El creador literario y el fantaseo - Freud
Enviado por Guadalupe Cribaro • 8 de Septiembre de 2015 • Ensayo • 888 Palabras (4 Páginas) • 197 Visitas
El creador literario y el fantaseo (1908 [1907]) Freud
Para buscar las primeras huellas del quehacer poético vemos que la ocupación preferida y mas intensa del niño es el juego, esto quiere decir que todo niño que juega se comporta como un poeta, pues se crea un mundo propio o mejor dicho inserta las cosas de su mundo, en un nuevo orden que le agrada. Todo es muy serio en su juego, emplea en el grandes montos de afecto, ya que lo opuesto al juego no es la seriedad sino la realidad efectiva.
El niño tiende a apuntalar, sus objetos y situaciones imaginados, en cosas palpables y visibles del mundo real. Solo ese apuntalamiento es el que diferencia su jugar, del fantasear.
El poeta, hace lo mismo que el niño que juega: crea un mundo de fantasía al que toma muy en serio, dotándolo de grandes montos de afecto para luego separarlo tajantemente de la realidad efectiva. Muchas excitaciones que en si mismas son penosas, pueden convertirse en fuentes de placer.
El adulto deja de jugar, renuncia aparentemente al placer que extraía del juego. Pero todos sabemos que no hay cosa mas difícil que renunciar a un placer que ya conocemos, por lo tanto podemos afirmar que permutamos una cosa por otra, lo que parece una renuncia es en realidad una formación de sustituto. Así el adulto cuando cesa de jugar, solo resigna el apuntalamiento en objetos reales, en vez de jugar ahora fantasea, y crea lo que se llama sueños diurnos.
El fantasear de los hombres es menos fácil de observar que el jugar de los niños. El niño juega solo o con pares, pero así como no juega para los adultos, tampoco se oculta de ellos. En cambio, el adulto se avergüenza de sus fantasías y se esconde de los otros, las cría como a sus intimidades, y por lo común preferiría confesar sus faltas a comunicar sus fantasías. Por eso mismo puede creerse el único que forma tales fantasías y ni sospechar la universal difusión de parecidas creaciones en los demás.
El jugar del niño esta dirigido por un deseo: ser grande y adulto, juega siempre a ser grande, imita en el juego lo que le ha devenido familiar de la vida de los mayores. El adulto por una parte sabe lo que de el esperan: que ya no juegue ni fantasee, sino que actué en el mundo real; por otra parte entre los deseos productores de sus fantasías hay muchos que se ve precisado a esconder, entonces su fantasear lo avergüenza por infantil y por no permitido.
Algunos caracteres del fantasear:
Es licito decir que el dichoso nunca fantasea, solo lo hace el insatisfecho. Los deseos insatisfechos son las fuerzas pulsionales de las fantasías.
Los deseos pulsionales difieren según sexo, carácter y circunstancias de la vida de la persona.
Hay dos orientaciones rectoras: los deseos ambiciosos que sirven a la exaltación de la personalidad mas característicos del hombre joven y los deseos eróticos, comunes a la mujer joven. En la mayoría de las fantasías egoístas se descubre en un rinconcito a la dama para la cual el fantaseador lleva a cabo todas esas hazañas.
Las fantasías:
Se adecuan a las cambiantes impresiones vitales, se alteran a cada variación de las condiciones de vida, reciben de cada nueva impresión eficaz, una marca temporal.
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