Critica condicionamiento

Freud a la hora de explicar las fobias se centra en las experiencias traumáticas que son reprimidas en el inconsciente, estas experiencias son producidas en la “Etapa edípica” y tienen un carácter netamente de impulsos sexuales (García Vega, 2000). Aunque la perspectiva psicoanalítica y conductista tienen algunas semejanzas como el desplazamiento del miedo a la castración por parte del padre al caballo en el caso de Hans y la propagación de respuestas en estímulos neutros parecidos, se da una oposición del origen de las fobias como una evidencia sexual. Watson nos habla de que el condicionamiento operante puede explicar las bases de todas las respuestas emocionales aprendidas (García Vega, 2000). Ante esta primicia nos apoyaremos en el experimento empírico realizado conjuntamente con Rayner en el año 1922, en el cual inducen al pequeño Albert, un bebe de tan solo 11 meses, una fobia a las ratas (estímulo neutro posteriormente condicionado) al presentar este estimulo neutro después de un estímulo incondicionado aversivo (el ruido producido por la barra metálica) y generar la fobia, tiempo después se produce una transferencia de la respuesta de miedo también hacia otros estímulos neutros parecidos.

Fortaleciendo esta perspectiva, Mowrer en su teoría bifactorial refiere que la fobia se da por un proceso de asociación de estímulos condicionados e incondicionados, que estos propiamente dichos se dan en un momento donde la persona hará surgir el estímulo temido y una sensación de la misma vivencia del dolor, agregando que la fobia se mantiene en el tiempo por el condicionamiento operante. Mowrer afirma que al realizar una respuesta y conducta de evitación/escape hacia el objeto amenazante esta actúa como un reforzamiento negativo, ya que el miedo no se extingue por la evitación del estímulo condicionado (asociación del malestar) y no precisamente al estímulo aversivo (el malestar en sí). Siguientemente bajo estos puntos de vista, se esclarece la importancia de los estilos de crianza en los niños (protección excesiva, abandono, escasa relación con el medio, etc.), con los factores ambientales y familiares que podrían desencadenar el surgimiento de algún tipo de fobia (A.Bruch, 1989), y no precisamente tener un origen de fobia sexual. Para lo cual nos apoyamos en DeWit (2005) quien estudió a 8116 personas canadiénses entre los 15 a 64 años, quienes demostraron que los varones con ausencia de padres y adultos de confianza en la infancia estaría asociado a niveles elevados de riesgos del trastorno de fobia social, asimismo en el caso de las chicas se demostró que podría desatar tal trastorno por conflictos parentales en el desarrollo y  en el abuso físico en la infancia. Ahora, gracias al estudio de Rosenbaum (1991) y la relación con factores sociales y no sexuales, se puede afirmar que los niños con conductas inhibidas presentan riesgos mayores de desarrollar fobia y ansiedad, pero esto no es todo y esto podría originar en los padres de estos mismos niños fobia social y también crear en ellos conductas inhibidas. Se aclara y pone énfasis en los factores ambientales y familiares para el origen de fobias, como también en la asociación de estímulos condicionados e incondicionados.

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