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Enviado por Guticcita • 26 de Septiembre de 2011 • 4.610 Palabras (19 Páginas) • 1.818 Visitas
RESÚMEN:
Indagar acerca de las relaciones entre la Biología y la Antropología es una de las metas más importantes de los seres humanos. Somos individuos sociales, pero no somos los únicos seres sociales existentes en el planeta, entonces la pregunta salta a la vista: ¿Existe una correlación gradual entre las sociedades animales y las sociedades humanas?, ¿Hay alguna relación causal entre ambos fenómenos?. Este artículo pretende echar alguna luz sobre estas cuestiones y algunas otras concernientes a la Biología Evolutiva
INTRODUCCIÓN:
El análisis evolutivo dentro de las Ciencias Biológicas siempre fue un enorme desafío por cuanto que contiene un obstáculo epistemológico importante: ¿qué estrato biológico es aquél que evoluciona?.
Entendemos la evolución como la lucha permanente entre dos fuerzas mayores: fuerzas de cambio que son intrínsecas a las del pool génico y fuerzas de selección natural que son extrínsecas a las poblaciones.
Las fuerzas de cambio constituyen aquel material crudo e informe sobre el que la selección natural moldea a los individuos. Pues resulta que esta escultora nunca tiene el mismo modelo óptimo y como nos explica Leigh Van Valen en su modelo de la Reina Roja, todos los días el ecosistema cambia en mayor o menor medida moldeando a la población según patrones de selección natural cambiantes. El material crudo está organizado en niveles crecientes de complejidad en los que podemos establecer que los átomos se organizan en moléculas que se organizan en macromoléculas que constituyen células que conforman tejidos y así sucesivamente hasta llegar al concepto de ecosistema. Es así como las fuerzas del cambio pueden producirse en diferentes niveles y no solo en uno. Las Ciencias naturales desarrolladas durante la revolución Industrial tales como la Física y la Química, desde sus inicios, han revelado que la unión de las partes no constituye el todo, sino que por el contrario existen propiedades emergentes de la coexistencia e interacción de los diferentes niveles de complejidad y, aunque el paradigma positivista mecanicista sostuviera que el todo es explicado por las partes, no podrá negarse que una locomotora no es la simple suma de engranajes y de piezas más energía, sino que la disposición de las piezas y el modo en que la energía se transforma son elementos fundamentales para la producción de la propiedad emergente que llamamos movimiento.
El ejemplo más sobresaliente de lo que queremos decir lo constituye la mutación puntual consistente en el cambio de un nucleótido del ADN y cuyo error o cambio se proyecta (y creemos puede potenciarse) en otros estratos de la materia viva. La altura, dentro de una línea de complejidad creciente a la que llega tal cambio, dependerá del sistema de amortiguación que posea cada nivel de complejidad en sí mismo, así como también del tipo de cambio efectuado, vale decir, en que sector del ADN se ha producido. Una inversión cromosómica, que es una mutación en el ADN de gran complejidad estructural puede producir cambios enormes en la morfología de sus portadores. Esa morfología novedosa a su vez, puede o no incidir en la capacidad reproductiva de su portador y esparcirse o no en la población. Es decir que existen frenos al ascenso del cambio dentro de la línea ascendente de complejidad. Algunas modificaciones se dan en cierto nivel y ascienden hasta cierto punto más o menos evidente hasta llegar al nivel poblacional.
Pero a diferencia de lo que ocurre en materia de lo concreto como puede ser un cromosoma o una población, la selección natural es invisible y cada área de las Ciencias Evolutivas establece que su efecto deja una larga evidencia, como si por allí hubiese pasado algún tipo de viento que remodeló el paisaje.
Cierta Genética de poblaciones, al mejor estilo de la revolución industrial, establece que el objeto de cambio único en la especie es el gen y por lo tanto ese cambio trasciende los diferentes niveles de complejidad hasta llegar a la población de forma directa y sin mediación. Dentro mismo del seno de la Genética de poblaciones surgieron posiciones contrapuestas que pusieron en controversia esta idea tan rígida acerca del origen del cambio evolutivo.
Otras áreas (FIGURA DE LA PORTADA) tales como la Paleontología, Embriología y Ecología se oponen a esta posición rígida y llevan a su nivel de organización estudiado (la Embriología al nivel de tejidos, la Ecología al nivel suprainidvidual, etc.) la disputa y establecen que, en definitiva, no todos los cambios que ocurren en la biología se deben al gen (Pere Alberch 1980). No discutiremos aquí el aspecto macroevolutivo de la cuestión pero sí coincidimos en que el cambio se da en cualquier nivel de complejidad existente y consideramos que la selección natural es una suerte de mar que baña las diferentes playas de los distintos niveles de organización y toma las vidas de quienes no son aptos. Como mar, sus movimientos no son predecibles (Van Valen) (FIGURA 2) y puede haber épocas de selección dura combinadas con épocas de selección blanda (Charlesworth, Templeton, etc.) como si esta manera de moverse, mediante oleadas remodelara los paisajes de las diferentes playas donde opera. Siendo la Genética el eslabón más inferior de la gradación surge la pregunta: ¿puede la Genética dar cuenta de todos los fenómenos evolutivos?.
Hasta aquí queda claro que los diferentes niveles de complejidad determinan, también diferentes desafíos que proponen novedades exitosas según se ubique la marea de la selección natural durante ese período.
Entre esas novedades surge una muy a cuento de nuestro análisis: la sociedad.
LA SOCIEDAD:
A diferencia de otras novedades evolutivas como la piel con pelo, propia de la línea mamífera de Evolución, la sociedad surgió en varias oportunidades en distintas líneas evolutivas que incluyen Mamíferos, Aves, probablemente Reptiles, Insectos, Crustáceos, etc. . Pero comportamientos sociales existen muchos y en diferente grado, y son, justamente, estos grados de sociabilidad nuestro objeto de estudio. Hasta aquí queda claro que los diferentes niveles de complejidad determinan, también diferentes desafíos que proponen novedades exitosas según se ubique la marea de la selección natural durante ese período.
Indudablemente la sociedad es una propiedad emergente de la población: por razones puramente técnicas un individuo aislado no constituye una sociedad. Si esta novedad evolutiva surge de un cambio en un grupo de genes, en un solo gen, en un tejido, en una población, es algo que aún no está definido, pero sí sabemos que ha sido altamente seleccionada en varias oportunidades. En la mayoría
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