La importancia de la ética en la contabilidad

¿Es suficiente la existencia de un cuerpo normativo para evitar comportamientos “poco éticos” que han generado grandes escándalos como el caso de las cuentas de Bankia?

La Quilla Lunática

En general, la ética es un concepto moral que guía la conducta y el accionar del individuo en todos sus ámbitos hacia comportamientos denominados “deseables”. En el ámbito profesional, hablamos de ética cuando queremos definir un conjunto de deberes mínimamente exigibles a los profesionales en el desempeño de su actividad, entre los cuales destaca la integridad, honestidad, objetividad, etc.

En la profesión contable, la ética profesional resulta de especial relevancia, dado que su característica distintiva se basa en la existencia de una aceptación por parte del profesional contable de la responsabilidad de actuar a favor del interés público, es decir, que el quehacer del profesional contable no responde exclusivamente a satisfacer las necesidades de un cliente o empleador individual (19º Congreso Nacional de Profesionales en Ciencias Económicas de Mendoza, 2012).

La relevancia de la ética en la profesión contable se evidencia en la necesidad que este conjunto de deberes mínimos se plasme en un cuerpo normativo denominado Código de Ética, aprobado en el 2007 por la Junta de Decanos de los Colegios de contadores, el mismo que se encuentra basado en el documento elaborado por la Federación Internacional de Contadores (IFAC) (Punto Contable, 2008).

El conflicto ético surge cuando el profesional contable se enfrenta a la posibilidad generar buenos resultados económicos (para sí o para la empresa) como consecuencia del desarrollo de comportamientos “no éticos”, principalmente en sociedades en las que el beneficio económico es asociado al concepto de “triunfo”. Entonces, ¿es suficiente la existencia de un cuerpo normativo para evitar comportamientos “poco éticos” que han generado grandes escándalos como el caso de las cuentas de Bankia?.

Para contestar esta pregunta se debe considerar, en principio, que la existencia de una norma no garantiza por sí misma la eliminación de comportamientos poco éticos, pues el ejercicio de la profesión –de cualquier profesión– debe orientarse hacia lo ético, no porque lo diga una norma, sino como fruto de una reflexión atenta y ponderada de la responsabilidad que conlleva.

Sin embargo, también es cierto que lo que puede parecer ético para algunas personas, no necesariamente va a serlo para otras. De la misma forma, lo que es ético bajo ciertas condiciones, puede no serlo bajo otras. En ese contexto, la existencia de una norma permite unificar los criterios éticos que resultarán universales para toda la profesión contable y que guiarán el accionar del profesional contable dentro de la empresa.

Para ello, es necesario que exista una voluntad de aplicar el Código de Ética no sólo del profesional contable, sino de los directivos de la empresa, sea cual fuere el escenario económico por el que atraviese esta, y en mayor medida en el caso que se presente un escenario económico negativo, ya que este siempre será siempre un incentivo para tratar de maquillar las cuentas.

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