• El derecho a disponer de su cuerpo, a descubrir y explorar sus posibilidades de placer sexual.
Enviado por Daniela_Chacon • 10 de Marzo de 2016 • Ensayo • 1.337 Palabras (6 Páginas) • 414 Visitas
MALTRATO INFANTIL Y ABUSOS SEXUALES
Para definir el maltrato infantil se maneja el concepto desde dos enfoques: el modelo de deficiencia y el modelo de bienestar. El primero define al maltrato infantil como toda violencia, perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación que se lleven a cabo mientras el menor se encuentre bajo la custodia de los padres, de un tutor o de cualquier otra persona o institución que lo tenga a su cargo.
Desde el enfoque de bienestar, define el maltrato como toda acción, omisión o trato negligente, no accidental que priven al niño de sus derechos y su bienestar, que amenace o interfiera su desarrollo físico, psíquico y/o social cuyos autores puedan ser personas, instituciones o la propia sociedad.
Es decir el maltrato infantil significa todo aquello que vulnera de forma importante el bienestar del menor.
Frente a esta actitud es importante reconocer los derechos básicos de los niños y niñas como:
• El derecho a disponer de su cuerpo, a descubrir y explorar sus posibilidades de placer sexual.
• El derecho a hacer preguntas y a que éstas sean respondidas con información adecuada.
• El derecho a involucrarse en juegos con iguales.
• El derecho a la educación sexual dentro de la familia y escuela. Educación sexual en la que se presenta la sexualidad como una dimensión positiva, como una necesidad humana básica, la necesidad de contacto íntimo y vinculación afectiva.
Los niños como todo ser humano necesitan vincularse afectivamente a los demás para sentirse seguros y satisfechos emocionalmente. El objetivo es enseñarles a auto protegerse y reconocer las verdaderas dimensiones del problema, trabajando seriamente en su prevención dentro del marco de la educación sexual.
Minuchin afirma que la violencia familiar es el resultado de varias generaciones de privación de poder. El maltrato físico no es más que un componente menor del maltrato psicológico. Hablar de maltrato es inevitablemente, hablar de maltrato psicológico.
Una característica general del maltrato físico es que el cuerpo del niño y por tanto su salud física están expuestas a un riesgo directo. El abuso físico es cualquier acción no accidental, por parte de los padres o cuidadores que provoque daño físico o enfermedad en el niño. La intensidad en el daño va desde una contusión leve hasta una lesión mortal. Existen diversos signos que pueden indicar si un niño está sufriendo de maltrato ya que es posible que presenten hematomas y contusiones inexplicables, cierto número de cicatrices, marcas de quemaduras, fracturas inexplicables, marcas de mordeduras, etc.
Por otra parte al hablar de violencia sexual algunos autores lo definen como todo tipo de contacto dirigido a la explotación sexual de un familiar menor de 18 años.
Las estadísticas hablan de que hay mayor incidencia en la pre adolescencia entre los 8 y los 12 años, afectando a 5 niñas por cada dos niños. Los abusos sexuales a menores ocurren con gran frecuencia y son más frecuentes en las mujeres que en los hombres pero en ambos sexos la prevalencia es alta. Esto significa que los niños y las niñas ven con mucha frecuencia vulnerada su integridad física, psicológica y emocional.
Hablar de abuso sexual es hablar de cualquier clase de contacto sexual con un niño o una niña, cometido por una persona mayor que él, con el objeto de obtener la excitación y/o gratificación sexual del perturbador, puede variar desde la exhibición sexual hasta la violación. Algunos signos que llegan a presentar los niños son llanto fácil por poco o ningún motivo aparente, cambios repentinos en la conducta escolar, conducta agresiva, depresión crónica, retraimiento, conocimiento sexual, conductas excesivamente sumisas, irritación, dolor o lesión en la zona genital, temor al contacto físico y conductas inapropiadas para su edad.
Existen otros tipos de abusos como el abuso emocional que se presenta bajo la forma de hostilidad crónica como insultos, burlas, desprecio, critica o amenaza de abandono, por parte de cualquier miembro adulto o adolecente del grupo familiar
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