Ensayo Sobre los Valores de la Educacion
Enviado por gustavotrejo • 3 de Diciembre de 2017 • Resumen • 6.406 Palabras (26 Páginas) • 316 Visitas
NOMBRE DEL ALUMNO: Gustavo Gómez Trejo
GRUPO: A MATERIA: Tecnicas Del Aprendizaje y la Investigacion
REPORTE DE LECTURA: El Valor de Educar
AUTORES: Fernando Savater
ASUNTO: Ensayo Sobre los Valores de la Educacion
TEMA: El Aprendizaje Humano
PAGINA: 17
Graham Greene dice" ser humano es tambien un deber" la solidaridad o la benevolencia se consideran rasgos "muy humanos" es un deber moral (morir no lo es ya que a todos nos ocurre). Todos nacemos humanos pero eso no basta, Graham Greene emplea la palabra "humano" como un ideal.
Nacemos para la humanidad.Nuestra humanidad bologica necesita una confirmacion posterior, llegar a ser humano del todo es siempre un arte.
Este proceso los antropologos loa llaman neotenia que nacemos demaciado pronto.Los individuos de nuestra especiepermanecen hasta el final de sus dias inmaduros, tanteantes y falibles pero siempre en cierto sentido juveniles.
Neotenia significa plasticidad o disponibilidad juvenil. El niño pasa por dos gestaciones una en el utero y otra en la matriz social. Somos seres de imitacion y es por ese medio que llegamos a ser humanos.
Jerome Bruner Psicologo Americano concluyo "Si no hay atribucion de ignorancia, tampoco habra esfuerzo por enseñar" es decir que hay que comprender que lo que uno sabe hay otro que no lo sabe y que hay semejantes que no comparten sus conocimientos. Por medio de los porcesos educativos se intenta remediar la ignorancia amnesica (platon dixit) con la que todos venimos al mundo.
Ser humano consiste en la vocacion de compartir lo que ya sabemos entre todo y quien no indaga constata y deplora la ignorancia ajena no puede ser maestro, es lo que saben los que enseñan como lo que aun no saben los que deben aprender.
El hombre llega a serlo atraves del aprendizaje y nuestro maestro no es el mundo sino la vinculacion intersubjetiva con otras conciencias, la verdadera educacion no solo consiste en enseñar a pensar sino tambien en aprender a pensar sobre lo que se piensa.
La principal asignatura que nos enseñan los hombres unos a otros es en que consiste ser hombre a pesar de las deficiencias, la conocen mejor los humanos mismos, cualquier pedagogia que proviniese de una fuente distinta nos privaria de la leccion esencial, la de ver la vida y las cosas con ojos humanos.
considero que la educacion tiene un significado importante en nuestra vida pero se tienen que
tomar en cuenta los valores sociales para poder ser humano.
NOMBRE DEL ALUMNO: Gustavo Gómez Trejo
GRUPO: A TURNO: V MATERIA: Tecnicas Del Aprendizaje y la Investigación
REPORTE DE LECTURA: El Valor de Educar
AUTORES: Fernando Savater
ASUNTO: Ensayo Sobre los Valores de la Educacion
TEMA: Los Contenidos de la Enseñanza CAPITULO: 2
PAGINA: 18-25
La genética nos predispone a llegar a ser humanos pero sólo por medio de la educación y la convivencia social conseguimos efectivamente serlo. (Algunos mamíferos superiores y ciertos insectos sociales se transmiten unos a otros conocimientos por la vía de la imitación, cuyas diferencias con la enseñanza propiamente dicha hemos señalado en el capítulo anterior), pero en el caso del género humano ese proceso formativo no hereditario es totalmente necesario. Algunos etólogos como Eibl Eibesfeldt aseguran que estamos genéticamente programados para adquirir destrezas que sólo pueden enseñarnos los demás, lo que establecería una complementariedad intrínseca entre herencia biológica y herencia cultural.
Lo primero que la educación transmite a cada uno de los seres pensantes es que no somos únicos,lo segundo es que no somos los iniciadores de nuestro linaje, éstos son los dos descubrimientos originarios que le abren a su vida propia: la sociedad y el tiempo. que no haya comunidad que no sepa del pasado y que no se proyecte hacia el futuro es quizá el rasgo menos animalesco que hay en nosotros. Los animales no necesitan el tiempo, porque no saben que van a morir; nosotros a través del tiempo ampliamos los márgenes de una existencia que cefímera y precedemos nuestro presente de mitos que lo hipotecan o enfatizan y de un más allá —terreno o ultraterreno, tanto da— que nos consuela.
La enseñanza está ligada intrínsecamente al tiempo, como transfusión deliberada y socialmente necesaria de una memoria colectivamente elaborada, de una imaginación creadora compartida. Lo primero para educar a otros es haber vivido antes que ellos, es decir, no el simple haber vivido en general sino haber vivido antes el conocimiento que desea transmitirse. la sabiduría tiene su propia forma de temporalidad y la experiencia crea un pasado de descubrimientos que siempre podemos transmitir a quien no lo comparte, aunque sea alguien en la cronología biológica anterior a nosotros. La condición humana nos da a todos la posibilidad de ser al menos en alguna ocasión maestros de algo para alguien.
Bien, se enseña en todas partes y por parte de todos, a veces de modo espontáneo y otras con mayor formalidad, pero ¿qué es lo que puede enseñarse y debe aprenderse? Ya señalamos que toda educación humana es deliberada y coactiva, no mera mimesis: parece indicado por tanto precisar y sopesar los objetivos concretos que tal educación ha de proponerse. En líneas generales la educación, orientada a la formación del alma y el cultivo respetuoso de los valores morales y patrióticos, siempre ha sido considerada de más rango que la instrucción, que da a conocer destrezas técnicas o teorías científicas.
Nadie se atreverá a sostener seriamente que la autonomía cívica y ética de un ciudadano puede fraguarse en la ignorancia de todo aquello necesario para valerse por sí mismo profesionalmente; y la mejor preparación técnica, carente del básico desarrollo de las capacidades morales o de una mínima disposición de independencia política, nunca potenciará personas hechas y derechas sino simples robots asalariados.
John Passmore establece entre capacidades abiertas y cerradas. La enseñanza nos adiestra en ciertas capacidades que podemos denominar «cerradas», algunas estrictamente funcionales —como andar, vestirse o lavarse— y otras más sofisticadas, como leer, escribir, realizar cálculos matemáticos o manejar un ordenador. Lo característico de estas habilidades sumamente útiles y en muchos casos imprescindibles para la vida diaria es que pueden llegar a dominarse por completo de modo perfecto. Las capacidades «abiertas», en cambio, son de dominio gradual y en cierto modo infinito. Algunas son elementales y universales, como hablar o razonar, y otras sin duda optativas, como escribir poesía, pintar o componer música. Pero su característica es que nunca pueden ser dominadas de forma perfecta, que su pleno dominio jamás se alcanza, que cada individuo desarrolla interminablemente su conocimiento de ellas sin que nunca pueda decirse que ya no puede ir de modo relevante más allá. Otra diferencia: el ejercicio repetido y rutinario de las capacidades cerradas las hace más fáciles, más seguras, disuelve o resuelve los problemas que al comienzo planteaban al neófito; en cambio, cuanto más se avanza en las capacidades abiertas más opciones divergentes se ofrecen y surgen problemas de mayor alcance.
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