Ensayo reflexivo: Cartas a Pedro. Guía para un psicoterapeuta que empieza
Enviado por luisamonsalvs • 19 de Octubre de 2021 • Ensayo • 1.113 Palabras (5 Páginas) • 602 Visitas
Ensayo reflexivo: Cartas a Pedro. Guía para un psicoterapeuta que empieza.
“Conozca todas las teorías, domine todas las técnicas,
pero, al tocar un alma humana sea apenas otra alma humana.”
–Carl Gustav Jung.
Loretta Cornejo escribe una serie de cartas a su sobrino Pedro, quien está por empezar su carrera en psicología. Ella siendo terapeuta intenta transmitir desde su individualidad la experiencia que ha tenido como psicóloga y, en este caso, terapeuta, brindándole a su sobrino unas “bases” para iniciar su carrera profesional, abarcando cuestiones trascendentales en la difícil tarea de volverse psicoterapeuta, que van desde la bienvenida del paciente al consultorio hasta los miedos que puede tener el terapeuta en todo este proceso. No es un paso a paso, tampoco un protocolo; es una construcción mutua, un proceso terapéutico.
Ser terapeuta desde la mirada de esta autora está estrechamente ligado al amor que se le puede tener al ser humano en general y la voluntad que se tiene para ayudarlo, en donde el vínculo entre el paciente y el terapeuta va a ser determinante durante el proceso. Puedo observar en la escritora una concepción romántica sobre lo que es la psicoterapia, pero al mismo tiempo la define como una práctica muy humana, o al menos intenta que lo sea, sin dejar de lado la rigurosidad científica y profesional que abarca esta labor. Además, tiene en cuenta detalles que a grosso modo parecen ser insignificantes pero que a la hora de la práctica se vuelven fundamentales, como el hacer sentir bienvenido al paciente y hacerlo consciente de que lo recibimos con amor y alegría; organizar el consultorio de manera que nos sintamos cómodos; el uso adecuado del tiempo; etc.; lo que va a contribuir para mejorar el vínculo terapéutico, la comodidad en nuestro lugar de trabajo y la conexión del paciente con la terapia.
Desde el quehacer del psicoterapeuta se debe tener la disposición de ayudar al paciente a que encuentre los recursos internos para afrontar las diversas situaciones que lo acongojan, sin fusionar los juicios o ideas personales, siendo conocedores y transmitiendo que el único responsable de la vida del paciente, de sus decisiones, sus artes y potenciales es él mismo. El lugar del psicoterapeuta va a estar en esa ayuda que se le puede brindar, el sostenimiento y la contención. En efecto, esta ayuda idónea va a estar en función del clima emocional que se dé en el proceso, transmitiéndole al paciente confianza, que se sienta acogido, aceptado, tolerado y entendido, mediante la escucha atenta cuando nos manifiesta algo y la comunicación asertiva que tenemos a la hora de hacer devoluciones.
Pensando críticamente en el trabajo que conlleva una psicoterapia, sea cual sea su orientación, creo que en un momento todos nos sentimos como Loretta cuando inició sus prácticas en psicoterapia: inseguros, desorientados, con miedos y tal vez cobardes ya que no es una tarea fácil brindarle ayuda a una persona que está pasando por un momento de sufrimiento, inestabilidad o desesperanza. La responsabilidad que carga el psicólogo es delicada, pues un mal proceso terapéutico puede destruir personas. Es precisamente por esto, que a la hora de iniciar la vida profesional como terapeuta la autora recomienda recibir supervisión de un experto, minimizando la posibilidad de cometer errores por la inexperiencia en el momento de ejecutar las devoluciones.
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