HANNAH ARENDT EL TRABAJO Y LA VITA ACTIVA EN LA ÉPOCA MODERNA EN LA CONDICIÓN HUMANA

HANNAH ARENDT

EL TRABAJO Y LA VITA ACTIVA EN LA ÉPOCA MODERNA

EN LA CONDICIÓN HUMANA.

Capítulo IV

1. Síntesis del texto:

En el presente escrito es realizado por la autora Judía Hannah Arendt, la cual se distingue como una de las pensadoras más destacadas del siglo XX, quien fue discípula de Edmund Husserl, de Karl Jaspers y de Martin Heidegger, filósofos considerados como los más grandes pensadores alemanes del siglo. Uno, el padre de la fenomenología moderna que influyó sobre su Heidegger, quien al igual que Jaspers, marcaron con el existencialismo, el pensamiento del siglo XX, cada uno con su propio matiz, y su propia tendencia.

Su pensamiento, parte de la existencia misma y de cómo ésta se presenta a través de la historia. Arentd es afectada por los terribles conflictos y contradicciones que le tocó vivir como judía en la II Guerra mundial, ya que poseer esta condición la convirtió, a ella y a su pueblo, en objeto de persecución, maltratos y vejámenes. Situación que la lleva a emigrar primero a Francia y luego a los Estados Unidos desarrollando en este último país su carrera como docente.

El capítulo a analizar en este protocolo es el IV, “El Trabajo”; en el cual se identifica básicamente la labor desempeñada por el homo faber “que fabrica o trabaja sobre” para lograr la construcción del mundo, dicha labor es un proceso de reificación de una idea, de alguna imagen guardada en su mente, de algo anteriormente visto, de un modelo que se cosifica, y que no existirá de forma permanente o definitiva; ya que hay que reproducirlo mediante la actividad ejercida por hacedor para poder permanecer en el mundo humano, teniendo en cuenta que él quien fabrica, construye, realiza; pero jamás crea ya que esta labor solo la puede realizar Dios.

Lo más triste de todo este proceso es que el hombre para poder fabricar los artificios humanos debe convertirse en destructor de la naturaleza, sintiéndose el amo y señor, ya que esto le brinda satisfacción y seguridad al actuar con violencia contra ella, lo cual va en oposición al dolor y agotamiento que siente al realizar dicha labor.

Con el trabajo el homo faber, manifiesta la permanencia del mundo ya que posibilita la realización de la obra de arte, genera técnica e innova con la tecnología, las cuales tienen un comienzo predecible, de alguna manera ya preestablecido, mientras que en la labor no hay tal fin, este proceso es cíclico. Sin embargo, vista desde esta perspectiva, la condición humana del trabajo aparece como un desarrollo biológico, en el que las máquinas y la tecnología pasan a ser cada vez más evolucionadas y adaptables a las condiciones del medio ambiente donde el hombre se desenvuelve, y este a su vez se debe ajustar simultáneamente a las mismas que él ha fabricado, convirtiéndose en parte de su condición humana.

En el trabajo el homo faber es libre, puede crear y destruir su propia obra, su propia fabricación, es quien actúa como amo y señor de la Tierra, y ella está a su servicio, situación que no tiene como animal laborans u “hombre de acción”, el laborante que se somete a los ciclos de la vida biológica y es el “siervo de la naturaleza y la tierra”.

A diferencia animal laborans, cuya vida social carece de mundo y que es incapaz de establecer o habitar una esfera pública, el homo faber está plenamente capacitado para tener una esfera pública propia, aunque no sea política; su esfera pública es el mercado de cambio donde puede

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