Analisis psicolgico " el ultimo traje"
Enviado por Marcelo Barrio • 6 de Diciembre de 2019 • Trabajo • 2.507 Palabras (11 Páginas) • 230 Visitas
Universidad Abierta Interamericana | |
Psicología y cultural del adolescente, del joven y el adulto Alumnos: Taboada, Natalia; Barrio, Marcelo Fecha de entrega: 1° de noviembre de 2019 |
TRABAJO PRÁCTICO |
Profesora: Haydeé Scomparin |
Película: El último traje. Año 2018. Director: Pablo Solarz
Síntesis
Abrahán Bursztein es un sastre polaco judío, de más de 80 años. Sus hijos le venden la casa para enviarlo al geriátrico, entonces decide viajar a Polonia para visitar a su amigo que lo salvó de la muerte en la Segunda Guerra Mundial. La película cuenta las dificultades de su viaje en el presente mezclado a los recuerdos de su juventud en el marco de la guerra.
Análisis
La película a través de situaciones graciosas indaga en temas serios y profundos como la vejez, la indiferencia, las diferencias generacionales, las heridas de la guerra y las convicciones y valores que pueden llegar a mantenerse a lo largo del tiempo. Pasando por la empatía, o falta de ella, la solidaridad, las almas aburridas que buscan sumarse a la misión del protagonista a fin de encontrar algo de diversión en sus vidas.
La película comienza con el intento de tomar una fotografía del abuelo y sus nietos y bisnietos “para mentirle a los geriátricos” que sus nietos lo quieren. Aquí vemos el primer choque generacional y la falta de empatía mutua. Como falta una de las niñas, el impone que estén todos, y los hijos, como ven la situación tirante, se enojan y sacan a los niños que lloran, viendo esto como un capricho de su padre.
Abraham va a buscar a la nieta faltante y tras una negociación no falta de cierta agresividad (y honestidad brutal de la niña cuando el abuelo la echa de la casa y ella le manifiesta que de hecho ya no es su propia casa), logra a través de un intercambio monetario que la niña se saque la foto. Además, se siente orgulloso que esa niña sea tan buena negociadora.
Sin la menor delicadeza, la misma familia se reparte las cosas de la casa delante de él, algo que la empleada doméstica manifiesta con Abraham. Aquí vemos como en esta etapa de vejez, los adultos le van quitando responsabilidades e incluso tienden a influir sobre el propio cuerpo del protagonista (“el médico dice que hay que amputar”), a lo que Abraham se opone terminantemente. Podemos ver en el discurso, que el protagonista dice “a veces los viejos no queremos aceptar la edad, pero tampoco queremos ser una carga para nadie”.
Contrariamente a lo que pasa en la mayoría de los casos, el protagonista planea una fuga. En eso, busca sacar los pasajes pidiendo la ayuda de una joven, quien, en la vorágine de su rutina, le dice que no tiene tiempo. Al momento de atraer su atención, le muestra el collar que el abuelo de la joven le dio antes de morir, generando la empatía de la joven y consiguiendo su propósito.
En el avión se encuentra con un joven, que de plano lo rechaza, pero, contrariamente a lo que se cree, donde los jóvenes creemos que somos más astutos, el hombre a través de su diálogo persistente, logra su cometido: que le queden los 3 asientos para él solo.
Y aquí el diálogo es muy jugoso ya que la brecha generacional es muy elocuente: “¿cuál es su gracia, joven?” dice, (ya que el protagonista saluda, se presenta de nombre y apellido completo), “Leo, le dice el joven” y aquí, más allá del chiste en la confusión del verbo leer con el nombre corto del personaje, muestra incluso que el joven no considera importante, ni registra, que la presentación es nombre y apellido completo. Es por eso que cuando llegan a Madrid, Abraham lo increpa enseñándole modales. De hecho, al momento de necesitar ayuda, el joven la obtiene del protagonista.
La vejez es una edad donde las convicciones son muy fuertes, en este caso tanto, que considera que la palabra Polonia es mala palabra. Incluso que no quiere pisar siquiera suelo alemán. Es muy difícil que cambie de perspectiva, dado que su relato y los recuerdos, sobre todo los de él, son extremadamente fuertes. Y su proyecto de vida (o de fin de su vida), en este momento, es lograr llevarle el traje a su amigo que lo salvó para agradecérselo.
En el hostal se encuentra con una mujer también mayor, sin tantos tapujos para decir las cosas y de fuerte carácter, pues ya no tiene nada que perder. A pesar de sus palabras filosas, logran caerse bien y terminan yendo a un bar donde ella, entre toda su actividad, canta. En eso se ponen a hacerse chistes sobre los achaques del cuerpo a su edad. Porque eso es lo que poco se ve de la vejez, que se puede seguir siendo activo y divertirse (además de lo sexual, que no aparece en esta película)
Cuando le roban todo, debe enfrentarse a encarar a su hija de la cual está peleado. Con el apoyo de Leo, el joven del avión y la Sra. González del Hostal, cobra valor y va a verla. La hija primero siente desconfianza, lo trata como niño que lo va a mandar nuevamente a la casa, hasta que se emociona ya que siente que verdaderamente el padre fue a pedirle perdón. Hasta que cae en la cuenta que es por el dinero, sintiéndose totalmente decepcionada. EL padre, ve, que a pesar de que él la había echado de su vida, ella se tatuó el mismo número que su padre tiene en el brazo, como símbolo de unidad. El amor entre ellos está, pero en capas muy profundas como para que ellos lo vean.
Finalmente lograr tomar el tren donde lo despiden tanto la Sra. del hostal como el joven del avión, mostrando así que, a pesar de las distintas generaciones, puede llegar a haber una relación fraternal entre ellos.
Ya en el tren, se da cuenta que el mismo pasa por Alemania, suelo que no quiere ni pisar. Al hacer el reclamo, las personas se ríen por lo insólito del pedido. Salvo una antropóloga, que intenta comprender y lo ayuda. Ingrid le habla en hebreo y Abraham se siente mejor. Pero al enterarse que es alemana, considera que no debe hablar ese idioma. El no controla su nivel de agresión verbal que maneja, o sí, pero en este caso no quiere hacerlo. Durante el viaje Ingrid se acerca a ayudarlo, pero el rechaza esa ayuda. A pesar que ella le cuenta que los alemanes cambiaron, y entendieron el daño que se había hecho en esa época. Él negocia su ayuda, para que no pise el suelo alemán. Finalmente, cuando cuenta su relato, toma valor y pisa suelo alemán, esta vez, con renovado coraje.
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