Autolesiones
Enviado por Sally Mosqueda • 12 de Diciembre de 2021 • Ensayo • 2.128 Palabras (9 Páginas) • 173 Visitas
Autolesiones.
En lo que respecta a las autolesiones y el impacto que producen en la persona Mosquera (p. 8) expresa que : “…la autolesión es el acto intencionado de hacerse daño sin la intención de morir; describe a alguien que sufre, es el lenguaje del dolor, el acto de dañarse a uno mismo con la intención de tolerar un estado emocional que no puede ser contenido o expresado de una manera más adaptativa.” (Mosquera, 2008). Lo que busca la persona es una forma de llamar la atención, de que algo está ocurriendo en su interior y quiere desesperadamente una solución a algo que ocurre dentro de él, pero que no puede bajo ninguna circunstancia controlarlo, no puede adaptarse y sus emociones rebasan su capacidad racional para evitar hacerse daño.
Una definición semejante la podemos encontrar en la siguiente cita: “Una conducta autolesiva se define como toda conducta deliberada destinada a producirse daño físico o directo en el cuerpo, sin la intención de probar la muerte.” (Villarroel, 2013). Por lo tanto, este tipo de actitudes no son de alguna manera accidentales, sino que la persona tiene toda la intención de buscar impactar en el organismo, sin que necesariamente esa intención sea específicamente la de suicidarse.
También podemos expresar que las conductas autolesivas pueden comprenderse como comportamientos transnosológicos que, por su riesgo vital y complejidad psicopatológica, requieren de un diagnóstico y manejo médico específico. Este manejo debe ser conocido tanto por el médico psiquiatra como por facultativos de otras especialidades. Existen variadas motivaciones que pueden desencadenar conductas autolesivas, las que tienen su origen en dificultades específicas relacionadas con el estado mental del paciente. Resulta imperativo identificar la presencia de patologías psiquiátricas desencadenantes, o concomitantes, para orientar el apropiado manejo clínico. (Villarroel, 2013)
El primer paso para clasificar la autolesión, como lo demuestra Manca citando a Favazza, es decidir qué tipo de autolesión es patológica y qué tipo es culturalmente sancionada.
La autolesión que es socialmente sancionada se divide en dos grupos: rituales y prácticas. Modificar el propio cuerpo con tatuajes, piercings y demás, puede caer en cualquiera de estos dos grupos.
Los rituales reflejan una tradición cultural y normalmente tienen una fundamentación simbólica que representan una forma en que el individuo se conecta con su comunidad; a su vez, pueden tener el propósito de curación, expresión, espiritualidad o para fines de demostrar un orden social. Por otro lado, las prácticas tienen poco significado cultural o simbólico y muchas veces son una respuesta a lo que está de moda, pues se hacen considerando este último hecho, con fines de decoración y/o para identificarse con un grupo cultural. (Manca, 2011)
Es de llamar la atención que los rituales o prácticas culturales de las autolesiones son repetitivas por muchas generaciones, refiriéndonos específicamente a una cultura en particular, además, se consideran de la misma naturaleza y dentro de un contexto de creencias y tradiciones, aludiendo a un simbolismo representativo que busca, como dice Ibáñez Gracia citando las ideas de Gadamer, el símbolo, en este caso la pertenencia a una subcultura o grupo, es lo que se queda en la imaginación de la persona que se autolesiona, pero es su materialidad la que importa para lograr la aceptación y pertenencia. (Ibáñez Gracia, 2009).
Relacionando la idea de las autolesiones con los adolescentes, podemos considerar el siguiente postulado: “…las lesiones autoinfringidas que se realizan los jóvenes infractores, se generan en momentos muy particulares de su existencia…” (Sarmiento, 2013). Es de considerar que se utilizan para aliviar el dolor que sienten frente a una pérdida, que ellos consideran muy significativa y que necesariamente canalizan el dolor, como una forma de somatización, hacia el cuerpo con lo cual buscan mitigar los sentimientos que le están causando pesar o también como una forma de catarsis para mitigar la tensión por la que pasan.
Una última idea que consideramos es la de autolesión patológica; se puede clasificar según sus fines en suicidio, autolesión, que se subdivide en mayor, estereotípica y superficial/moderada o en conducta enferma. Como menciona Sarmiento et al. citando a Kahan y Pattison (1984) identificaron tres componentes en los actos de autolesión: dirección, letalidad y repetición; comentaremos someramente acerca de ellos.
La dirección se refiere a que tan intencional fue la conducta. Un acto con intención es aquel que se logra en un lapso de tiempo corto, se está consciente de los efectos dañinos que tiene y propositivamente se busca lograrlos; de no ser así, se considera un acto indirecto de auto-lesión. La letalidad por su parte se refiere a la posibilidad de que el acto resulte en la muerte, ya sea de inmediato o en un futuro próximo; en un acto letal casi siempre la intención es la muerte y si no se quiere o se piensa en la posibilidad de morir, el acto no tiene el componente de letalidad. El tercer punto tiene que ver con la repetición y se refiere a si el acto se hace una vez o se repite con frecuencia por un período de tiempo; por lo tanto, si el acto se considera repetitivo es que se realiza varias veces. (Manca, 2011).
Dentro de los problemas de salud pública que han adquirido gran relevancia en los últimos tiempos por la constancia en que se presentan está la depresión, sobre todo por el impacto tan elevado que tiene sobre el hombre que, para la sociedad y los sistemas de salud, representa un gasto muy elevado, sin importar la edad ni condición social o económica en que se encuentre la persona.
Es de llamar la atención que en México los trastornos de este tipo inician a temprana edad, como lo afirman los estudios realizados por la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica, donde expresa que cada 2 personas de 100 han tenido algún tipo de episodio de depresión antes de los 18 años de edad; también se reporta que el 10.5 por ciento de los adolescentes de entre 12 y 17 años de edad, han presentado algún tipo de depresión mayor o trastorno bipolar, siendo el sexo femenino el que más impacto ha padecido en una escala de 2 a 1 en la adolescencia, teniendo una consistencia al menos hasta el final de la etapa adulta. (Veytia López, 2012). Por el momento nos enfocaremos en comentar algunas definiciones para dejar en claro la importancia de la depresión en la problemática de las autolesiones en adolescentes.
Considerando tales hechos tan importantes para la investigación que realizaremos, abordaremos algunas definiciones sobre la depresión; la primera es de Almudena García (p.85), la cual comenta que:
La depresión se trata de un trastorno psíquico, habitualmente recurrente, que causa una alteración del estado de ánimo de tipo depresivo ( tristeza ) a menudo acompañado de ansiedad, en el que pueden darse, además, otros síntomas psíquicos de inhibición, sensación de vacío y desinterés general, disminución de la comunicación y del contacto social, alteraciones del apetito y el sueño (insomnio tardío) agitación o enlentecimiento psicomotor, sentimientos de culpa y de incapacidad, ideas de muerte e incluso intento de suicidio, etc. así como síntomas somáticos diversos. (Almudena García, 2009)
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