El trabajo mantiene la mente activa

El trabajo mantiene activa la mente. Evita que nos metamos en líos. Cuando no estamos trabajando nuestras monos están ociosas y el diablo busca las manos ociosas. Y cuando tu mente esta ociosa, seguro que también intervendrá el diablo.” Al principio el ocio puede parecer agradable, con las bromas y las risas. Todos necesitamos el ocio para pensar en algo que no sea el trabajo, aunque signifique pensar en algo que nos da miedo. Descansar del trabajo es el modo de adquirir perspectiva. Solo después de ver las cosas con perspectiva, recordamos donde deberían estar nuestras manos. ¿Realmente pueden dos personas estar hechas la una para la otra? ¿Almas gemelas? Estaría bien si fuera cierto: que todos nosotros tenemos a alguien por ahí esperándonos. Y nosotros esperando por ellos. No estoy segura de creerlo. Puede que si lo crea… lo de estar predestinados. ¿Por qué no creerlo de verdad? ¿Quién no quiere más romanticismo en su vida? Puede que dependa de nosotros que ocurra, aparecer y estar predestinados. Al menos, así te asegurarás si estáis predestinados o no. No hay tal cosa como la magia hasta donde sabemos. Y mientras, como cirujanos, estudiamos los secretos que hay detrás de esa intrincada red de células, tejidos y órganos que forman el cuerpo humano. Cuando algo va mal, terriblemente mal, hay muchísimos trucos que nos sacamos de la manga para dejar el cuerpo de una pieza. Pero hay un tipo de poder, más que un conjuro en realidad, y cuando lo hacemos bien puede ser jodidamente mágico. No hay nada tan mágico como el tradicional abracadabra, genio en la botella u otros. Pero hay magia en conocer que no todo puede ser reparado, pero la mayoría puede sobrevivir. Las consecuencias se te van de las manos. Solo hay una cosa que parece clara en esos momentos de tranquilidad mientras esperas. Lo que sea que escogieses estaba mal. Solo queremos sobrevivir a la tormenta. Rezamos: por favor, Dios, llévame a otra parte. Nosotros nunca imaginamos cómo iba a ser cuando llegamos aquí. ¿Qué pasa si cuando la tormenta termina no queda nada? Siempre he dicho que podría manejar cualquier cosa. Me equivoqué. Estaba equivocado sobre muchas cosas. Pero tenía razón en una cosa. Tenía razón sobre esto. Hay un juego que los niños juegan: cierran las manos y a la de tres intentan coger los dedos de los otros. Aguanta todo lo que puedas, o al menos más que el otro niño. El juego no termina hasta que alguien dice ‘para’, hasta se rinde y pide piedad, no es un juego divertido. ¿No quisiera que fuese así de fácil ahora? Ya no es un juego y no somos niños. Puedes pedir misericordia todo lo que quieras, pero nadie te escucharás. Solo estas tu, gritando al vacío.

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