Liderzgo. Toma de decisiones por resultados

Toma de decisiones por resultados.

Todos tomamos una amplia gama de decisiones todos los días, cualquiera que sea nuestro rol. Pueden ser complejos, con la participación de muchas partes interesadas, o sencillos. Las decisiones impulsan la acción, por lo que para hacer las cosas, debe desarrollar habilidades efectivas para la toma de decisiones.

Deberá tomar decisiones en diferentes situaciones, por lo que es importante comprender el contexto en el que está tomando cualquier decisión. Ser claro acerca de las funciones y responsabilidades de las personas, los enfoques que puede adoptar y el entorno en el que se encuentra lo ayudarán a enmarcar su decisión y definir sus objetivos para obtener resultados efectivos.

Tomar decisiones: es lo que hacen los gerentes y líderes. Tomamos decisiones sobre tácticas, personas y estrategia durante todo el día. Las decisiones impulsan a las organizaciones hacia adelante. En mi experiencia como consultor de estrategia organizacional, he visto muchas empresas conocidas y respetadas perder oportunidades porque los ejecutivos no pueden o no quieren tomar una decisión. La buena noticia es que puede superar esos cuellos de botella siguiendo algunas reglas. Cuando lo pensamos, las empresas deben tomar decisiones para impulsar los resultados.

Primero, involucre a las personas adecuadas. Ni demasiados ni demasiado pocos: las personas adecuadas. Es tentador pensar en la toma de decisiones como algo que tiene que pasar por la cadena de mando, pero todos sabemos que las conversaciones reales que conducen al consenso y al cierre no siempre se ajustan a un organigrama. Y no necesitan hacerlo. Considere el factor de costo de tomar decisiones. ¿Los altos cargos están involucrados en problemas que podrían resolverse sin ellos? ¿Se incorporaron demasiado tarde algunos grupos clave que deben participar, como TI o legal? ¿La cantidad de tiempo dedicado a la decisión es proporcional a la escala de la decisión? Y todos hemos sido parte de reuniones donde la decisión es volver a reunirnos el próximo martes. Bueno, eso no es una decisión, porque no hay acción o resultados medibles.

La segunda regla es volverse ágil. Las empresas de alto rendimiento tienden a tener reglas de toma de decisiones menos estrictas y procesos engorrosos. En cambio, enfatizan los valores fundamentales y un lenguaje común compartido por todos, desde el director ejecutivo hacia abajo. Genere consenso sobre la clasificación de las decisiones en tres categorías: estratégicas, cotidianas y urgentes. ¿Nos reunimos para decidir un amplio plan de acción con miras a los años venideros? ¿O estamos tratando de resolver los problemas de hoy en día? ¿Y podemos estar de acuerdo sobre qué tipo de decisión realmente necesita nuestra atención inmediata?

Si pone a las personas adecuadas en el lugar, con los procesos correctos, lo que queda es ser riguroso. Cuando esté listo para tomar una decisión, debe poder explicar por qué es el movimiento correcto. Aplicar un enfoque analítico y medir los resultados. Con demasiada frecuencia, las personas pasan de una decisión sin detenerse a verificar: Oye, ¿lo hicimos bien? ¿O incluso implementamos la decisión como acordamos? Asegúrese de tener reglas básicas claras sobre quién participa y cómo interactúan.

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