Contexto de la Salud Mental

EL CONTEXTO DE LA SALUD MENTAL

Se ha visto que el sector de la salud se está transformando rápidamente con el objetivo de mejorar la salud mental de la población, no solo mediante un tratamiento inmediato, si no considerando la prevención primaria y secundaria. El contexto de salud mental actualmente está siendo golpeado por el aumento de trastornos mentales, los  fondos que se prestan para la salud mental y por los avances en los tratamientos y sus mejoras. La innovación del sector salud, los cambios económicos y políticos tienen un papel importante para garantizar la salud mental.

Los trastornos mentales representan aproximadamente el 12% de la exposición global total de enfermedades, en 2020 podría suponer alrededor del 15%, esto sin tomar en cuenta el contexto de pandemia por COVID-19, por el  cual el porcentaje se vio drásticamente elevado; los efectos de los trastornos mentales son mayores en los adultos jóvenes y en grupos con menos recursos y alta carga de vulnerabilidad, siendo probable que en los países en desarrollo aumenten debido a elevadas tazas de estrés (OMS, 2005).  

A principios del XXI, Colombia, Paraguay, Ecuador, Argentina, Uruguay, Brasil y Perú elaboraron una política pública de salud mental, situación que obedece a un contexto mundial, donde la OPS, OMS y los Estados Nacionales empiezan a reconsiderar la salud mental como un derecho. (Quintero, y otros, 2016). Denotando que en muchos países se están adoptando reformas de la financiación de la salud, que tienen como objetivo la implementación de la salud mental a nivel primario y comunitario, incluido el tratamiento de pacientes a nivel terciario (OMS, 2017).

Ahora en las políticas públicas vigentes de salud mental de los países de Paraguay, Perú y Ecuador se evidencian principios de integralidad y de equidad. La participación y el respeto por los derechos humanos son relevantes en Ecuador y solo este tiene en cuenta los principios de descentralización, desconcentración, calidad y oportunidad (Quintero, y otros, 2016)

Entonces, según la OMS (2017), con la integración de la salud mental en la asistencia sanitaria y el abandono de la asistencia en centros especializados, los profesionales especialistas en la  salud mental  deben  impartir  una  mayor  capacitación  a  los  agentes  de  salud  general  y  tener  que supervisarlos para que las personas con trastornos mentales gocen de mayores beneficios, derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales.

Con esto en las manos de la política y legislación gubernamental, el sector de la salud pueden fortalecer o debilitar la salud mental de la población, considerando que las  políticas  que  tienen  repercusiones  negativas  en  la  salud  mental  son: la asignación deficiente de recursos, centros psiquiátricos anticuados e  inapropiados  con deterioro en asistencia  comunitaria;  financiación  insuficiente  de  los servicios  de  salud  mental;  recursos  humanos  y  físicos  inadecuados, información sobre la salud mental desconectada  de la salud general, entre otros (OMS, 2017).

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