Alimentación poco saludable e inactividad física

Describe una situación de tu contexto inmediato

(situación atendida- de acuerdo al tema planteado)

Hoy en día los hábitos de las personas van más encaminados al sedentarismo y al consumo de alimentos poco beneficiosos para la salud.

La inseguridad alimentaria es un fenómeno en ascenso, asociada a casos de subnutrición (insuficiente ingesta de alimentos para satisfacer las necesidades de energía alimentaria), de malnutrición (desequilibrio por deficiencia o exceso de energía y nutrientes ingeridos) e incluso de desnutrición (como consecuencia de la falta de ingesta de proteínas, calorías, energía y micronutrientes) (Antentas & Vivas, 2014, p. 58).

A nuestro alrededor podemos ver que las personas ponen la comodidad por encima de la salud, como ejemplos, hay quien usa el automóvil para ir a cualquier lugar aunque este se encuentre a solo unas calles, quien por ahorrar un poco de tiempo o esfuerzo prefiere comer la famosa comida rápida o quien pospone una y otra vez el inicio de su rutina de ejercicios. Todos estos comportamientos van dañando el estado de salud del individuo ya que por no ingerir alimentos adecuados que nutran su organismo positivamente y por no realizar actividad física regular su cuerpo refleja toda esa mala atención en enfermedad.

No se puede negar la responsabilidad que cada individuo tiene sobre el cuidado de su cuerpo, pero es importante señalar que al dar un vistazo a nuestros contextos, hay otros factores que también influyen en la inactividad y en la alimentación no saludable del sujeto e incluso de un gran número de familias. Dentro de estos factores podemos encontrar los escasos recursos económicos, haciendo notar que la canasta básica alimentaria aumenta de precio continuamente y este incremento es asimétrico al salario por día del individuo promedio, por lo que afecta su posibilidad de adquirir alimentos que integralmente apoyen su salud; con respecto a la inactividad física el ambiente es un elemento importante, ya que a diario nos encontramos con una inestabilidad del nivel de calidad ambiental, que al disminuir daña la salud.

De acuerdo con Ballesteros, Dal-Re, Pérez & Villar (2007) “según la Organización Mundial de la Salud (OMS), seis de los siete principales factores determinantes de la salud están ligados a la alimentación y la práctica de actividad física” (p. 444). Es así como en nuestros entornos podemos ver un gran número de personas con enfermedades crónicas, que han dejado en segundo plano el cuidado de su salud.

¿Cuál sería la situación que debería estar sucediendo?

(Situación deseada)

Las personas deberían de tomar medidas para el cuidado de su salud, evitando usar el auto lo menos posible y en especial si la distancia que recorrerán no es mucha. En lugar de eso podrían solo caminar, lo cual con el paso del tiempo, disminuiría su posibilidad de enfermar y aumentaría su condición física.

Con respecto a la alimentación, debería notarse cada vez más que las personas adquieren productos naturales de una forma balanceada para llevar una alimentación adecuada, lo que indudablemente influirá positivamente en su salud. Es un hecho que este cambio de hábitos supone un gran esfuerzo, por lo que se recomienda poco a poco ir disminuyendo la ingesta de comida rápida o chatarra y aquellos productos también dañinos para la salud.

Es importante señalar que debería de existir mayor difusión de temas como: alimentación sana, productos alimenticios dañinos para la salud, formas y tipos de actividad física, así como de los beneficios de alimentarse sanamente y de realizar ejercicio regular. Para esto, los trabajos de investigación, y en especial los de enfoque cualitativo, son de gran valor ya que pueden darnos soluciones confiables para este tipo de problemas, demostrando tanto los efectos negativos al no cuidar la alimentación, como los positivos al cuidar la alimentación y activarse físicamente, lo cual ayudaría a que las personas estén mejor informadas y tengan excelentes bases para tomar mejores decisiones. Con respecto a esto Moreno y Cuevas (2012) consideran que mediante la investigación-acción, puede ayudarse a resolver problemas cotidianos e inmediatos y mejorar prácticas concretas, aportando información que guíe la toma de decisiones para programas, procesos y reformas estructurales en el campo de la salud.