Resumen: ¿Despedida del Homo economicus? de Johannes Wallacher

Integrantes: Samantha Macías Piza

                      Alfredo Chávez

                      Carla Núñez

      Resumen: ¿Despedida del Homo economicus? de Johannes Wallacher

 En las teorías económicas a lo largo de la historia se ha modelado al homo economicus como un agente qué es dominado por el egoísmo y el afán de lucro, lo que deriva a que se comporte de manera racional, surgen a partir de este gran supuesto que ha conformado varias de las teorías económicas movimientos que refutan el criterio del homo economicus, pues se considera que éste no representa a cabalidad la verdadera naturaleza del ser humano, debido a que su comportamiento es muy diferente al planteado en la teoría económica, así no hace mención que el homo economicus no es más que una construcción teórica del modelo de comportamiento de la teoría económica.

     Los homos economicus parte del principio que el individuo se encuentra aislado y que sus decisiones generan resultados en el mercado eficientes, en donde los individuos van a actuar guiados por el afán de lucro y el beneficio personal, dejando de lado el interés del prójimo, las metas individuales se traducen en preferencias que representan los intereses que maximiza el individuo y en base a las cuales van a actuar. Las preferencias no se determinan recurriendo a un cuestionario o a otro modelo psicológico, sino que derivan directamente de las elecciones que hacen los actores.  Otro supuesto importante del que parte el modelo es la separación entre preferencia y restricción, en donde las restricciones son aquel campo de acción de los individuos que lo van a limitar; ya sea: el dinero, el tiempo, entre otros. Al tener separadas estas dos variables se incluyen al modelo el principio de estrechez de medios y se considera que las preferencias son constantes haciendo, así que el comportamiento sea atribuido alteraciones en cuanto costo y restricción.

     El principio de la racionalidad finalidad-medios índica. pues que los individuos están en condiciones de evaluar íntegramente todas las posibilidades de acción, ordenarlas según sus preferencias de manera lógica y consecuente y decidir luego la alternativa de relación costo-utilidad más favorable para ellos. Por ejemplo, la ley general de la demanda.

 Objeciones teóricas al modelo de comportamiento económico:

• Estructura en último término tautológica del concepto de preferencias: El comportamiento debería explicarse en términos de preferencias, las que a su vez se derivarían del comportamiento observable.
• Hipótesis del beneficio personal: Surgieron interpretaciones que dan un sentido más humano al modelo de comportamiento, ampliando el concepto de beneficio a tal punto que permite integrar las preferencias sociales, tales como el altruismo y la compasión, esto es posible si se parte de la suposición de que al preocuparnos por los demás incrementamos nuestro propio bienestar y de esta manera nos beneficiamos personalmente. Con la inclusión del sacrificio conscientemente ciertos beneficios, sea por causas de justicia o juego limpio o por obligaciones que conllevan responsabilidades, son consideraciones que anulan la relación directa entre elección personal e incremento del beneficio propio, que es pieza clave del modelo de comportamiento económico, entra en juego el propósito, que cumple un papel fundamental en la administración de justicia y en la ética, es dejada de lado en el modelo de homo oeconomicus que únicamente toma en consideración las consecuencias de las acciones.

Resultados de la nueva investigación económica empírica

1. Racionalidad restringida:

      La concatenación compleja de problemas exige que los actores conozcan todas las posibles alternativas de acción a más de sopesar sus consecuencias y evaluarlas de manera consecuente y completa. Esto no permite al individuo maximizar sus beneficios: debe conformarse con alcanzar un nivel de exigencias satisfactorio ("satisfying") ateniéndose a determinadas reglas de rutina y procesos sencillos de aprendizaje. Simon introduce así el modelo del ''Satisficing Man', que busca soluciones satisfactorias hasta alcanzar el nivel de exigencias, lo encuentra después de una búsqueda prolongada, las reduce hasta dar con una alternativa aceptable.

     La racionalidad limitada no puede interpretarse como otra forma de maximización de beneficios personales; por ejemplo, como una optimización bajo condiciones secundarias adicionales. Cuando hablamos de racionalidad limitada no nos referimos únicamente a la evaluación incompleta e inconsistente de posibles alternativas de elección, lo que parece cumplir un papel importante principalmente en los mercados financieros. Los límites de la racionalidad también se manifiestan en el hecho de que la evaluación racional y la elección efectiva no coinciden necesariamente dado que el comportamiento también está determinado por la fuerza de voluntad limitada, tales problemas de autocontrol son importantes.

1. Afán de lucro restringido:  

     Las personas no buscan el beneficio personal más que hasta cierto punto, incluso tratándose de decisiones económicas. Los primeros resultados de estas investigaciones experimentales consistieron en la comprobación de la relevancia de las preferencias sociales de juego limpio y reciprocidad, cuando se alude a juego limpio se hace referencia al reparto equitativo del producto de intercambio, ajustándose a reglas justas de procedimiento. Reciprocidad por su parte debe en tenderse como la disposición condicionada a cooperar, significa que los actores están dispuestos a recompensar el comportamiento equitativo del socio de intercambio y castigar el que no lo es, aunque implique una pérdida o menoscabo personal. Esto lleva a Armin Falk a contraponer al horno oeconomicus un hono reciprocam, dispuesto a cooperar bajo determinadas condiciones, diversos experimentos demuestran que el juego limpio y la reciprocidad también influyen en los resultados de mercados agregados, siempre que haya margen para un comportamiento recíproco. Esto se produce en mercados contractuales incompletos, donde las prestaciones y contraprestaciones de los socios no pueden regirse totalmente por contrato, un ejemplo clásico lo representan los mercados de trabajo.

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