Wall Street - El Dinero Nunca Duerme

Bud, es un miembro de la clase trabajadora que intenta entrar y sobresalir en una de las empresas más exitosas del país; ésta empresa es dirigida por Gordon Gekko, un tipo sin límites, ambicioso, aquel que siempre logra lo que quiere, de manera inteligente. Bud logra una cita con el poderoso inversionista, haciendo hasta lo imposible porque éste lo reciba. Gordon decide recibirle y poner a prueba sus habilidades; éste le da a Gordon un dato importante sobre la compra de acciones de una empresa que está prácticamente en la ruina. Gordon se da cuenta entonces que Bud tiene avaricia y ambiciones, las cuales pueden ser explotadas, así que decide darle y enseñarle al joven Bud consejos y habilidades para ser exitoso. Gordon le enseñó a Bud que debía de ganar, aun cuando fuera de manera ilegal o no muy honesta. Con el tiempo, Bud se convierte en una pieza clave importante en los negocios de Gordon; era una clase de espía eficiente que llevaba hasta Gordon información importante que le serviría en inversiones futuras. Juntos llegaron a gastar cantidades impresionantes de dinero, manipulando la bolsa a su antojo; siempre se prevenían de los movimientos de sus contrincantes. Pronto Gordon se interesó en la compañía donde había trabajado el padre de Bud toda su vida: sobrevaloró las acciones de la empresa, haciendo que ésta se arruinara por completo. Esto no le pareció para nada bueno a Bud, así que decide aliarse con el enemigo más poderoso de Gordon, para comprar la compañía y darle un duro golpe a Gordon. Es así como los negocios sucios de Gordon salen a la luz, haciendo que éste vaya a la cárcel por 14 años. Con esto, Bud pierde una cantidad considerable de dinero.

Sin duda alguna, la ambición es la perdición del hombre, al no controlar su voracidad en el querer ganar siempre y obtener riquezas de buena o mala manera. Las personas somos débiles ante cualquier oportunidad de conseguir algo de manera fácil, rápida y sin esfuerzo alguno, dejando de lado los valores y la ética profesional con la que crecimos. A veces, la ambición nos lleva a cometer actos ilícitos, sin pensar en las consecuencias que esto pueda traer.

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