¿Existen las personas tóxicas?
Enviado por Maria Rodriguez • 15 de Diciembre de 2021 • Ensayo • 655 Palabras (3 Páginas) • 57 Visitas
"¿Existen las personas tóxicas? “
M.C. María Auxilio Rosas Rodríguez
Si nos damos a la tarea de buscar la definición de “Persona Tóxica” en internet, los resultados arrojarán una cantidad cerca de 1,010,000 entradas posibles. Esto, por sí mismo, debería hablarnos de la tendencia en la expresión de lo “tóxico” y su equivalente a “dañino” o “nocivo”. Por su puesto, también puede referirse a “ambiente tóxico”, “pareja tóxica”, “trabajo tóxico”. ¿Es adecuado llamarle tóxico a prácticamente cualquier persona, ambiente o lugar que nos hace daño? La respuesta es simple: NO.
Para responder de manera amplia al cuestionamiento previo, primero hay que hacer un recorrido del sentido popular que últimamente tiene la palabra “tóxico”. En primer lugar, a las personas tóxicas se les reconoce como gente inmadura, insegura y egoísta, que además se coloca en primer plano de todo y que para existir requiere “víctimas” o personas a las cuales pueda someter. También, se usa esta expresión para referirnos a gente que manipula, que miente y engaña; incluso en gente dependiente o que demanda mucha atención hacia nuestra persona. Por otro lado, si le llamamos “tóxica” a una relación (laboral, familiar, de amigos, de pareja) entonces comúnmente dejamos la responsabilidad en un solo lado (¡el de los otros, por supuesto!) y de este modo ganamos el derecho a quejarnos y encontrar culpables. Se asume que en este tipo de relaciones no hay comunicación (otra falacia que vale señalar, dado que SIEMPRE, nos comunicamos), que solo existe la envidia y el deseo de lastimarnos.
No son pocas las páginas, videos, imágenes que detallan el perfil de las personas “tóxicas”. Hay muchos blogs con consejos de cómo librarse de ellas, de cómo salir de esas relaciones, y que parecen prometedoras al darnos tips y recetas fáciles de seguir; como si el malestar se fuera así de pronto y entonces pudiéramos movernos en otros ambientes y además, como acto de magia, nosotros mismos ser distintos y convertirnos “otras” en otras personas.
Ahora bien, el gran riesgo de mantener estos mitos (y muchos otros) acerca de las relaciones interpersonales, es que no nos permiten tomar una actitud responsable ante nuestras decisiones. Si todo el tiempo nos dedicamos a observar lo que nos daña de afuera, pero no hacemos nada por reconocer las conductas que realizamos y que nos colocaron en ese lugar, entonces no tendremos oportunidad de crecimiento personal y dejaremos nuestro bienestar en manos de los demás. En este punto, es necesario aclarar que, en efecto, hay relaciones que nos dañan; que en efecto hay personas lastimadas, inseguras y/o con dificultad de empatizar, cuyos mecanismos psíquicos determinan su comportamiento agresivo, de manipulación y en el fondo, de mucha inseguridad y mucha necesidad de control. No obstante, dado que no existen los absolutos en materia de la complejidad humana y las personas no somos “totalmente buenas” ni “totalmente malas”, no podemos colocar a las personas o a las situaciones en cajones de clasificación, ya que incluso nosotros mismos y nuestras conductas también son susceptibles de tener mejoras y trabajar en la autoconsciencia, la responsabilidad, el respeto y el crecimiento mutuos.
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