Autorrenuncia a la vida
Enviado por Cristián Rojas • 8 de Junio de 2017 • Ensayo • 1.494 Palabras (6 Páginas) • 209 Visitas
Autorrenuncia a la vida
Toda persona en el mundo necesita de tiempo para compartir con el resto de las personas en su entorno social. Esta situación se ve afectada por la avaricia, el tiempo invertido en obtener ganancias materiales, en aumentar el volumen del capital, el sentido que cada ser humano encuentra para vivir su vida.
La vida individual y la vida social no deben estar separadas, ya que una se vale de la otra. El propio ser humano no está solo en el mundo, y tampoco es independiente completamente, es decir no es un ser autótrofo, sino que depende de muchas otras personas a su alrededor para poder sobrevivir. Por ejemplo en las grandes ciudades, donde se encuentran la mayoría de las industrias y empresas, ambas dependen de los sectores rurales y de campesinos que abastecen las industrias con materia prima o productos recién sacados de la tierra. Entonces si se reflexiona un poco, todos necesitamos de todos, y esto nos dice que debemos ser personas mucho más sociables en estos días, incrementar nuestro espacio vital, aumentar nuestro número de contactos y amigos.
Todo esto suena bien, pero ¿Qué ocurre realmente? Hoy en día estamos cegados por la adquisición de bienes materiales, aumentar nuestro capital está mucho más por delante que tener una familia, puesto que para conseguirla se requiere de dinero. Este pensamiento es una afirmación que se puede comprobar preguntando a cualquier persona si quiere casarse o tener hijos, en cualquiera de estas dos preguntas es probable que se obtendrá una respuesta negativa. Pero si se hace una pregunta como ¿quisiera tener usted un automóvil nuevo? o ¿quisiera una casa en la playa?, es muy poco probable en este caso que la respuesta sea negativa, así como en las anteriores.
Ahora bien, el deseo de conseguir con éxito una meta propuesta trae consigo algunos sacrificios, y como todo ser humano cegado por la avaricia, el egoísmo, la gula de más y más dinero es capaz de renunciar a muchas cosas esenciales en su vida. Se comienza a priorizar algunos objetivos, y esto no es de ninguna forma algo negativo claro, pero lo es cuando se prioriza cegado, sin mirar las consecuencias de su elección. Se prioriza el trabajo por sobre la familia, amigos, hijos. Hay quienes son capaces de sacrificar tiempo en familia, fines de semana enteros con los hijos, solo para conseguir más dinero y cambiar el automóvil que ya no es del año, pero que aún cumple su función sin problema, o simplemente trabajar más y aumentar su riqueza.
Además se hace todo lo humanamente posible por gastar cada vez menos durante un año completo para tener unas vacaciones de 15 días. Y durante estos 15 días se debe aprovechar cada segundo, cada instante, cada momento con la familia, los niños, relajándose, olvidando el trabajo, las horas extras necesarias para lograr tener las vacaciones deseadas y algo de tranquilidad después de todo. ¿Y después de los 15 días de vacaciones? de nuevo horas extras, trabajo hasta tarde, fines de semana en la oficina, para lograr tener las mismas vacaciones el año que viene. Así pues, nos dice Marx “La economía política, esa ciencia de la riqueza, es así también al mismo tiempo la ciencia de la renuncia, de la privación, del ahorro y llega realmente al hombre a ahorrar la necesidad del aire o del movimiento físico.” (Karl Marx, 1844)
Claramente no se puede negar la ciencia del consumo, y el ser humano no la quiere rechazar (o por lo menos aún no). Y este consumo se nos induce por todos lados a nuestro alrededor (y en esto tiene que ver mucho la tecnología), se crean estereotipos como la mujer joven y delgada sin hijos, el hombre sexy y ganador, el joven tecnófilo, entre muchos otros. Se otorga la opción de ser participante de la sociedad a través de estos nuevos personajes.
En algunos casos se pierde el verdadero sentido de la vida, todos los sueños se van truncando por la nueva idea, esa de que hay que consumir, hay que obtener más y más capital, esa idea impuesta por otros, demostrando en ello esa minoría de edad propuesta por Kant, que no nos deja pensar libremente.
“Es el hombre quien debe aprovechar su entendimiento para ser libre y moverse con esa libertad de acción y razón, sin que otro individuo tome por él las decisiones […]” (Kant, 1784)
En este sentido, el ser humano es muy maleable, es algo que se puede manejar,
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