Autorregulación emocional: el eje de nuestro desarrollo

Autorregulación emocional: el eje de nuestro desarrollo

El ser humano tiende a ser un complejo cúmulo de emociones, las cuales nos ayudan a manifestar nuestros sentimientos, y a adaptarnos con nuestro entorno. Por lo que sin ellas sería posible experimentar reacciones espontáneas que modifican nuestra conducta. Pero este conjunto de emociones tienen que ser controladas por medio de un proceso llamado autorregulación. En el cual la persona toma conciencia de ajustes, medidas, reglas u ordenar en cuanto a acciones que se realizan y son consecuencia de procesos.

(Bras, Emili, Torregroso & Esso 2005)  plantean que a partir de los 2 años los niños comienzan a expresar y hablar de sus sentimientos lo que los ayuda a reducir la intensidad de los mismos. El niño desde edades tempranas aprende habilidades sociales necesarias para jugar y trabajar con otros niños y, a medida que crece, su capacidad de cooperar junto con más niños. Pueden ser capaces de participar en juegos que tienen reglas, éstas pueden cambiar con la frecuencia que imponga el niño más dominante.

Por lo que es importante que en el curso de este proceso el infante aprenda a mantener en equilibrio sus emociones y asimismo para poder regularlas. Para ello el tutor o responsable del menor, según sea el caso, tendrá el papel de guía, que ayudaran a facilitar la adquisición de la autorregulación por medio de técnicas de respiración y relajación, por mencionar algunas.

Sin embargo es la calidad de la interacción que mantenga con sus cuidadores, el aspecto que influye de manera significativa para que las estrategias funcionen y se puedan hacer correctamente. Si bien, por las investigaciones es sabido que en esta etapa el pequeño ya puede comenzar a regularse autónomamente y de una forma más eficaz, aunque aún sea de manera inmadura. Es necesario que los cuidadores enseñen al niño que no le es necesario acudir siempre a los brazos de los padres, pues en ocasiones es capaz de calmarse con sus propios recursos.

Pero, ¿qué pasa con la falta de autorregulación emocional en los niños?

Numerosos estudios e investigaciones afirman que muchas de las conductas problemáticas que se originan en las personas se deben a problemas en el proceso de regulación de sus emociones. La habilidad para controlar las emociones depende de la aptitud, de la capacidad para distinguir estados internos, consiguiendo manejar mejor sus estados afectivos.

Pero, aquí el problema aparece cuando esa habilidad es deficiente, ya que estas personas no son capaces de comunicar acerca de sus estados internos y es cuando los niños que no pueden auto-regularse apropiadamente expresan sus emociones inestables en una variedad de formas, incluyendo gritar si no tienen su manera, atacar con sus puños, o intimidar a otros niños. A estas conductas provocan reacciones negativas del entorno social.

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