La importancia del comercio

Entendido como una de las actividades económicas más importantes del ser humano, el comercio es aquella actividad que otorga una gran variedad de beneficios de los cuales su propósito consiste en adquirir ciertos productos para satisfacer la necesidad social y a su vez también permite vender la mercancía producida dentro del ámbito empresarial, consiguiendo así su distribución, ya sea dentro del territorio nacional o internacional.

El comercio es al mismo tiempo una actividad dinámica que evita el cierre geográfico y político de las comunidades, y que requiere para funcionar correctamente el contacto e intercambio permanente entre diversas comunidades, por lo cual permite al ser humano abrir paso hacia el mundo de la globalización.

Mencionando la importancia del comercio es muy lógico el por qué la sociedad se desarrolla dentro del ámbito comercial y empresarial, por lo cual la creación de una sociedad mercantil suele ser más común en la actualidad. El nacimiento de la sociedad mercantil como persona jurídica está ligado a determinadas formalidades del comercio.

La sociedad mercantil actúa como una individualidad con nombre propio, tiene capacidad para la contratación, y frente a los socios aparece como un sujeto distinto a cada uno de ellos, con derechos y obligaciones propios. Las sociedades de personas son una forma popular de organización, pues en conjunto proporcionan un medio conveniente y poco costoso de combinación del capital y de habilidades especiales de dos o más personas para lograr conseguir un beneficio en común. La sociedad no es una entidad legal separada en sí misma, sino simplemente es una asociación voluntaria de individuos.

Para que una sociedad pueda constituirse como tal, es necesario que esta tenga personalidad jurídica, esto significa que la sociedad es una entidad de derecho y es una persona moral que puede adquirir derechos y obligaciones, al igual que una persona física, y es susceptible de ser representada y de actuar por sí misma en la vida de los negocios.

Por ser la sociedad una persona jurídica, tiene un patrimonio propio, los bienes que aportan los socios pasan de la propiedad de estos a la propiedad de este nuevo ser de derecho que nace con el solo hecho de celebrarse una sociedad. Otro elemento de la personalidad jurídica de la sociedad, la constituye la circunstancia de que ella tiene un domicilio propio, distinto del que pudiera tener cada uno de los socios, ya que queda estipulado en la acta constitutiva, por la misma razón la sociedad posee un nombre propio, según sea el tipo de sociedad.

Las sociedades mercantiles se rigen por la ley general de sociedades mercantiles, en la cual deberán constar los requisitos para su formulación dentro de una escritura social conocida también como acta constitutiva, esta deberá ser inscrita ante un notario público oficial quien dará fe de su solicitud y esta a su vez deberá ser inscrita en el registro público de comercio.

Para definir cuál es la sociedad más conveniente dependerá de varios factores, como el tipo de empresa, la actividad a desarrollar, la duración, la cantidad de socios, el capital, los riesgos que implica el negocio, los gastos de constitución y más.

En México, en cuanto a lo que refiere a las sociedades mercantiles una de las más usuales es la sociedad anónima, esta es la forma jurídica mediante la cual se desarrollan las actividades de una empresa dentro del capitalismo moderno. En esta sociedad, la ley de sociedades mercantiles establece que es la que existe bajo una denominación y se compone exclusivamente de socios cuya obligación se limita al pago de sus acciones, es una de las sociedades más utilizadas y se reconoce fácilmente por su abreviatura S. A.

Esta sociedad mercantil puede constituirse bajo el régimen de capital variable (C.V.), por lo tanto, no debe pensarse que la sociedad de capital variable es una sociedad diferente; es decir que cualquier tipo de sociedad puede adoptar esta modalidad. Este término es utilizado con el objetivo de ser susceptible de aumento por aportaciones posteriores de los socios o por admisión de nuevos socios, y por disminución de dicho capital parcial o total de aportaciones, sin grandes formalidades.

Las sociedades anónimas son en su mayoría fundadas con el propósito de limitar la propia responsabilidad, pues es aquella sociedad mercantil en la cual cuyos titulares lo son en virtud de una participación en el capital social a través de títulos o acciones nominativos que servirán para acreditar y transmitir la calidad y los derechos de socio, y se regirán por las disposiciones relativas a los valores literales inscritos en el acta constitutiva. Las acciones serán de igual valor y conferirán iguales derechos. Los accionistas no responden con su patrimonio personal de las deudas de la sociedad, sino únicamente se responde con hasta la cantidad máxima del capital aportado.

El auge actual de las sociedades anónimas es debido a importantes ventajas derivadas de esta forma asociativa, pues además de encontrar la limitación de la responsabilidad de los socios la cual es fundamental, también encontramos que la estabilidad es mucho mayor en este tipo de sociedades, así como otros factores en los cuales se incluyen el carácter generalmente transferible de sus acciones, la forma de administración, la gestión está centralizada que es ejercida por órganos elegidos por los accionistas, la facilidad de financiación tanto propia como ajena empleando menos capital del cual fuera más elevando en caso de ser un solo dueño tratando de poner una gran empresa.

Esta sociedad es conformada por una asamblea general de accionistas el cual es el órgano supremo de la sociedad y que cuenta con la facultad de acordar y ratificar todos los actos, operaciones y resoluciones que sean necesarias para el buen funcionamiento de la sociedad.

La sociedad anónima, para su vida diaria necesita de valerse de un órgano administrativo que lleve a cabo la gestión cotidiana de la sociedad y la represente en sus relaciones jurídicas con terceros, esta estará a cargo de uno o varios mandatarios temporales y revocables, que podrán ser socios o personas extrañas a la sociedad. La estructura del órgano de administración de una sociedad constituye una de las menciones más importantes de los estatutos. En general los ordenamientos jurídicos permiten que cada sociedad pueda organizar su administración de la forma que estime más conveniente, no impone una estructura rígida y predetermina al órgano administrativo y faculta a los estatutos para determinar entre varias formas alternativas.

También debe ser conformada de un órgano de vigilancia el cual deberá estar facultado por los accionistas de la asamblea para el control del legalidad y controles de mérito, la cual estará a cargo

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