Lo vivo del sujeto
Enviado por stefocam15 • 2 de Septiembre de 2017 • Reseña • 1.526 Palabras (7 Páginas) • 216 Visitas
“LO VIVO DEL SUJETO”
Edgar Morin
El método: La humanidad de la humanidad: La identidad humana
Editorial: Catedra Teorema
Año de publicación: 2003
Edgar Morin, nacido el 28 de julio de 1921 en París, es un filósofo y sociólogo francés de origen sefardí.
Realizó sus estudios en la Sorbona y en la Universidad de Toulouse. Es licenciado en geografía e historia y en derecho en 1942. Posteriormente cursó estudios universitarios de sociología, economía y filosofía, los cuales fueron interrumpidos por el estallido de la II Guerra Mundial. Durante esta época se convirtió en militante de la resistencia francesa contra el movimiento nazi, y más tarde, fue miembro del Partido Comunista Francés hasta 1951.
Ha estudiado la crisis interna del individuo, llevándolo a abordar la comprensión del “individuo sociológico” a través de lo que él llama una “investigación multidimensional”, es decir, utilizando los recursos de la sociología empírica y de la observación comprehensiva. Fuertemente crítico con los mass-media, ha analizado asimismo los fenómenos de propagación de la opinión.
Partiendo de lo que Morin nos plantea en su texto, es importante mencionar que la noción de sujeto es una noción la cual ha causado muchos debates y por lo tanto él realiza una construcción conceptual con el fin de concebir esa idea de sujeto. Es así cómo este autor parte de la organización biológica para así explicar tanto el principio de exclusión como el de inclusión y la identidad subjetiva.
De acuerdo con lo mencionado anteriormente, Morin propone abordar esa noción de sujeto de una manera científica y no metafísica, proponiendo así una definición bio-lógica: que corresponde a “una lógica de autoafirmación del individuo viviente” (Morin, 2003, p. 81), es decir, la lógica misma del ser vivo, llevando así a qué se considere que además de la existencia de dicha noción Bio-Lógica, también se logre encontrar la noción del egocentrismo, la cual sitúa al sujeto dentro del propio mundo, dado a que “ser sujeto es situarse en el centro del mundo, tanto para conocer cómo para actuar” (Morin, 2003, p. 81), por lo tanto es necesario agregar que dicho egocentrismo incluye a dos principios subjetivos que se asocian: principio de exclusión y de inclusión.
Partiendo de lo que nos expone Morin, es posible entender a las personas como seres-maquinas, seres computantes, en tanto se ocupan de signos, índices, datos, a través de los cuales tratan con su mundo interno y externo, lo cual logra poner en evidencia cómo dichos seres-maquinas son considerados como un cómputo el cual se pone en el centro del mundo para realizar todas las acciones de defensa, dando esto a entender la relación existente entre ese carácter egocéntrico de la identidad de cada uno de los seres humanos en cuanto se sitúan cada uno en el centro del mundo, y en cómo se logra situar a la noción de sujeto unida al acto del cómputo en el que no solo se es la propia finalidad de sí mismo, sino que también se constituye la propia identidad. Es esta identidad la cual estará relacionada con un principio de diferencia y de equivalencia en la que “yo soy yo mismo” en tanto que Yo es el acto de ocupación del sitio egocéntrico y es el puro surgimiento del sujeto, y “Mi” es específicamente la objetivación del yo, lo cual permitirá que el “Yo” pueda reflexionar y reconocerse objetivamente, dado que según el autor cada individuo cuenta con la capacidad de auto-objetivación la cual permitirá que cada individuo como ser-máquina (cómputo) se vea a sí mismo como objeto y pueda tratar objetivamente al ser sujeto.
El principio de exclusión habla acerca de cómo cada uno de los seres humanos constituye un “Yo” y no puede compartirlo con otro sujeto, pues es posible que cada individuo logre decir “yo” individualmente, pero ningún otro puede decirlo por mi, dado a que el Yo es una cosa absolutamente única, sin importar que físicamente mi aspecto sea igual al de otra persona, dicha estructura conocida como el “Yo” no es compatible con nadie más salvo con uno mismo, pues según morin, “la diferenciación decisiva en relación al otro está en la ocupación del puesto egocéntrico por un Yo que unifica, integra, absorbe y centraliza cerebral, mental y afectivamente las experiencias de una vida” (Morin, 2003, p. 82).
Siguiendo con lo anterior, es pertinente mencionar que cada individuo, según lo que nos expone Morin, cuenta con una identidad tanto física como de su Yo, siendo la identidad física inestable, dado
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