Experiencia de la primera infancia

9 de enero del 2023

Experiencia de la primera infancia

Ernesto Gutiérrez Mendoza

El recuerdo más significativo que yo tengo de mi vida en la primera infancia es cuando tenía la edad de 4 años. Recuerdo estar cursando el preescolar. Especialmente el primer día que mi mamá me llevo a clases, es una vivencia que tengo muy marcada. Todo iba muy bien, recuerdo que llegamos y lo primero que hice es correr a jugar directo a la jardinera y en los columpios del preescolar, esto acompañado de un amigo quien era mi vecino y ya teníamos tiempo de conocernos y convivir juntos, además jugábamos en las tardes ya sea en su casa o en la mía, entonces todo era juego y tranquilidad ya que al estar en ese momento con él me hacía sentir seguro y tranquilo, hasta que de pronto sonó el timbre y eso indicaba que era momento de entrar al salón de clases y de que los padres de familia tenían que empezar a retirarse a sus casas o trabajo para dejarnos a cargo de las maestras, es en ese instante cuando siento que se paralizo el tiempo y entre en una especie de desesperación, con mucha angustia, ansiedad y mucho miedo al ver como mi mamá se alejaba caminando rumbo a mi casa y yo no estaba yendo junto con ella, prácticamente sentí que me estaba dejando abandonado, cosa que nunca en mi vida había experimentado. Fue en ese momento cuando solté el llanto y comencé a gritarle a mi mamá que no se fuera sin mí. Además, observé que la puerta principal estaba siendo cerrada por una de las maestras y fue en ese momento cuando corrí desesperado a tratar de salir tras de mi mamá, pero ya era tarde ya la puerta se había cerrado y no alcance a salir. La maestra encargada de la puerta me trataba de tranquilizar y con sus palabras cordiales y de mucha amabilidad logro tranquilizarme un poco y me acompaño hasta la puerta del salón donde me correspondía entrar a clases. Al momento de ver a mis compañeros y notar que todos se me quedaban viendo, provocó en mi una inseguridad que me hizo volver a estallar en llanto y mi reacción fue salir corriendo de nuevo rumbo a la puerta, pero esta vez corrí al portón por donde entran los carros y logré salir por una rendija que quedaba semiabierta. La reacción de las maestras fue salir tras de mí. Por la cercanía de apenas dos cuadras de mi casa al preescolar, logre llegar a mi casa, pero las maestras llegaron tras de mí. Mi mama se disculpo con ellas y me acompaño de nuevo hasta el preescolar y ella tuvo que permanecer buen rato afuera hasta cerciorarse que yo me tranquilizara y lograra quedarme dentro del salón sin intentar escapar de nuevo.  

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