Propiedad intelectual y monopolios

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Basado en lo mencionado en la lectura referente principalmente a la propiedad intelectual y la existencia de monopolios la cual se fundamenta con lo estipulado en la constitución política de los Estados Unidos Mexicanos, podemos destacar varias ideas básicas y a manera de introducción partiremos de lo que inicialmente se estipula en la misma ya que como tal “nuestra Constitución prohíbe la conformación de monopolios”, sin embargo, los derechos de explotación exclusiva que se conceden a los autores y a los inventores son reconocidos por la propia Constitución como una excepción a la prohibición de monopolios, es decir, como una especia de monopolio permitido.[pic 7]

Los regímenes de propiedad intelectual y competencia económica (entendida ésta según el criterio institucional que expresa la lectura) comparten objetivos comunes a consecuencia del desarrollo tecnológico y el bienestar del consumidor. De ese modo se puede justificar la exclusividad que concede la mayoría de los derechos de propiedad intelectual a su titular. Los derechos de propiedad intelectual son monopolios legales. No se traducen, inevitablemente en monopolios en sentido económico. Con todo, pueden ser fuente de una posición monopolística o dominante en un determinado mercado relevante si otorgan a su titular el poder de mercado necesario para configurarla.

A efecto de determinar la existencia de una posición monopolística o dominante soportada sobre derechos de propiedad intelectual, dentro de los análisis de sustitución de demanda y de oferta necesarios en la delimitación de lo que constituye un mercado relevante, debe considerarse características generales que ofrece el conjunto de aquellos derechos y otras peculiaridades de cada título o categoría. Como características generales, podemos mencionar la exclusividad legalmente garantizada por el derecho, la diferenciación de productos que esos derechos permiten y los efectos de redes y estandarización que algunos posibilitan. En cuanto a las características peculiares, hay que atender al objeto protegido por el derecho, al conjunto de facultades conferidas al titular y a las excepciones impuestas a éstas.

Es necesario siempre tener presente que la conexión entre el principio de la libre competencia y los derechos de propiedad intelectual debe instaurarse necesariamente en un marco de independencia que garanticen la existencia de signos que desempeñen una destacada función competitiva legalmente aceptada pero fuera de la libre competencia por su naturaleza de exclusividad.

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