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La motivación en el sistema de personalidad


Enviado por   •  1 de Febrero de 2024  •  Apuntes  •  7.103 Palabras (29 Páginas)  •  27 Visitas

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Capítulo 5-La motivación en el sistema de personalidad

  1. INTRODUCCIÓN

La motivación se refiere a aquello que provoca que la persona se ponga en acción, o lo que es lo mismo, a la causa y la dirección del comportamiento. La motivación es un tema esencial de la psicología de la personalidad, ya que constituye uno de los procesos fundamentales que, en interacción con procesos de carácter cognitivo y afectivo, nos permiten entender y explicar el comportamiento humano

  1. BREVE HISTORIA DE LAS TEORÍAS MOTIVACIONALES

A lo largo de la historia se han propuesto dos grandes tipos de teorías motivacionales, aquellas que consideran que el organismo se pone en acción porque está empujado por una fuerza interna y las que entienden que la acción del organismo ocurre porque está atraído por algo externo. Las fuerzas internas pueden ser tanto físicas como psicológicas y, dependiendo de la teoría, se las ha denominado “instinto”, “impulso”, “drive”, “necesidad” o “motivo”. El segundo tipo de teorías, a las que se les suele denominar de incentivo, destacan que son los objetivos esperados por el organismo los que juegan un rol determinante en que se desencadene el comportamiento.

  1. Teorías motivacionales del instinto, drive, necesidad o motivo

A las primeras teorías que aparecieron dentro de esta categoría se las considera de reducción de tensión, porque se focalizan en estados de tensión interna que el organismo trata de aliviar y así evitar el malestar o dolor asociado, a la vez que consigue placer con la descarga de la misma. La teoría de Freud es un ejemplo de las mismas, denominó a los elementos internos “instintos” y los definía como estados de excitación corporal que buscan la reducción de tensión. Distinguió entre instintos de vida (incluyen los instintos de autoconservación y los de conservación de la especie o sexuales) y los de muerte o agresivos. Las diferencias individuales podrían ser explicadas por la intensidad de estos impulsos, las formas de expresarlos, la magnitud del conflicto y las maneras en que las personas se defienden de la ansiedad derivada de este conflicto.

Aunque el conductismo rechazó el concepto de motivación, algunos sí consideraron que el concepto de “drive” o impulso podría servir en la explicación de la conducta. Dentro de esta línea se encuentra la teoría de Hull, que defiende que los estímulos reforzantes lo son si reducen el drive. Los estímulos que se emparejan con una respuesta constituirían un hábito. El drive impulsa de forma inespecífica, lo que provee de energía, pero no da dirección, la cuál sería aportada por los hábitos.  

Murray introduce el concepto de necesidad psicológica. Se define como una fuerza psicológica que organiza la percepción y la acción y que puede ser activada tanto por estímulos internos como externos. Elaboró una taxonomía de necesidades básicas, distinguiendo entre las primarias o físicas (comer, beber, dormir) y las secundarias (afiliación, autonomía, dominancia, logro, etc.) Maslow además incluyó un sistema integrado sobre cómo se relacionan unas necesidades con otras. Presentó un modelo jerárquico y propuso que hasta que no se satisfacían las necesidades más básicas, no se perseguía la satisfacción de las necesidades inmediatamente superiores. En la base de la pirámide se incluirían las necesidades fisiológicas, después necesidades de seguridad, en el escalón siguiente las de afiliación, después la necesidad de autoestima y, por último, la necesidad de autorrealización. La obra de Maslow ha tenido gran influencia en teorías actuales, como la teoría de la autodeterminación de Ryan y Deci.

McClelland se basó en las necesidades de Murray y se centró en tres, a las que denominó motivos: logro, afiliación y poder. Estos motivos funcionan igual que los drives biológicos y por lo tanto, activan, dirigen y seleccionan la conducta. Desde esta perspectiva, los motivos serían de carácter disposicional y constituyen dimensiones de diferenciación individual estable, de esta manera, los individuos difieren en su predisposición a buscar determinado tipo de incentivos en un amplio rango de situaciones con una determinada intensidad, que sería la responsable de que el efecto sobre la conducta sea mayor o menor. Los estudios más relevantes dentro de esta categoría son los que relacionan los motivos con la salud. Se ha encontrado que las personas con alta motivación de poder, pero que inhiben su expresión, junto con baja motivación de afiliación, presentan una presión arterial elevada, informan de mayor número de enfermedades y tienen peor funcionamiento inmunológico en situaciones de estrés. McClelland y cols. también han aportado la distinción entre motivos implícitos y autoatribuidos. Los motivos autoatribuidos se pueden medir mediante autoinformes, puesto que la persona se da cuenta de ellos, sin embargo, los implícitos no son captados, por lo que sólo pueden evaluarse mediante instrumentos de carácter narrativo, como el TAT (Test de Apercepción Temática). Los motivos implícitos predicen mejor las tendencias de conducta en general y a largo plazo, los autoatribuidos son mejores en las predicciones de comportamientos concretos a corto plazo.  

A Atkinson que sigue la línea de McClelland pero centrándose en el motivo de logro, se le deben dos aportaciones. Por una parte formula las relaciones entre expectativa y valor, y por otra, entre aproximación y evitación. En relación a expectativa-valor, considera que su relación es multiplicativa, de tal manera que es necesario que ambos tengan una intensidad mayor que cero para que se produzca la conducta. Respecto a aproximación-evitación considera que el motivo de logro refleja tanto la tendencia al éxito como la de evitar el fracaso, en este sentido, propone un modelo matemático en que la tendencia final del organismo resultaría de restar a la intensidad de la tendencia de aproximación, la de la tendencia de evitación. A su vez, ambas tendencias se derivarían de la multiplicación de la expectativa por el valor. Si la intensidad de la tendencia de aproximación es mayor que la de evitación, la tendencia resultante sería de aproximación y viceversa. Esta teoría ha recibido apoyo empírico, sobre todo su predicción de que las personas con tendencia de aproximación al éxito prefieren tareas de dificultad moderada o muy difíciles. Por otra parte, las personas con una tendencia predominante de evitación del fracaso prefieren las tareas muy fáciles (en las que se aseguran que no van a fracasar) o muy difíciles (en las que estaría justificado su fracaso). Esta teoría ha ejercido gran influencia en las perspectivas actuales, como la de Dweck. A pesar de sus aportaciones, la teoría tiene limitaciones y es insuficiente para analizar los procesos de motivación humana en su totalidad.

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