cuanto a la naturaleza última de la materia común de esas generalizaciones. Los capítulos centrales de las obras clásicas de Economía presentan, con muy ligeras variantes, los principios fundamentales de la ciencia; mas los que explican el objeto de la obra todavía presentan grandes divergencias. Todos hablamos de lo mismo, si bien no nos hemos puesto todavía de acuerdo sobre el objeto de nuestra conversación.(1)

En modo alguno es esto una condición vergonzosa o imprevista. Ya Mill hizo notar hace cien años que casi siempre la definición de una ciencia se logra después de crearla y no antes. "A semejanza de la muralla de una ciudad, de ordinario se ha levantado no para servir de receptáculo a los edificios que pudieran erigirse después, sino para circunscribir a los que ya existen."(2) En efecto, la naturaleza misma de una ciencia impone la necesaria imposibilidad de definir su alcance hasta que no llegue a una cierta etapa de su desenvolvimiento, pues su unidad sólo se manifiesta en la de los problemas que puede resolver, unidad que no se descubre hasta haber quedado establecida la interconexión de sus principios explicativos.(3) La Economía moderna nace de varios campos distintos de investigaciones prácticas y filosóficas: de investigaciones sobre la balanza de comercio, de discusiones acerca de la legitimidad del interés.(4) Y sólo en la última época ha llegado a tener suficiente unidad para descubrir la identidad de los problemas comunes a esas investigaciones diversas. Antes, todo intento para descubrir la naturaleza última de la ciencia estaba condenado por fuerza al fracaso. Intentarlo hubiera sido perder el tiempo en vano.

Pero ensayar una delimitación precisa, una vez alcanzado este grado de unificación, no es ya perder el tiempo; se perdería dejándolo de hacer. Sólo un objetivo preciso puede hacer viable la nueva elaboración. La reflexión ingenua no puede sugerir ya los problemas; los indican los vacíos en la unidad de la teoría, las insuficiencias de sus principios explicativos. Se halla uno expuesto a seguir senderos falsos si no se ha entendido en qué consiste esa unidad. Apenas puede caber duda de que uno de los peligros mayores que acechan al economista moderno es la preocupación por las cuestiones ajenas, la multiplicación de actividades que no tienen conexión alguna, o la tienen escasa, con la solución de los problemas estrictamente relacionados con su materia.(5) Asimismo es indudable que la solución de los problemas teóricos centrales se alcanza con mayor rapidez en aquellos centros en que las cuestiones de esta clase están por liquidarse. Más aún, si estas soluciones han de aplicarse con fruto, si hemos de entender con corrección el alcance práctico de la Ciencia Económica, es esencial que conozcamos con exactitud los supuestos y limitaciones de las generalizaciones que establece. Es con una conciencia tranquila, pues, como podernos adelantar hacia lo que, a primera vista, parece ser el problema muy académico de encontrar una fórmula para describir el contenido general de la Economía.

§ 2. La definición de la Economía que lograría más adeptos, por lo menos en los países anglosajones, es la que la relaciona con el estudio de las causas del bienestar material. Es el elemento común a las definiciones de Cannan (6) y de Marshall (7) y elemento que aun Pareto, cuyo análisis (8) es tan diferente en diversos aspectos al de aquellos dos economistas ingleses, sanciona usándolo. También se encuentra implícito en la definición de J. B. Clark.(9)

Y, a primera vista, debe admitirse que, en efecto, parece que tuviéramos con ella una definición que para fines prácticos describe lo que nos interesa. Es indudable que la palabra "económico" se usa en el lenguaje ordinario en un sentido equivalente a "material". Basta reflexionar en el significado corriente de frases como "historia económica",(10) "un conflicto entre ventajas económicas y políticas", para comprender cuán razonable pudiera parecer esta interpretación. Sin duda existen algunas cuestiones que quedan fuera de la definición y que, sin embargo, parecen caer dentro del campo de la Ciencia Económica; aun cuando, a primera vista, bien parece que se asemejan a los casos marginales inevitables en toda definición.

La prueba final de la validez de una definición no es, sin embargo, su aparente armonía con ciertos usos del lenguaje diario, sino su capacidad para describir exactamente el verdadero objeto de las principales generalizaciones de la ciencia.(11) Y cuando sometemos esa definición a esta prueba se ve que tiene deficiencias que, lejos de ser marginales o subsidiarias, equivalen nada menos que a una completa incapacidad para exhibir el alcance o el significado de las generalizaciones más centrales de todas.

Tomemos, por ejemplo, alguna de las divisiones principales de la Economía teórica y veamos hasta qué punto la comprende la definición que examinamos. Todos estaríamos de acuerdo, por ejemplo, en que una teoría de los salarios es parte integrante de cualquier sistema de análisis económico. ¿Podemos estar satisfechos con el supuesto de que los fenómenos de que ha de ocuparse quedan bien descritos diciendo que encajan en el aspecto más material del bienestar humano?

Los salarios, en el estricto sentido de la palabra, son sumas que se obtienen por la ejecución de un trabajo bajo la vigilancia de un patrón y de acuerdo con una tarifa estipulada. En el sentido más vago en que a menudo se usa el término en el análisis económico general, equivale a ingresos provenientes del trabajo, pero no de ganancias. Ahora bien, es completamente exacto que algunos salarios son el precio de un trabajo que puede describirse como conducente al bienestar material, los salarios de un pocero, por ejemplo; pero no es menos exacto que algunos salarios, los de los miembros de una orquesta, por ejemplo, se pagan por un trabajo que no tiene ni la más remota conexión con el bienestar material. No obstante, tanto un grupo de servicios como el otro exigen un precio y caen dentro del círculo del cambio. La teoría de los salarios es tan aplicable para

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