Tredannick Wartha
Enviado por zdfghhj • 7 de Agosto de 2013 • 900 Palabras (4 Páginas) • 297 Visitas
l páramo. Les dejó poco después de las diez, jugando a cartas en torno a la mesa del comedor, de buen humor y con excelente salud. Esta mañana, como es hombre madrugador, ha salido de paseo en esa dirección antes de desayunar, siendo alcanzado por el coche del doctor Richards, quien le ha explicado que acababan de mandarle llamar urgentemente desde Tredannick Wartha. Como es natural, Mr. Mortimer Tregennis ha ido con él. Al llegar a Tredannick Wartha se ha encontrado con un estado de cosas extraordinario. Sus tres hermanos estaban sentados en torno a la mesa, tal como él los había dejado, con las cartas aún extendidas ante ellos y las velas consumidas hasta la base. La hermana estaba reclinada en su silla, muerta, con los dos hermanos sentados a cada lado, riendo, gritando y cantando, con la mente totalmente perturbada. Los tres, la mujer muerta y los dos hombres enloquecidos, tenían en el rostro una expresión de horror desaforado, una convulsión de terror que daba miedo mirarla. No había indicios de la presencia de nadie en la casa, excepto de Mrs. Porter, la vieja cocinera y ama de llaves, que ha declarado que durmió profundamente y no oyó ningún ruido durante la noche. No habían robado ni desordenado nada, y no existe ninguna explicación sobre cuál pudo ser la visión espantosa que mató de pánico a una mujer e hizo perder el juicio a dos hombres fuertes. Esta es, en dos palabras, la situación, Mr. Holmes; si puede ayudarnos a esclarecerla habrá realizado un gran trabajo.
Yo esperaba poder engatusar de algún modo a mi compañero para continuar con la vida tranquila que era el objetivo de nuestro viaje; pero una sola mirada a la expresión intensa de su rostro y a sus cejas contraídas me indicaron lo vano de mi esperanza. Estuvo un rato sentado en silencio, absorbido por el extraño drama que había venido a romper nuestra paz.
-Voy a estudiar el asunto -dijo, por fin-. A primera vista, parece tratarse de un caso excepcional. ¿Ha estado ya allí, Mr. Roundhay?
-No, Mr. Holmes. Mr. Tregennis me lo ha contado todo al volver a la parroquia, y al instante hemos corrido a consultarle a usted.
-¿A qué distancia está la casa donde ocurrió esa singular tragedia?
-A una milla tierra adentro, más o menos.
-En ese caso iremos caminando juntos. Pero, antes de salir, he de hacerle unas pocas preguntas, Mr. Mortimer Tregennis.
El interpelado había permanecido callado todo el tiempo, pero yo había observado que su excitación más controlada era incluso superior a la emoción agresiva del clérigo. Estaba sentado con el rostro pálido y contraído, la mirada ansiosa clavada en Holmes, y sus manos delgadas unidas convulsivamente. Sus labios pálidos habían temblado al escuchar la espantosa experiencia que había vivido su familia, y en sus ojos oscuros parecía reflejarse parte del horror de la escena.
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