ESTIGMA DEL SUICIDIO: SOCIEDAD SORDA, SITUACIÓN ALARMANTE
Enviado por Estefany Melissa Aguilar • 6 de Octubre de 2019 • Informe • 818 Palabras (4 Páginas) • 97 Visitas
ESTIGMA DEL SUICIDIO: SOCIEDAD SORDA, SITUACIÓN ALARMANTE
El suicidio es una muerte silenciada y oculta; donde las personas afectadas están estigmatizadas, lo que desde la perspectiva de Goffman, lo describe, por un lado, como una marca o atributo individual que vincula a la persona con ciertas características indeseables o estereotipo negativos de la persona como "huellas o manchas del carácter", y, por otro lado, como un producto socialmente construido por un doble proceso interpersonal, de censura y rechazo por el grupo o la sociedad. Estamos de acuerdo con Duncan cuando afirma que el estigma, no es algo que existe en la cabeza de la gente, sino que se construye a partir de las relaciones interpersonales con una dinámica propia, en un contexto y una realidad determinada convirtiéndose en un producto social. Así, el estigma del suicidio afecta no solamente a la persona que lo vive, sino a también a su familia y a todo aquel que lo rodeó. Más aún cuando esta muerte se la produce alguien de forma "voluntaria", atentando de forma incomprensible contra los principios más básicos de la vida y los más sagrados de las creencias religiosas que aún forman parte de nuestro subconsciente. Este supuesto atentado convierte al suicidio en un hecho incomprensible e indeseable. Ocultamos esa muerte, la silenciamos, la encerramos en el ámbito de lo privado; al fin y al cabo "ellos lo han decidido. Ni sabemos, ni queremos saber. Pero esto no se debe a factores naturales; es, más bien, una interpretación sociocultural. Sin embargo, a lo largo de la historia, el suicidio ha sido interpretado de formas muy diversas, se ha considerado un acto honorable (en la antigua Grecia o en el Japón de los samuráis) o el sacrilegio más atroz (en el mundo cristiano a partir del siglo IV con las ideas de San Agustín), pasando por considerarse un acto romántico (la Europa del XVIII) o de patriotismo o heroicidad (como en el caso de los kamikazes o, actualmente, el de los terroristas suicidas). En la actualidad, el suicidio está desprovisto de significación heroica o cívica, pero el miedo a la muerte se mezcla con un poso religioso que impide afrontarlo con normalidad. Es, en realidad, un acto individual con sentido social. La realidad es que nuestra sociedad se siente incómoda hablando de la muerte, con frecuencia es un tema tabú. El instinto más fuerte en los seres humanos es el de supervivencia y el suicida va en contra él. Por ello se le estigmatiza. El estigma del suicidio es tan poderoso porque cuando una persona se suicida rompe, en cierta manera, con una regla no escrita de que “no eres libre de dejar la sociedad cuando tú quieres”. De acuerdo a las estadísticas del Instituto Nacional de Salud Mental "Honorio Delgado Hideyo Noguchi", del Ministerio de Salud, las cifras de suicidios crecen de manera preocupante en el Perú. Al punto que hoy ocurre prácticamente un caso por día, estas cifras son alarmantes, pues, en el 2018 se autoeliminaron 385 personas en el país y en lo que va del 2019 la cifra llegó a 110. Las cifras del año pasado superan en 90 personas al del 2016 y se estima que, para finales del 2019, la cifra de suicidas superará al 2018. Además, dicho instituto especializado ha registrado 110 casos de suicidios, pero, hay que tener en cuenta que, por cada suicidio, hay 20 intentos. Esto quiere decir que este año ya hubo más de 2,000 intentos infructuosos. El 90% de las razones que llevaron al suicidio están relacionadas con problemas de salud mental, como depresión, trastorno bipolar, esquizofrenia o abuso de drogas. La morbilidad causada por las enfermedades mentales representa la categoría más importante de mala salud (incluso más que el cáncer o enfermedades de corazón). Sin embargo, se ha observado que un número significativo de personas con enfermedad mental, no tienen contacto con los servicios de salud o sociales en los momentos cercanos a su muerte; a pesar de que en muchos casos hay servicios suficientes disponibles para ayudar a los necesitados en los momentos de crisis. Esta falta de acceso a la a la atención adecuada es uno de los muchos factores que aumentan el estigma asociado con la enfermedad mental y con la ideación y comportamiento suicida. El estigma a estas personas está muy arraigado en la mayoría de las sociedades, y una de las razones es la falta de conocimiento, dando como consecuencia la discriminación de las personas con enfermedad mental o comportamiento suicida. Esta discriminación puede hacer que estas personas no busquen ayuda profesional o que no se integren de nuevo en su vida social después de haber recibido tratamiento., por lo que se podría paliar con programas educativos para aumentar la conciencia pública sobre las características de las personas con enfermedades mentales y/o comportamientos suicidas.[pic 1][pic 2][pic 3]
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