Envejecimiento
Enviado por Juan Fernández Argento • 8 de Julio de 2019 • Apuntes • 3.098 Palabras (13 Páginas) • 100 Visitas
Tema XIII
“Envejecimiento”
Fajn y otros – El cuerpo en la vejez
Se irá construyendo un sano envejecer, en la medida que vaya soportando el límite de aquello con que cuenta y pueda ir explorando las alternativas novedosas que se le presentan. No se trata sólo de emprender una clase de gimnasia. Estar ahí es toda una decisión. Elegir la ropa apropiada, peinarse, etc., pertenecer a un grupo, extender los lazos a nuevas personas.
La Educación Física en Adultos Mayores, encarada como una actividad creativa-recreativa, generará sorpresas y satisfacciones, en la medida en que se descubran o recuperen aspectos personales que se suponían inexistentes o perdidos.
En el trabajo con su cuerpo, a partir de él y de su motricidad, a partir de lo perceptivo puesto en situación, se produce un movimiento de otro orden, que trabaja sobre las imágenes corporales. La imagen del cuerpo es la síntesis viva de nuestras experiencias emocionales interhumanas. Puede hacerse independiente del esquema corporal y se articula con él a través del narcisismo. La imagen del cuerpo es la huella estructural de la historia emocional de un ser humano. Ella es el lugar icc, en el cual se elabora toda expresión del sujeto, lugar de emisión y recepción de las emociones interhumanas, fundadas en el lenguaje.
La cc del tiempo cobra resonancia en este período de la vida, en una relación íntima en lo que se percibe a nivel imagen, de representación del cuerpo (imagen del cuerpo), y también desde lo que palpita como sensorialidad (esquema corporal).
En la vejez, las modificaciones corporales pueden implicar una rotunda lesión narcisística. Belleza y vigor, constituyen rasgos sobreestimados, desplazando como aspiración, frecuentemente, cualquier otro tipo de ideal. Ese cuerpo, entonces, decepciona al sujeto en la medida que supone la desilusión del otro. El adulto mayor corre el riesgo de apoyarse solamente en su imagen visual. En la organización de la actividad físico-recreativa, se debe tomar en cuenta esta recuperación narcisista, como otro modo de reconocimiento corporal en ellos.
Tomar decisiones de qué hacer en el tiempo libre implica también re-crear la propia dimensión subjetiva, ya que implica, entre otras cosas, sostener el deseo propio frente a los otros y enfrentar el desafío de correrse de los roles establecidos en acuerdo explícito o implícito.
El conflicto que impide aceptar el envejecimiento, es el desfasaje que el adulto mayor enfrenta entre lo que siente que puede y lo que puede en realidad. Hay por un lado un deseo icc, atemporal, que no envejece y por el otro, un cuerpo que sí lo hace. Cuando no puede soportar esta discordancia inevitable, se pone el viejo en situación de riesgo físico y/o psíquico, proclive a accidentarse.
La mirada de los otros devuelve al viejo su nueva representación corporal, ayudándolo a transformar la representación de su cuerpo joven, en el trabajo de un duelo que debe elaborar. Un buen envejecer no precisará sólo de un cuerpo elástico, sino también de una estructura elástica.
Fericgla – La cultura de la ancianidad
En el contexto de este contradictorio marco macrosocial, la Cultura de la Ancianidad constituye un sistema de valores con sus elementos particularizadotes y que está también en relación con la orientación global homogeneizadora. No pueden plantearse la producción, pero sí el consumo.
Aspectos que definen la Cultura de la Ancianidad:
1. Irrupción reciente:
Históricamente, el colectivo de personas mayores como grupo de edad diferenciado, con intereses propios, con rasgos culturales específicos y con exigencias sociales definidas, ha sido el último en irrumpir dentro de nuestro complejo marco social. Su cultura está construida a partir de retazos de otros sistemas de valores adaptados a los condicionamientos y expectativas de los ancianos.
La irrupción reciente y rápida ha venido conducida por dos factores básicos, uno endógeno y otro exógeno: a. la situación de anomia y el bajo nivel económico (economía de subsistencia); b. los medios de comunicación de masas que han ofrecido y ofrecen un modelo de vejez feliz y despreocupada. El modelo cultural más próximo es el de los adolescentes.
Sin embargo, el colectivo va orientándose lentamente hacia la búsqueda de respuestas a las cuestiones planteadas por ellos mismos.
2. Modelo superestructural y sistema de valores:
La gente mayor no llega a asumir con profundidad las propuestas y valores que para ellos ha elaborado la sociedad, aunque, a falta de otros referentes, se acepten; y por otra parte, la propia naturaleza del colectivo comporta la dificultad de elaborar por sí mismo un modelo cultural propio y de imponerlo a los responsables de los medios de comunicación de masas. Para resumir la doble negación de la Cultura de la Ancianidad, podríamos afirmar que no aceptan plenamente lo que reciben, y además no actúan para conseguir organizar el mundo –su mundo– según sus expectativas.
3. Tipologías de individuos:
Dos coordenadas determinantes: elementos propiamente culturales y factores biológicos. En ninguno de los módulos culturales tienen un papel tan central como entre los ancianos.
Los jubilados constituyen los componentes del segmento viejo de la población que se mantienen con plenas facultades físicas. Los seniles son los que sufren un nivel de deterioro físico y/o mental que les impide desarrollar con normalidad su vida social e íntima.
4. Economía:
Además de tener poca capacidad adquisitiva, tienen como premisa básica la dependencia económica de los individuos productores. Las actividades de ocio constituyen una vía hacia el bienestar, y merecen que el dinero sobrante de la subsistencia no se guarde ni se dirija a patrocinar otras causas. El dinero ahorrado durante el período vital productivo nunca se destina a actividades de ocio.
5. Estructura familiar y matrifocalidad:
Para los viejos, la importancia de la familia es muy superior a la que dan al grupo de edad. En cambio, el resto de miembros de la familia, y principalmente los más jóvenes, organizan su realidad social a partir de redes en las que los grupos de edad revisten una importancia central. La relación familiar se descompensa y desajusta, constituyendo uno de los parámetros más importantes que se transforman en la vivencia de desarraigo y marginalidad.
Se ha dado origen a un modelo de relación nuevo y muy importante, la intimidad a distancia, en el cual el teléfono juega un papel central.
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