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Tratado Libre Comercio Chile-Asia Pasifico


Enviado por   •  14 de Abril de 2015  •  6.771 Palabras (28 Páginas)  •  479 Visitas

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INDICE

 RESUMEN EJECUTIVO 3

 ANTECEDENTES HISTÓRICOS IMPORTANTES AL MOMENTO DE HACER LOS TRATADOS 7

 ASPECTOS MÁS IMPORTANTES DEL TRATADO DE LIBRE COMERCIO 11

 VENTAJAS Y DESVENTAJAS 13

 CONCLUSIÓN 17

 BIBLIOGRAFÍA. 19

RESUMEN EJECUTIVO

Antes de empezar el presente trabajo hay que tener presente que es el APEC Asia Pacific Economic Cooperation, foro de cooperación Económica Asia Pacifico. En un foro creado en 1989 y que busca consolidar el crecimiento y la prosperidad de los países del pacifico, en temas relacionados con el intercambio comercial, coordinación económica y cooperación entre sus integrantes.

Los países miembros son: 21

Australia, Filipinas, Papúa Nueva Guinea, Brunei, Hong Kong, Singapur, Canadá, Indonesia, Tailandia, Chile, Taiwán, China, Malasia, Perú, México, Rusia, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Vietnam, Japón y Corea del Sur. Siendo estos últimos dos, Japón y Corea del sur, los países a analizar en este informe con respecto a la relación comercial que tienen con Chile.

A partir de los años 90, y en el marco de un proceso de adaptación estratégica de la economía chilena, los acuerdos comerciales se transformaron en una herramienta fundamental de su política comercial y, a la vez, de su política exterior. Así, a mediados del año 2006 más de 3/4 del comercio exterior del país se realizaba al amparo de algún acuerdo comercial.

Nunca estuvo en cuestión ni en riesgo durante este proceso de adaptación, la liberalización comercial iniciada a mediados de los años 70, no obstante el haber sido producto de las políticas implementadas por un gobierno militar al que las fuerzas políticas que llegaron al poder en el año 90 se oponían. Tal apertura hubo de ser analizada siempre asumiendo el rol de fuente de ventaja estratégica que le había asignado el gobierno militar, pero que ahora debía contemplar las nuevas realidades internacionales y nacionales.

Los acuerdos que se lograron, si bien en un principio parecieron estar guiados por una lógica selectiva (Con Estados Unidos), pronto respondieron a una multidireccionalidad y a un enfoque de oportunidad: todos los acuerdos servían sin importar si se trataba de socios comerciales con los cuales existía un intercambio significativo o no.

Un bajo nivel de intercambio era un potencial de mercado a desarrollar; un alto nivel de intercambio, un espacio para mayores ventas y la introducción de nuevos productos. En ambos casos, además, se obtenía experiencia de negociación para este tipo de acuerdos y se generaba interés para posteriores Tratados con otros países.

Así, Chile y Corea del Sur coincidieron en firmar un Tratado de Libre Comercio (TLC) a inicios del año 2003, derivado de la coincidencia de sus políticas comerciales así como de sus intereses estratégicos que, para el caso chileno ya habían tenido un avance importante al ingresar al Foro APEC (creado en 1989), casi 10 años antes.

Por otro lado tenemos el tratado de Chile y Japón que tuvieron sus primeras relaciones diplomáticas con el Tratado de Amistad y Cooperación firmado en el año 1897.

Para lograr la suscripción del Tratado, se realizaron 5 rondas de Negociación en el año 2006, firmándose el Acuerdo en el mes de marzo del año 2007 e Implementaciones al Acuerdo principal en el año 2008. Tuvieron negociación posterior respecto de determinados productos los cuales quedaron pendientes y organizaron reunión de Grupo de Trabajo sobre Pesca y Productos Pesqueros en la cual participaron empresarios chilenos y japoneses.

No se trató en este caso de un acuerdo alcanzado sobre la base de intercambios reducidos, por lo menos para la parte chilena. En efecto, de por medio la crisis asiática y sus efectos, el comercio con ambos países evolucionaba con una tendencia de recuperación; y mantenía a Corea del Sur y Japón como dos de los principales socios comerciales de Chile en el Asia Pacífico y en el mundo.

• En el caso de Corea del Sur, aún cuando el mercado chileno era de menor tamaño que el propio, constituía un interesante lugar de destino de sus productos industriales y de alta tecnología, a la par de un mercado de prueba y de referencia. Ya en vigencia, el TLC ha sido evaluado desde diferentes lugares, como una necesidad de saber qué ocurre con esta experiencia de integración entre una economía asiática y otra extra-asiática, además de verificar el cumplimiento de los objetivos incluidos en dicho TLC. En este monitoreo, desde instancias oficiales de las partes se ha coincidido en otorgarle una apreciación positiva: el comercio bilateral se ha expandido más allá de lo que cada país ha incrementado su comercio global, y de lo que la tendencia del comercio bilateral observaba posterior a los efectos de la crisis asiática. Más aún, se han generado expectativas favorables a un crecimiento mayor en el largo plazo; se ha ganado experiencia en ambos países para otras negociaciones comerciales; se ha mejorado la confianza entre ambos países; se ha dado una muestra del compromiso con el comercio libre; se han observado algunas inversiones interesantes en ambas Partes, aunque no de manera continua ni significativa; se han producido avances en otras áreas de cooperación y, la institucionalidad del propio Tratado ha funcionado para su implementación.

Sin embargo, el objetivo de la diversificación del comercio contemplado de manera explícita en el TLC no parece haberse alcanzado aún. Las cifras aportadas por instancias oficiales en el mismo proceso de evaluación no indican que las canastas transadas muestren una tendencia a incorporar de manera significativa nuevos productos.

Con algunas excepciones de productos más elaborados o de alta tecnología, tanto Chile como Corea del Sur han consolidado su papel en la relación comercial que tenían desde antes del TLC, esto es: uno de ellos fundamentalmente proveedor de materias primas y el otro fundamentalmente proveedor de bienes industriales.

En el mismo sentido no se detecta quelas pequeñas y medianas empresas chilenas hayan alcanzado una participación destacada en los intercambios observados.

• En el caso de Japón, tiene una población aproximada de 128 millones de habitantes, con un ingreso per cápita seis veces superior al de Chile. Su cultura se caracteriza por el apego al trabajo y las tradiciones, lo que le ha valido convertirse en la segunda economía del mundo.

Los japoneses se concentraron en el desarrollo de productos de alta tecnología y con alto valor agregado. Son los mayores productores de automóviles, equipos electrónicos, máquinas, herramientas, acero

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