Analisis sobre el Counseling Gestalt

Analisis sobre Counseling Gestalt

Introducción

        Comprender al ser humano como un ser bio-psico-social-espiritual implica tomar en cuenta todas las necesidades y elementos que lo conforman a él en su entorno de vida; y para ello, una de las características vitales para su desarrollo humano se puede encontrar en la necesidad de comunicación, que no solo puede ser vista como un método de supervivencia para establecer relación con otros, sino que mediante esta interacción pueden generar vínculos sanadores.

Toda relación asistencial implica necesariamente una relación interpersonal, en donde tanto el consultante como el terapeuta están participando activamente en una dinámica de intercambio de energía sensible dentro de un entorno determinado y seguro, en el que el primero presenta una necesidad desde una posición mayormente sumisa y llena de expectativas al terapeuta, el cual en base a las herramientas y experiencia, maneja la situación presentada, buscando acompañar a dicho consultor a experimentar su propio proceso en búsqueda de la autonomía. No obstante, considerar esta dinámica implica una serie de procesos personales a los cuales no solo se somete el consultor, sino también el propio terapeuta.

Hablar entonces de Counseling significaría explorar dicha relación consultor-consultante y como dentro de este vínculo como dinámica se permite generar desarrollo personal en vías para la autorrealización del sujeto. Sin embargo, desde una perspectiva más compleja y completa se considera el counseling como un “proceso interactivo basado en estrategias comunicativas que ayuda a reflexionar a una persona de forma que pueda llegar a tomar las decisiones que considere adecuadas para sí misma de acuerdo con sus valores e intereses y teniendo en cuenta su estado emocional" (Barreto-Martín MP, Soler-Sáiz MC. 2004. Como se citó en Martí-Gil, C. et al. 2013).

A pesar que los estudios para la formación implican una serie de teorías que abarcan desde el existencialismo, la fenomenología y la psicología humanista como escuela, y basándonos en la Terapia Centrada en la Persona de Carl Rogers como punto de partida, ser Counselor implica más la práctica de las actitudes sanadoras como un método dentro de mi vinculación con aquella persona en busca de ayuda.

Ser Counselor

        Uno de los aspectos importantes a considerar en consulta a nivel histórico ha sido evaluar las características patológicas del paciente. Desde el punto de vista médico, se considera vital y necesario explorar dichas patologías o factores “anormales” para buscarle una cura y en ella la mejoría de la persona. Sin embargo, a lo largo del tiempo, esta visión limita la exploración completa del ser humano dentro de su contexto y realidad única en el universo.

        Tomar la figura del terapeuta desde la promoción y garantía de una cura ante una enfermedad o condición convierte todo el proceso de sanación en un asunto frio y deshumanizado, suponiendo la figura de este como un ser imaginario superior e inaccesible, irrumpiendo así el proceso de contacto con su realidad.

        Trabajar desde el enfoque humanista, y orientado desde el Ser Counselor, supone una reevaluación de mi percepción ante lo que implica ver los conceptos de patología y sanidad; y en ello, mi responsabilidad como acompañante en el cambio en otros. En este sentido, el comprender la realidad del otro para brindarle ayuda estará siempre sujeto a qué tanto yo puedo reflexionar y trabajar en auto-descubrir mi propia realidad, debido a que el asumir el compromiso de convertirme en influencia positiva para el otro, debe acompañarse del ser consciente de mi misma y de mis propios procesos para no descargarlos ni afectar otros procesos.

        Ser congruente en el vínculo es aceptar mi humanidad y reconocer mis propias vulnerabilidades, para en ello ser más consciente y empático, dado a que no puedo conectar con el otro lo que me niego a conocer en mí mismo. Es por este motivo que se plantea una dinámica activa de constante auto-chequeo entre todos los miembros involucrados para lograr un mejor entorno para el desarrollo en el ámbito terapéutico.

Martí-Gil, C. et al. (2013) plantean lo siguiente:

El counseling se apoya, fundamentalmente, en el principio bioético de la beneficencia, apareciendo un cambio de paradigma: de la toma de decisión basada en el paternalismo -donde se impone el mejor criterio del profesional sanitario- a un modelo deliberativo y participativo; es decir, no consiste en dirigir, ordenar, moralizar ni juzgar la actitud de nuestro paciente, sino en facilitarle todos los elementos necesarios para que pueda corresponsabilizarse, con la ayuda de un profesional, en decisiones que atañan a su salud. Por tanto, podríamos considerar que el counseling otorga al paciente el papel de "conductor" de su propio proceso salud-enfermedad y al farmacéutico el de "facilitador" o "copiloto" de esa conducción.

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