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Ensayo “El hombre en busca de sentido” de Viktor Frankl


Enviado por   •  19 de Abril de 2018  •  Ensayo  •  2.713 Palabras (11 Páginas)  •  576 Visitas

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Proyecto de Vida                                                                                       [pic 1]

Viernes 9:00 – 11:00 hrs

Rodríguez Siordia Jhonatan Raúl

Ensayo “El hombre en busca de sentido” de Viktor Frankl

EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO

Ensayo de la obra de Viktor Frankl, 1946


EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO

Ensayo de la obra de Viktor Frankl, 1946

“Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas, la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias, para decidir su propio camino” (Frankl, 1946, p. 90)

Me gustaría empezar este ensayo con esta frase del neurólogo y psiquiatra austriaco Viktor Frankl, una frase que podría considerar yo que engloba la mayor parte de su libro “El hombre en busca de sentido” pero ¿a qué se refiere exactamente? En mi opinión personal, habla de cómo el hombre puede ser capaz de tolerar un sinfín de adversidades, de privaciones de sus derechos, de su libertad física, pero de ninguna manera es posible quitarle a un hombre la libertad de poder ser capaz de decidir cómo puede reaccionar ante cualquier situación, el cómo afrontar las consecuencias de sus actos, o alguna situación ajena a él mismo, como poder reaccionar cuando alguien más es el culpable de las circunstancias que lo rodean, el poder decidir el cómo seguir adelante. Pero esto tiene una pequeña trampa, el hombre debe de tener la voluntad para poder tomar alguna decisión, el no dejarse caer, el no darse por vencido, dormirse en sus laureles como dicen los españoles, el poder vislumbrar a futuro un pequeño plan de vida que le permita seguir encaminado hacia algún destino.

Hay personas que han tenido que pasar por muchas situaciones difíciles a lo largo de su vida que pueden resultar muy fuertes, como una infidelidad de la persona que amaban, la muerte de algún ser querido, haber terminado en la cárcel por alguna injusticia, o talvez haber sufrido de alguna enfermedad terminal como el VIH o el cáncer, pero a pesar de todos estos contratiempos y el golpe psicológico que esto trae, las personas pueden encontrar motivos para poder vivir una vida normal y feliz, mientras que por parte de personas que no han vivido esto personalmente, pueden pensar que son momentos en los que un hombre, simplemente no puede recomponerse, pero Frankl, pudo encontrar una razón por la cual, una persona le puede encontrar algún sentido a la vida, aún en situaciones peores a los descritos anteriormente, Frankl fue prisionero en diferentes campos de concentración nazi, cuando él llegó al campo de concentración, él y otros miles eran golpeados y maltratados por guardias de la SS, entre algunos de éstos, era recibir sus alimentos solo una vez al día, lo que consistía en un plato de sopa aguada y un trozo de pan, o a veces papas podridas, con lo cual tenían que ser capaces de tomar energía para poder hacer trabajos forzados durante todo el día, las pocas calorías que consumían, sumadas a las largas horas de trabajo, hacían que el cuerpo de los prisioneros se consumiera a sí mismo, hasta casi parecer una sombra del hombre que algún día fue. Relatado por Frankl, no sin mencionar que las condiciones empeoraban durante el invierno, trabajando a temperaturas muy por debajo del punto de congelación, sin tener alguna chamarra, botas o guantes para poder protegerse de la lluvia o la nieve. Trabajar bajo estas circunstancias los hacía susceptibles a muchas enfermedades, sin dejar el lado la epidemia de tifus, que se llevó a muchos de sus camaradas, los cual significaba firmar su sentencia de muerte debido a la escasez o falta de medicamentos, lo cual a veces constituía en 5 aspirinas para todo el barracón de enfermos, esto sin tomar en cuenta el maltrato psicológico que causaba la incertidumbre de no saber el paradero de sus familiares, por el hecho de haber sido separados en el campo de concentración, y posteriormente ser parte de un proceso de selección en el cuál eran separados para realizar trabajos forzados y otros eran enviados a la cámara de gas. Muchos de los presos que ya tenían tiempo en los campos de concentración, lograron desarrollar la capacidad de encontrar cierta libertad emocional, con la cual podían escapar de todos los acontecimientos de su día a día, haciendo de los castigos físicos y los insultos algo ordinario, la razón por la cual tuvieron que adquirir esta habilidad, fue porque al no poder modificar los aspectos externos que les influía, su única opción era cambiar su actitud y su forma de pensar.

En este libro, Viktor Frankl nos habla principalmente de las adversidades que tuvo que pasar a lo largo de su internamiento en los campos de concentración, de los cambios que tuvo que afrontar a lo largo del periodo de la segunda guerra mundial, época en la que los alemanes tomaron el control de una buena parte de Europa, basándose principalmente en el terror y la violencia infringida hacia el pueblo judío, nos habla de cómo cambió su vida totalmente, de tener una carrera en ascenso, una esposa, un techo y comida caliente, a pasar por las barbaridades de los insultos, el maltrato físico y psicológico, la inanición, el ver a miles de personas fallecer de cansancio, o simplemente porque alguien decidía que no eran útiles para su propósito, enviadas a cámaras de gas y posteriormente a chimeneas para que no quedara ningún rastro de su existencia.

Desde un punto de vista psicológico, Frankl plantea sus experiencias a través de 3 fases, tomando en cuenta el punto en el que él y las personas en su misma condición que lo rodeaban fueron internadas, posteriormente la vida que tuvieron durante un largo periodo en los campos de concentración y finalmente un análisis de las personas que fueron liberadas, además de él mismo, el cómo reaccionaron a una vida nueva de libertad.

En la primera fase, Frankl nos habla de la estación ferrocarrilera de Auschwitz, la cual marcaba la primera despedida de todo lo que conocían como bueno, su familia, sus costumbres, su religión, podían ver con temor que todas las cosas buenas en la vida ya habían pasado. Muchos detenidos ya habían escuchado de las barbaries que se sufrían en estos campos, y estaban más que sujetos a recibir lo que aplicaba esta adversidad. Nos relata, como es que con suma tristeza, los presos se despedían de aquella comodidad que habían podido tener gracias a su esfuerzo, sus bienes materiales, como vivienda, ropas, y demás posesiones, pasaban a otras personas que en realidad no sabían si las merecían. Viajaron apilados como frutas o cualquier otra mercancía hacia otro destino donde algún nuevo “dueño los recibiría”.

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