El ser humano y su enfermedad.
Enviado por Ferpsycho • 6 de Diciembre de 2016 • Tarea • 1.172 Palabras (5 Páginas) • 208 Visitas
El ser humano y su enfermedad.
Existe una relación de mutua influencia entre el macrocosmos, entendido como la naturaleza, y el microcosmos, entendido como el ser humano; dicha relación ha permitido al ser humano sobrevivir y no sólo eso, sino que también ha posibilitado el abastecimiento de sus necesidades básicas a partir de sus propias manos con el aprovechamiento de los recursos que ésta le ofrece, es decir, una forma de trabajo que permite la vinculación entre el hombre y la naturaleza, a este método de producción se le conoce generalmente como producción agrícola o trabajo artesanal. Dicha forma de producción generó la mercantilización de las necesidades básicas, esto es, en el proceso de urbanización se producen productos cuya finalidad es atender a las demandas de la sociedad en ese momento, donde lo único importante es generar capital, obtener poder en el mercado; entonces ya no es suficiente el trabajo artesanal, y el hombre comienza a generar herramientas que le permitan cubrir tales demandas establecidas, a este modo de trabajo se le conoce como trabajo manufacturero o Producción industrial, en dicha producción se deja de lado la relación con la naturaleza y se genera una nueva, la relación del individuo con el producto y con el sistema productivo.
Con esto se comienza a generar más producto del necesario, es decir, una sobreproducción, lo que posibilita la aparición de un nuevo espacio, un espacio que permite ocuparse de esa sobreproducción a través del intercambio, la ciudad. Con este intercambio se obtiene poder económico, lo que a su vez genera nuevas estructuras dentro de la ciudad, estructuras político-administrativas y nuevos sistemas culturales, ya que este nuevo espacio es el encargado de marcar el prototipo de vida a partir de los modelos que se imitan en otras regiones. Sin embargo todo este cambio que se gesta dentro de la ciudad, alcanza los diferentes ámbitos de la condición social, estos cambios se pueden ver reflejados en sus múltiples esferas entre ellas: el trabajo, la familia y la salud.
Desde la desvinculación del hombre con la naturaleza, generado por la introducción de la industria, el individuo se vio obligado a transformar su manera de trabajar, puesto que ya no es posible que él mismo genere sus propios bienes sino que tiene que vender su fuerza laboral para poder subsistir dentro de este nuevo modelo. Aunado a esto, dentro de las sociedades capitalistas, el trabajo realizado por el obrero se ve demeritado, al originarse dentro de las industrias una nueva división laboral que valoriza en mayor medida el trabajo mental (planeación de la producción) sobre la ejecución del trabajo en sí (producción), haciendo que los obreros sufrieran una alienación con su lugar de trabajo, proporcionándole sólo los conocimientos necesarios para desempeñar una actividad específica; las repercusiones económicas de esta valorización no sólo se ven reflejadas en los estratos sociales que se suscitan (ya que el poder adquisitivo otorga cierto estatus dentro de la sociedad), sino que también dentro de la familia tiene sus alcances.
La familia, entendida como la unidad básica de la sociedad, se vio amenazada en tanto las mujeres buscaron igualar su trabajo al que los hombres desempeñaban, ya que muchas veces un salario era insuficiente para cubrir las demandas familiares y mucho menos era posible que con sólo un salario se aspirara a obtener una mejor posición social. Con la entrada del capitalismo, la familia comenzó a cumplir con nuevas funciones, como una institución a partir de la cual se busca la felicidad, esto se logró ya que la familia comenzó a verse como un posible mercado, vendiéndole su propia vida privada, esto es, se vivieron aires de esperanza para la familia trabajadora puesto que se planteaba la posibilidad de mejorar su condición. En este sentido la familia comenzó cumplir dos papeles fundamentales, uno como potencial consumidor y otros como encargada de modelar los diferentes hábitos, formas de vestir, de comer, etc., que se van arraigando de generación en generación, es decir, son las encargadas de gran parte de la apropiación de la cultura del individuo. Muchas veces se espera que el individuo se ajuste, en su totalidad, a éstas pautas culturales.
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