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Politicas De Venezuela


Enviado por   •  7 de Agosto de 2014  •  6.105 Palabras (25 Páginas)  •  280 Visitas

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PUNTO 1 DE LA DIAPOSITIVA 3 A LA 6

POLARIZACION SOCIAL Y POLITICA EN VENEZUELA

Venezuela se ve envuelta en este concepto a raíz de la controversial situación política actual, que ha fracturado de forma profunda la sociedad creándose así dos grupos polarizados (que no incluyen a toda la sociedad) y en continuo conflicto. En nuestro día a día se ve con preocupación como esto empeora y el fenómeno de polarización se hace más acentuado; lo que nos lleva a investigar y tratar de conocer más sobre este, en la búsqueda de una solución.

Se continúa con una serie de definiciones que servirán de abreboca en el camino del conocimiento de la polarización.

La polarización del grupo se da en la toma de decisiones de este, ya que el juicio grupal tiende a extremarse ante, cualquier situación, se va hacia la postura inicialmente dominante aunque con una acentuación mucho mayor. La polarización extrema es llamada Pensamiento De Grupo y ocurre cuando un grupo muy homogéneo toma una posición unánime derivándose así un grave deterioro de la percepción de la realidad. (León, Barriga, Gómez y cols., 1998)

La polarización social puede ser entendida como el resultado de la desigualdad extrema de ideologías entre los grupos, tomando como base la definición de ideología dada por Montero, (1984) donde esta es entendida como el sistema de actitudes, valores, representaciones y creencias que buscan justificar una situación política y socio-económica, distorsionando con tal esfuerzo, lo que la contradice.

La polarización es entendida, no sólo como la acentuación en general de las desigualdades, sino como un despliegue de esas desigualdades en una dirección específica, que implica la multiplicación de las distancias entre los individuos y entre los extremos del espectro social, con los polos de riqueza y de pobreza reproduciéndose aceleradamente, alejándose el uno del otro y creando con ello escenarios presentes y futuros de creciente conflictividad. (Estay, 1998). Aunque es obvio que se hace referencia principalmente a la polarización económica, este concepto también es aplicable a la polarización política que es la que realmente se esta viviendo en Venezuela, y aunque no este del todo relacionado con lo económico si se puede decir, de forma muy general se podría ver que políticamente también han tendido ha agruparse ricos y pobres.

Finalmente a manera de resumen se puede entender como polarización social, la tendencia a extremar opiniones quedando eliminados casi por completo los puntos medios.

A fines de los ochenta, la democracia venezolana sufrió una aguda crisis económica y un profundo vacío de poder debido a la pérdida de la legitimidad de los partidos políticos existentes. Esta situación desembocó en 1998 en la elección presidencial de Hugo Chávez a la Presidencia, quien hizo aflorar la gran desigualdad socioeconómica que encubría la polarización social y política, y propuso un proceso constituyente que dio lugar a la Constitución de 1999. Tal Constitución enfatizó la participación como la base de la legitimidad política e incorporó un modelo de democracia «participativa y protagónica» que incluía los valores asociados con la democracia social y de derechos (Art. 5); también incorporó mecanismos de la democracia representativa y los valores asociados con la democracia liberal, presentes en la Constitución de 1961.

De este modo, la Constitución de 1999 recogió dos visiones sobre la democracia: la liberal-representativa y la participativa-protagónica. Cada una fue favorecida por diferentes actores sociales y políticos, creándose graves divergencias sobre los mecanismos democráticos para resolver los conflictos y dirimir las diferencias en los valores que debían priorizarse a la hora de diseñar las políticas públicas. La oposición y las élites políticas que detentaron la hegemonía en la «cuarta república» siguieron dando prioridad a los valores de la democracia liberal (la libertad de expresión y la propiedad privada entre otros), mientras que el Gobierno y sus adeptos tendieron a priorizar valores de la democracia social (la igualdad social, por ejemplo, que constituye uno de los puntales de la denominada «quinta república»).

Este énfasis constitucional en la participación llevó al presidente Chávez a la conclusión de que la legitimidad de las políticas públicas dependía de la participación ciudadana, por lo que propuso un nuevo modelo de democracia participativa en el cual «el soberano, la comunidad, el pueblo o la sociedad» (términos equivalentes para definir a la sociedad o pueblo organizado) se constituyen en el actor privilegiado de esta participación y en el termómetro de la legitimidad del Gobierno.

Uno de los resultados no contemplados en este modelo de democracia participativa fue el surgimiento de una dinámica de acción simbólica en la cual los diferentes públicos se movilizaron masivamente para demostrar su poder y legitimidad política y expresar su agrado o descontento con el Gobierno: tanto los simpatizantes del Gobierno como los de la oposición tomaron las calles a lo largo de los conflictos políticos ocurridos entre el 2000 y el 2009 realizando marchas y contramarchas en un intento por persuadir al «otro» de su fuerza o superioridad numérica.

Como consecuencia, se institucionalizó una dinámica social para enfrentar los conflictos e intentar resolver los problemas que se basó en una matriz divisoria de los espacios ciudadanos, los actores pro Gobierno y de la oposición buscaron solucionar los problemas del país desde distintos grupos, organizaciones, instituciones, visiones y perspectivas de la democracia. Ello dio lugar a la creación de instituciones paralelas («Misiones») y nuevas organizaciones (Círculos Bolivarianos, Comités de Tierra Urbana, Mesas Técnicas del Agua, etc.) donde participaron fundamentalmente los afectos al Gobierno; la oposición, o bien siguió participando en las organizaciones de la sociedad civil preexistentes (Asamblea de Educación, la Escuela de Vecinos), o creó nuevas organizaciones (Asambleas de Ciudadanos, Mujeres por la Libertad, Gente de Petróleo).

Esta separación de los espacios ciudadanos y de participación tendió a agudizar la dinámica polarizante entre la oposición y los adeptos al presidente Chávez (García-Guadilla, 2007) y contribuyó a que el conflicto político en Venezuela pueda ser interpretado mediante la narrativa de la «lucha existencial». Acuñada por el autoproclamado intelectual del régimen nazi Carl Schmitt (1996), la «lucha existencial» define el conflicto político como una guerra entre enemigos lo suficientemente fuertes para enfrentarse. En contraste con la definición pragmática de Max Weber que entiende la política como una competencia entre intereses cuyo fin es garantizar

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