La Relatividad de la Felicidad

LA RELATIVIDAD DE LA FELICIDAD

Por definición se entiende la felicidad como el estado emocional que acompaña a las personas felices.  El filósofo metafísico Aristóteles la definía como la aspiración máxima de todos los seres humanos, sin embargo, pocas cosas son tan deseadas como la felicidad, pocos son aquellos que siendo felices se logran dar cuenta que lo son, peor aún, es el caso de aquellos que teniendo todo para ser felices no poseen la actitud para serlo. La felicidad pertenece al mundo de lo relativo y de ninguna manera puede considerarse el producto de una ecuación a+b=c, ciertamente, su relatividad consiste en que ser feliz es una percepción mediada por las expectativas del sujeto a ser feliz, pero también por las de aquel que juzga esa felicidad percibida; En tal sentido, el filósofo griego indica que se trata de un estilo de vida, cuya característica más resaltante es ejercitar constantemente lo mejor que tiene cada ser humano, por lo que la ubica en el campo de las virtudes.

Epicuro de Samos, sostenía que la finalidad de la existencia es conseguir una vida feliz, por lo que no creía que la felicidad fuese una esencia puramente espiritual, como lo creían los metafísicos, sino que asevera que la determinan prevalentemente sus componentes terrenales, donde uno de los principios adoptados por su escuela de la felicidad era el postulado según el cual el amor poco tiene que ver con la misma y que son más influyentes en el logro de la felicidad las relaciones de amistad y el trabajar por amor a lo que se hace y no por dinero. Sin embargo, en los tiempos modernos los referentes que se aluden como indicadores de felicidad están referidos a la prosperidad financiera, a la receptividad amorosa por parte de la pareja y familia, la posesión de bienes, el reconocimiento social, entre otros. Einstein, haciendo gala de la relatividad del concepto, afirmó que cumplir un sueño largamente perseguido no necesariamente asegura  la felicidad.

Sin embargo, para el filósofo y humanista alemán Nietzsche, la felicidad es fuerza vital, espíritu de lucha contra todos los obstáculos que limiten la libertad y la autoafirmación, en este orden de ideas, enunciaba  que ser  feliz, entonces, es ser capaz de probar la fuerza vital, mediante la superación de adversidades y la creación de modos originales de vivir.

Asumiendo este postulado como cierto, se hace imperativo gestionar el humano vivir dentro de la referencia de satisfacción de necesidades que propone Maslow, como una escalada hacia la felicidad, lo que nos ubica en el ámbito de la psicología positiva y sus postulados principales como la gestión de emociones positivas las cuales nos llevaran a la esperanza, la alegría, el optimismo y por consiguiente a una felicidad fluida y gozosa, unas habilidades prosociales y altruistas, donde la visión de vida plena y auto realización permita darle sentido a la existencia, incorporando no solo estados de ánimo positivos, sino también, un estado de salud conservado, todo ello, enmarcado en la preservación de la felicidad a través de una vida por objetivos y un proyecto de vida ideado y enfocado a los logros y éxitos deseados en torno a sí mismo y por proyección hacia los que nos rodean.

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