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Relación ética Responsabilidad Social


Enviado por   •  8 de Mayo de 2013  •  2.471 Palabras (10 Páginas)  •  871 Visitas

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Relación ética responsabilidad social

Por: Luis Fernando Moreno Garzón

Oscar Enrique Gómez Rodríguez

Tratar de desligar la responsabilidad social empresarial de la ética, resulta casi

imposible de hacer, ya que sin el marco ético difícilmente la empresa podrá dar cuentas

de todos sus actos frente a los diferentes grupos de interés que afecta para cumplir con

sus objetivos. Qué sucedería entonces si una empresa se desliga del marco ético para

tomar sus decisiones; cuáles serían los medios que se valdría para alcanzar estos fines;

cómo lograr que una empresa se sostenga en el mercado cuándo existen actores que la

observan y finalmente, que sería de la reputación de una empresa sin una conducta

moral basada en el respeto por los deberes y derechos de las personas.

Para responder estas inquietudes, se requiere hacer un recorrido interdisciplinario de la

mano de especialistas que nos muestren la relación armónica que debe existir entre la

ética y la responsabilidad social. Así mismo, una mirada sobre las diferentes perspectivas

de la ética, que nos permitan establecer los fines y límites que permiten que las

empresas puedan establecer sus marcos morales, mediante los cuales, puedan

reflexionar constantemente sobre sus propias decisiones y juicios, y la manera como

estas afectan a las personas dentro y fuera de la organización.

En principio, toda empresa esta constituida por personas que en torno a unos objetivos o

fines las llevan establecer prioridades en sus prácticas administrativas de acuerdo con la

visión de sus directivos. Al respecto, existen casos en los que directivos empresariales

priorizan los fines económicos, de tal manera, que todas su acciones dentro y fuera de

estas, se centran en la obtención de segmentos del mercado que les asegure a toda

costa las ventas de sus bienes y servicios, sin importar las consecuencias negativas a

nivel social y ambiental que pudiesen ocasionar en sus grupos de interés.

Sin embargo, esta situación puede cambiarse cuando las buenas prácticas empresariales

se fundamentan desde lo que Erazo (2006) denomina perspectiva ética, en donde los

fines de la empresa se subordinan a los fines sociales, de tal manera, que estas centren

sus decisiones en los aportes al desarrollo humano que han de enmarcarse dentro del

criterio básico de la ética, estos es , aquello que todos podemos considerar como

básicamente bueno: tratar humanamente a cada ser humano1.

Bajo esta tendencia el panorama utilitarista de una sociedad de mercado se transforma

mediante la competencia sana y honrada. Esta concepción humanista, sitúa

positivamente a la empresa en el papel protagónico que esta desempeñando en la

sociedad que estamos viviendo. Así mismo, valida su existencia y mantiene su reputación

mediante una relación estrecha entre las empresas y la sociedad, especialmente

mediada por lo que Erazo denomina “un nuevo contrato social, el cual implica el

acuerdo sobre el respeto a los derechos y deberes de las personas, dentro de una

concepción donde las personas tienen prioridad sobre las empresas y el mercado,(

Solarte, R, 2005, pág 15).

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Es bajo esta perspectiva ética, mediante la cual se manifiesta la responsabilidad social

empresarial, que para Guedez (2004 )es la expresión social de la conducta ética2. La

cual se presenta, cuando las empresas alinean su que hacer económico a los fines

sociales para los cuales fueron constituidas. Al igual que Erazo, Guedez invita a las

empresas a centrar sus prácticas en la ética a riesgo de que estas pierdan su prestigio en

la sociedad que las sostiene con lo cual asegurarían una muerte lenta y segura, dado

que “sin ética, personal e institucional, difícilmente se puede contribuir una reputación

empresarial.3 ”

Ante el panorama expuesto, las empresas deberán apostar por centrar su quehacer en

las buenas prácticas, situación que les asegura una subsistencia armónica en el mercado

en el cual se desenvuelven; es por ello que “los humanistas recomiendan el uso de la

razón para fundamentar los juicios éticos, donde el punto decisivo esta centrado en el

conocimiento, como factor esencial para formular elecciones éticas, así mismo

argumentan el respeto por una ética de principios”4, que les eviten a las empresas

incurrir en prácticas que aferradas en la obtención de mercados a costa del maltrato de

sus trabajadores, o condiciones injustas con sus proveedores o cualquiera de sus grupos

de interés, cayendo en aquella máxima “del fin justifica los medios”. Por el contrario,

argumenta Mayorga que “esta situación se puede evitar cuando se aplica la ética de

principios en que “los fines están moldeados por los medios, y existen límites acerca

de lo que nos está permitido hacer”5

Por tanto, una conducta guiada por el humanismo permitirá a las empresas establecer

sus propios límites dentro del ámbito en el que se desvuelven, mediante acciones

enmarcadas en la libertad humana, que según Mayorga “les implica estar regidas, por el

espíritu de la solidaridad humana, y estar comprometidas con la tolerancia, el

pluralismo y los derechos humanos”6. Este autor profundiza aun más en el tema cuando

relaciona el Humanismo como una filosofía de la libertad humana, puesto que los

humanistas promueven un orden social que protege la dignidad, las libertades

individuales, la justicia social, los derechos fundamentales y el Estado de Derecho.

Desde el punto de vista empresarial, este aspecto es un desafío interesante, dado que

Mayorga considera que bajo el humanismo se podrán “constantemente explorar vías que

incrementen la libertad, la responsabilidad y la posibilidad de ser felices en un mundo

crecientemente complejo”. Será entonces, la selección de estas vías las que les

permitirían a las organizaciones, utilizar o no los medios promuevan fines de las

empresas, tales como el respeto a los derechos y deberes de las personas, dentro de una

concepción donde las personas tienen prioridad sobre las empresas y el mercado, en

otras palabras ceñirse al nuevo contrato social.

Este aspecto nos induce a pensar en el poder y la capacidad que tiene el ser humano de

elegir y de la misma manera, ser responsable de sus comportamientos

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