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La Leyenda De San Julian


Enviado por   •  19 de Septiembre de 2012  •  13.211 Palabras (53 Páginas)  •  839 Visitas

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“AÑO DEL CENTENARIO DE MACHU PICCHU PARA EL MUNDO”

UNIVERSIDAD ALAS PERUANAS

FACULTAD DE CIENCIAS EMPRESARIALES

ESCUELA PROFESIONAL DE ADMINISTRACIÓN Y NEGOCIOS INTERNACIONALES

TEMA: “LA LEYENDA DE SAN JULIÁN”

DEL AUTOR GUSTAVO FLAUBERT

ASIGNATURA: Comunicación

ESTUDIANTE: SARAVIA CANELO, María Esther

Chincha, Julio de 2011

PRÓLOGO

En la elaboración del presente trabajo, se puede destacar el esfuerzo de quien lo realizó.

Aquí se sintetiza el fondo de la obra como una singular historia que muestra lo que es realmente el comienzo y el final de una persona, y aunque vemos un poco de ficción en la obra, si leemos y analizamos bien, vamos a ver como resaltan e inspiran cantidad de sentimientos como el perdón, la justicia y más la justicia divina, y el arrepentimiento, tal vez al principio se sienta rencor y reproche hacia el protagonista, pero a medida de que avanza la obra nos damos cuenta que se puede aprender a querer el personaje a pesar de sus malas acciones y no porque estemos de acuerdo con sus actos, sino porque vemos como el juzgar no es la opción que tenemos en la vida.

Aurora Canelo

INTRODUCCIÓN

El presente trabajo de análisis literario titulado: “La Leyenda de San Julián”, brinda una singular información sobre un Santo como lo es San Julián, pero en especial sobre su vida en particular, algunas de sus anécdotas, y los pecados que solía cometer en su juventud.

Esta es sin duda una de las historias encargadas de demostrar que el destino no se puede evitar y que no queda otra opción más que aceptarlo.

Leyendo esta obra podemos ver un punto más cercano del verdadero yo del hombre, darnos cuenta que siempre hay que pagar las consecuencias de nuestros actos y asimilar que a pesar de todo Dios siempre estará a nuestro lado para brindarnos una nueva oportunidad.

María Esther

ANÁLISIS PERSONAL

Julián tenia padres muy cariñosos y buenos con él, vivían en un gran castillo, lleno de lujos y comodidades. En honor a su nacimiento, se organizó una fiesta que duró tres noches y cuatro días.

El día de la celebración llegaron personas de todos los lugares; sin embargo su madre no estuvo presente en la fiesta, se quedó descansando en su dormitorio, necesitaba descansar.

Estaba dormida en su recamara, cuando al despertar observó una sombra, se trataba de un monje anciano con la apariencia de un ermitaño que se acercó y le dijo: “tu hijo será un santo”

Ella no pudo decir algo o gritar porque cuando el monje terminó de hablar desapareció ascendiendo. La mujer creyó que solo se trataba de su imaginación.

Al día siguiente ella pregunto a los invitados si alguien había visto a un monje con apariencia de un ermitaño, pero nadie lo había visto. Por eso decidió guardar ese secreto.

Al cuarto día de la celebración, mientras el padre de Julián despedía a su último invitado, observó un mendigo, se trataba de un gitano quien le dijo: “tu hijo tendría mucha gloria”. El padre de Julián solo le lanzo una moneda, no lo podía creer, pensó que se trataba de una alucinación suya porque de pronto se dio cuenta que el gitano ya no estaba.

Paso el tiempo. Y a Julián le salieron los dientes y nunca lloró. A los siete años, su madre le enseño a cantar y su padre le monto en un caballo. El no se aterrorizaba. Era realmente único.

Después de unos años, el padre de Julián trajo un monje sabio para que se encargara de educarlo, así Julián aprendió muchas cosas, entre ellas a cazar, a Julián le encantaba cazar le fascinaba matar animales, no le importaba la vida de los animales.

Un día como cualquier otro, Julián salió de caza por la mañana, mató muchos animales como siempre. Pero al fin de la tarde mientras se recostaba sobre un arbusto pudo observar a un ciervo, una cierva y un cervatillo, primero mató al cervatillo, entonces la cierva gritó, así que la golpeó matándola al instante, luego le disparó una flecha al ciervo pero el ciervo herido saltó al instante diciéndole: “¡Maldito seas! ¡Maldito! ¡Maldito! ¡Alma cruel! ¡Un día asesinarás a tus padres!”

Esa noche, Julián al llegar a su casa pasó toda la noche creyendo oír al ciervo.

Se enfermó, los médicos no podían tener un diagnostico claro sobre su enfermedad. Pero luego de tres meses poco a poco se fue recuperando, sin embargo ya no quería volver a cazar.

Su padre para animarlo le regaló una espada, pero cuando Julián se acerca a cogerla, como está muy pesada, esta se le cae de las manos rozando la vestimenta de su padre. Julián se asustó mucho por lo ocurrido y desde entonces odio las armas.

Su padre le ordenó que volviera a cazar así que él aceptó.

Una tarde de verano mientras en que la neblina desdibuja las cosas. Julián se hallaba bajo un árbol, cuando distinguió dos alas blancas que revoloteaban. Disparó su ballesta, seguro de que se trataba de una cigüeña.

Oyó entonces, un grito angustiado: era su madre, cuya toca estaba en la pared, sostenida por una flecha que la atravesaba.

Julián decidió huir del castillo y así lo hizo se fue y no volvió jamás.

En el instante en que Julián salió del castillo, pasaban por allí una banda de aventureros, así que se incorporo a ellos.

Entonces conoció el hambre, el frío, la sed, la miseria y las enfermedades. Tuvo que adaptarse a soportar el sonido de los combates y la compañía de los moribundos. Su piel se dañó mucho por el contacto del sol y del viento, se endureció su cuerpo.

Por sus condiciones humanas y por su carácter valeroso, fuerte y prudente, sus compañeros lo eligieron el líder para una compañía.

Su ejército creció y se hizo famoso, ayudó a muchos emperadores y gobernantes. Derrotó trogloditas y antropófagos.

En una ocasión Julián ayudo al emperador de Occitania, y este en recompensa le ofreció parte de su reino, pero Julián no aceptó, tampoco acepto su reino completo, así que el emperador le presento a su hija, una joven muy hermosa; Julián se casó con ella. Después de la fiesta se fueron a vivir a una nueva mansión.

Julián vivía rodeado por un pueblo tranquilo que lo respetaba mucho.

Cada vez que algún príncipe lo invitaba a cazar, el no aceptaba porque sentía que así evitaría el cumplimiento del vaticinio

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