El trauma en los niños vulnerables: Una explicación desde las neurociencias

“El trauma en los niños vulnerables: Una explicación desde las neurociencias”

Curso: Estructura de la Personalidad

Docente: Gabriela Vargas Serna

Trabajo presentado por:

Franciosi Tovar, Giuliana

Lima – Perú

“El trauma en los niños vulnerables: Una explicación desde las neurociencias”

Para empezar, quisiera decir que ningún ser humano tiene derecho a sufrir; para mí, deberíamos vivir en un mundo tranquilo, lleno de paz, amistad, armonía y un amor desbordante entre todos nosotros. Saber que el otro sufre, duele; y duele más cuando sabes que esa otra persona es un niño inocente, un niño que no se puede proteger, un niño que prácticamente está envuelto en soledad, un niño cuyo corazón llora diariamente por el maltrato, por la humillación, por la indiferencia y por el trauma.

¡Qué esperanzador es escuchar a Mario Salvador! ¡Qué esperanzador saber que el cerebro está preparado para curarse a sí mismo! ¡Qué esperanzador saber que se puede hacer algo para crear las condiciones necesarias y ayudar a los otros! Y qué alivio más grande, saber que estoy en el momento y en el lugar perfecto para seguir formándome como futura psicóloga y tener las herramientas para poder ser parte del apoyo terapéutico, respetuoso y en sintonía con las personas a las cuales acompañaré emocionalmente.  

En una sociedad como en la que vivimos siempre debemos estar agradecidos en todo sentido, ya que estamos expuestos diariamente a muchos peligros. Y creo que a pesar de que Mario Salvador mencione que el trauma es algo extraordinario que no suele ocurrirnos, pienso que todos los seres humanos tenemos por lo menos algún mínimo recuerdo de un evento psicológicamente angustiante, quizás en diferentes grados, pero un evento que nos ha dejado una huella y un sufrimiento que, sin ayuda, no podremos superarlo.

Asimismo, si nos referimos a trauma complejo, en la maravillosa conferencia queda claro que implica una amenaza extraordinaria, en la cual no podemos escapar y sobrepasa nuestros mecanismos de afrontamiento, lo cual está directamente relacionado a la edad de la persona: lo que es traumático para un bebé no lo es para un adolescente de 16 años por ejemplo; ya que todos tenemos un umbral de ruptura diferente; pero las investigaciones son claras, los traumas en los más pequeños van a estar casi 100% relacionados a sucesos ocurridos en tu propio hogar, en tu propio lugar “seguro”, en donde crees que jamás te podrá ocurrir nada.

Cuando somos un poco más grandes, luego de vivir una situación de trauma complejo, los seres humanos nos volvemos fóbicos a nuestros recuerdos, simplemente no queremos recordar, y buscamos mil formas de escapar de ello, negándolo, evitando situaciones o personas que nos hagan recordar ese suceso y evitando tener contacto con lo doloroso, con lo aterrador. Además, sentimos preocupación, tenemos fragmentos visuales de lo ocurrido, quejas somáticas, conductas inapropiadas, etc. pero habría que preguntarnos ¿Cómo escapan los niños? ¿Quién realmente puede ayudarlos? ¿Qué sucesos tan traumáticos están detrás de sus grandes silencios?

Mario Salvador dice “El trauma es trauma porque se calla” y es verdad, vivimos en una sociedad donde la crítica, el “juzgar al otro”, el darle la espalda, el “burlarse”, es una situación desbordante, del día a día; es como si las personas hubieran perdido la sensibilidad y la empatía por el dolor del otro, por el dolor ajeno. Por ello, las personas no pueden compartir su sufrimiento con alguien, porque no hay quien los apoye, les crea, los vea, los comprenda y sobre todo les dé un acompañamiento hasta sanar esa gran ruptura interior.

Lo podría ver como un círculo vicioso, en donde los niños luego de un trauma van a cambiar su manera de percibirse así mismo, percibir la vida y percibir al otro. Por ello al crecer, son insensibles, viven otra realidad y ello lo transfieren a sus hijos, a sus nietos, a su familia en general. Por eso, hoy en día, el egoísmo humano en muchas sociedades está muy marcado. A veces me pregunto si algún día podremos vivir en un mundo más empático, en un mundo más humano, ¡Espero qué sí!  

Ya en términos de neurociencias, es interesante tomar conciencia de que tenemos un cerebro subcortical, encargado de nuestra supervivencia, que provoca reacciones automáticas, y respuestas de tres tipos: protegernos en algo más fuerte y mayor, pelea – lucha o huida o parálisis y congelación. No es algo que dependa de nuestra toma de decisiones, sino que es voluntario. Y es sorprendente saber, que muchísimas víctimas del trauma han sobrevivido con el tercer tipo de respuesta: paralizándose.

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