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Murió el apalochi.


Enviado por   •  27 de Septiembre de 2016  •  Ensayo  •  1.327 Palabras (6 Páginas)  •  544 Visitas

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Murió el apalochi

Gustavo A Maldonado M-Belem Martínez M.

Eran días de marzo cerca de la semana santa, la primavera iba ya adornando los valles y los cerros y nos dirigíamos a Wawachera. Habíamos salido muy temprano mi mamá y yo junto con mi hermano menor Julio, íbamos a ver a mi su sú  (abuela materna) Socorro porque mi apalochi (abuelo materno) Tomás había muerto. No sabíamos ni de qué. Mi tío Ramón quien va y viene seguido de la ciudad a la sierra porque trabaja en los ranchos cercanos, nos dio la noticia y solo dijo que mi apalochi tenía días enfermo, que tosía mucho y que se quejaba del pecho.

Teníamos entonces que llegar hasta donde vive mí su sú. Primero llegamos en un camión a Nonoava y debíamos caminar una hora para llegar al Álamo y luego de pasar por ahí, un día entero de camino para poder llegar a nuestro destino, Wawachera. Todo esto a pie porque no hay caminos para las trocas, y aunque los hubiera, no tenemos para pagar, además nos gusta caminar, ver y recordar lo que vivimos alguna vez en la tierra que nos vio nacer. Bueno, por lo menos a mí, porque Julio es más chico, tiene once años, él nació en la ciudad, yo si nací en la sierra. Cuando cumplí seis años nos fuimos a la ciudad porque éramos muy pobres;

Mi papá se había ido allá y logró conseguir trabajo en “la obra”, sin embargo, al poco tiempo de estar en la ciudad, al cabo de unos dos años, nos dejó y fue entonces cuando mi mamá y yo tuvimos que trabajar. No por ello dejé de estudiar, sino que hacía el esfuerzo de hacer ambas cosas.

Cuando llegamos al Álamo nos encontramos con varios conocidos ralámuri que iban y venían de paso a otras comunidades en la sierra. Ahí nos topamos con mi tío Ramón, quien venía de La mora, que también iba a ver a mí su sú y a mi apalochi que había muerto. Dijo que unas horas antes de vernos, ahí mismo en el Álamo, se había encontrado con mi tía Luisa, quien ya había visto a la su sú y había estado con ella antes de que muriera apalochi Tomás, pero como  ella vivía en La mora, había regresado con su familia y cuando el tío Ramón la vio ella ya iba rumbo a Wawachera.

El tío Ramón nos comentó que apalochi Tomás había caído muerto cerca de su casa  -andaba con los chivos-  dijo.

Apalochi Tomás tenía unos cuatro chivos y una vaca. Hacía tiempo que había estado tratando de sembrar pero como no llovía por la sequía no se le dio nada. Era muy necio y cuando se enfermaba trataba de disimular y fingir que no le  pasaba nada, además siempre conservó la costumbre de salir por las mañanas a llevarse a los chivos al cerro y caminar, pero esta vez al regresar, por el esfuerzo que había hecho, más días de estar enfermo y lo flaco que estaba, no soportó ni pudo terminar su camino. A su regreso se cayó y tosía mucho.

Dicen que lo encontró Jorge, un ralámuri vecino de su sú, y que cuando lo encontró, Tomás ya no podía ni hablar, así que lo levantó pero seguía tosiendo y luego, de un momento a otro, dejó de toser, así nada más. Jorge y otro señor lo llevaron pronto a casa pero ya llegó muerto.

Mientras mi tío Ramón nos contaba lo sucedido, habíamos dejado atrás el Álamo y caminábamos rumbo a Wawacherare, se nos hizo noche y tuvimos que quedarnos en el camino cerca de unos frondosos pinos.

Muy al inicio del amanecer despertamos y seguimos caminando para horas más tarde llegar a wawachera.

Tenía años sin recorrer esos caminos. El trayecto fue muy agradable, más que nada ver amanecer, y cuando Julio me decía que había visto muliki  (tortuga) cerca de las piedras, ahí estaba, a paso lento, casi como el sol saliendo. Cuando llegamos por fin a Wawacherare, Julio jugaba con un gato que nos había seguido…- ¡mussa! (gato) - gritaba y se reía. Entonces llegamos a la casa de su sú, ahí nos dieron de comer remeke (tortilla)

y muni  (frijol) porque no habíamos comido desde que salimos de la ciudad. Julio es muy inquieto, quería jugar, así que se salió de la casa. Decía haber visto un  rowi (conejo). Era todavía un niño y como tenía unos dos o tres años sin  estar en la sierra y ver animales, estaba alborotado.  Los demás nos reunimos en un cuarto donde estaba apalochi tendido y envuelto en cobijas entre cuatro estacas y una cruz clavada en el suelo. En

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