Union Europea
Enviado por ibban • 11 de Octubre de 2012 • 1.196 Palabras (5 Páginas) • 308 Visitas
Reto: Reforma de la política económica en la unión europea, ya que la actual, no termina de funcionar desde hace dos años y medio que fue implementada, terminara con lo que quede de la unión monetaria. Esto podría ayudar a hacer social y políticamente viable la reducción de endeudamiento acumulado antes y durante la crisis.
Cuando nos disponemos a entrar en el quinto año de crisis económica y financiera, una crisis convalidada e intensificada tras la quiebra de Leman Brothers en septiembre de 2008, es difícil huir de la tentación a la hora de calificar de decisivos los momentos que hoy viven España y el conjunto de Europa.
La crisis se adueñó de ambas en un tiempo en que —ahora sabemos que solo aparentemente— habían atravesado una extraordinaria evolución económica.
El espejismo para España se derivaba del contraste entre el nivel de desempleo más bajo en 30 años —incluso en presencia de un fortísimo nivel de emigración que se había intensificado tras la salida de la anterior crisis a mediados de la década de los noventa del siglo pasado— y la constatación de que buena parte del empleo creado en el periodo entre 1994 y 2008 era producto de un crecimiento absolutamente insostenible en la construcción que arrastraba una parte no despreciable del empleo creado en las ramas de la industria y los servicios vinculados a la actividad inmobiliaria. Un crecimiento financiado por la banca europea en la que los países centrales —Alemania y Francia de manera especial— ostentaban el papel protagonista.
Y mientras tanto, Europa vivía la ilusión de la supervivencia exitosa del euro en pleno auge económico: una moneda que había nacido sin Estado, sin un Tesoro único, sin política fiscal ni única ni adecuadamente coordinada. Una zona monetaria con un sistema financiero muy fragmentado, sin apenas vínculos institucionales comunes y con un solo Banco Central, sí, pero un banco fuertemente restringido en la capacidad de acción de su política monetaria y financiera.
Por supuesto, la crisis se ha llevado por delante esta suerte de estrabismo colectivo en España y en Europa. Ni era posible sostener a plazo una economía como la española, cuyo crecimiento se basaba en el auge inmobiliario, con un sector de la construcción que llegó a superar en tamaño al de países que nos duplican en población y nos triplican en PIB, como Alemania, y con una parte significativa de su sistema financiero afectado por una aventura de consecuencias letales. Ni tampoco puede mantenerse en pie una moneda única con los defectos en su diseño antes descritos. Unos defectos que habían permanecido borrosos en medio de la fase de crecimiento en que se desarrolló su etapa inicial.
Entre los desequilibrios económicos —más allá de la casi esotérica situación que todavía presenta la principal economía de la zona euro, Alemania, que en medio de la crisis más intensa padecida por el continente desde la Gran Depresión y la II Guerra Mundial presenta un excedente comercial mayor que el de China y un práctico superávit en sus cuentas públicas con los datos conocidos de 2012—, el acontecimiento más llamativo es la fragmentación financiera europea, con Alemania y, más recientemente, Francia financiándose a tasas de interés real negativas a cualquier plazo.
Pero además, las inconsistencias de la política monetaria y financiera europea están afectando gravemente a una buena parte de sus economías, llevándonos a la paradójica situación de que países ajenos al euro, con fundamentos económicos o niveles de endeudamiento muy similares, cuando no francamente peores, se financian a tipos más bajos que los que comparten la moneda única.
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