Hacerse como niños

Hacerse como niños.

Susana López Nandayapa

El desarrollo personal definitivamente tiene que ver con la toma de conciencia. Esta toma de conciencia debe hacer un retrospección hacia nuestra infancia, para descubrir patrones que se repiten a lo largo de nuestra vida. El autoconocimiento es pues una herramienta para encontrarse con uno mismo, en la búsqueda de las relaciones y contactos con la trascendencia.

Es buscar en el fondo nuestra autenticidad, nuestro verdadero yo, sin mascaras, sin etiquetas, sin incoherencias. Contactar con la esencia personal nos lleva más allá de nuestra propia esencia, nos lleva al camino de descubrirnos. Se trata pues de encontrar la luz, y de evitar nuestras sombras. Esas sombras que se manifiestan en miedos, dudas, inseguridades, etc. y que limitan desarrollarnos con plenitud. Debemos iniciar desde la intuición, un camino menos racional.

Para lograr este camino, es necesario indagar sobre nuestras propias experiencias. Primero que es lo que queremos ser en la vida. Los niños aprenden de lo que viven, y debemos indagar estas experiencias para saber porque nos comportamos de una u otra manera, además de buscar las experiencias que nutrieron nuestro ser de amor. Es decir recuperar nuestro niño interior.

Esta indagación hacia nuestro niño interior es buscar en lo más profundo de nuestras experiencias, ver como era nuestro comportamiento y cuando dejamos de ser niños para empezar con nuestras obligaciones. Es decir cuanto tardo el ciclo de lo emocional a lo mental.

Una herramienta que puede ayudar a este entendimiento es la práctica educativa, entendida el ejercicio cotidiano a los adultos sobre actividades de la infancia que hacen que los niños tengan un desarrollo armónico y equilibrado, con la idea de trabajar su niño interior.

Es importante en este camino un contexto de amor y respeto. Cuando hay amor, hay respeto y cuando hay respeto hay un equilibrio emocional del niño…”aunque no seamos conscientes, nuestro cuerpo grabó perfectamente el recuerdo de aquel trato que tuvieron con nosotros”. Por eso es importante este contexto, porque podremos descubrir como nos trataron a nosotros de niños, en esta búsqueda del desarrollo personal.

Otras propuestas que no ayudan a este viaje a nuestro niño interior son: La mirada, a tercera propuesta, mirarnos cálidamente en el espejo por un espacio de tiempo prolongado, en la intimidad e intentando volver a ver a aquel niño que llevamos dentro; Escribir cartas, es una manera de verbalizar aquello que sentimos hacia nuestro niño; La dedicación al momento presente, que implica hacerlo a través de la meditación y el movimiento, no tener limites para movernos.

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