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Mabel Burin Mujeres y salud mental


Enviado por   •  13 de Septiembre de 2018  •  Resumen  •  2.490 Palabras (10 Páginas)  •  305 Visitas

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Mabel Burin
Mujeres y salud mental:
Salud mental como área de estudio que merece una cuidadosa labor deconstructiva y reconstructiva respecto a los parámetros que se han basado tradicionalmente (maternidad. Sexualidad, ect),  una revisión crítica a las prácticas sociales que inciden sobre la salud mental de las mujeres y sobre sus modos de enfermar, salud mental como situación de conflicto y la prevención y promoción de la salud mental con actitudes de crítica y debate respecto  las representaciones sociales hacía las mujeres, tal situación conflictiva encuentra una de sus mejores formas de constitución de subjetividad femenina.  
El campo de la salud mental ha sido donde ejercer el control social sobre los miembros de cada cultura, determinando normas y sanciones en relación a lo que debe considerarse “saludable” o “enfermizo”.
a las mujeres la salud mental ha quedado capturada dentro de los límites de la ciertas representaciones culturales que les indica la configuración de una subjetividad femenina.
Ideología y salud mental:
En la problemática de la salud mental de las mujeres, si bien está determinado por valores de clase, atraviesa los criterios clasistas para ubicar una perspectiva sexista como productora de vida informante. El género  sexual femenino esta devaluado, des jerarquizado en nuestra cultura a salvo aquella que glorifica la imagen de las mujeres- madres y desempeña su rol de maternidad. La sociedad empieza a preocuparse por la salud mental de la ama de casa de la clase obrara cuando esta ya no está en condiciones de desempeñar su simple papel.
Salud mental y conflicto:
En lo que se refiere a la salud mental de la mujer, fue definida como una práctica conflictiva, cuya resolución necesita ser concebida como un largo proceso que involucra no solo una transformación dentro del mismo de cada uno de los términos del conflicto sino, el hallazgo de articulaciones, confrontaciones, integraciones entre los términos del conflicto. Esta dinámica es lo que ofrece mejores garantías para la salud mental de la Mujer.
En todas las situaciones de Salud mental de las mujeres nos referimos a un Yo que padece conflictos y que intenta reducir las tensiones impuestas no solo por las demandas del Ello y las exigencias del Superyó sino además por las determinaciones impuestas por la realidad cultural patriarcal y las representaciones que ofrece esta cultura al género sexual femenino. El conflicto no debe estereotípico bajo la forma de enfermedad sino conservar su estado dinámico, movilidad, y flexibilidad.
Para Bleger, el conflicto es consustancial con la vida misma y significa un elemento propulsor en el desarrollo del individuo. Realiza una tipología de los conflictos: conflicto atracción-atracción (el sujeto está enfrentado con 2 objetos que son atrayentes pero son incompatibles entre si), conflicto rechazo-rechazo (el sujeto se ve obligado a elegir entre dos objetos que son ambos desagradables o peligrosos. Y el conflicto atracción- rechazo (el sujeto se encuentra con tendencias contradictorias dirigidas hacia el mismo objeto), este último genera estado de tensiones o ansiedad, porque peligra el objeto que uno quiere, por el odio o el rechazo que se le tiene al mismo tiempo. Va acompañado de depresión y culpa. Cuando esto no es resuelto, es el punto de partida de todas las situaciones conflictivas y de las conductas defensivas que tienden a reducir la tensión o ansiedad que acompaña al conflicto. A menudo el conflicto de 1) exclusión de marginación de ciertas esferas sociales y se constituyen factores enfermantes, atentatorios contra su salud mental y 2) el aislamiento de las mujeres en el ámbito privado, principalmente en el ámbito doméstico.
Las nociones de crisis y conflicto remiten de vivencias de ruptura de una supuesta unidad, ambas nociones apuntan a la constitución de un sujeto de transita entre la ruptura y la sutura.
Sujeto Mujeres
Las representaciones culturales y los lugares sociales que se les da a las mujeres en nuestra cultura dejan escasos márgenes para ubicarse en una posición de sujeto. Un sujeto mujer es sensible a que su cultura la posiciones.
Producir y preservar su salud mental en término de una participación, como sujeto activo, de su cultura, poniendo en debate las representaciones culturales que se le han impuesto tradicionalmente, según las cuales las mujeres han generado al deseo maternal como deseo constitutivo de su subjetividad femenina, deseo propiciado por la ideología patriarcal que denomina a las mujeres como sujetos-madres. Esta ideología posiciona a las mujeres como sujetos dentro de las prácticas sociales de la maternidad y normativa el deseo sexual bajo la forma de deseo maternal y el trabajo femenino como trabajo maternal y doméstico.
La cultura patriarcal produce la constitución de la subjetividad femenina según rígidos parámetros de lo que ha considerado masculino y femenino y que se expresan en la configuración de los géneros sexuales.
Deseo hostil: es un deseo diferenciador del Yo-no Yo. Este elaborado por la paciente para distinguir sus deseos como propios, después de haberlos reprimido y proyectado en otros. La constitución y despliegue de este, permiten la gestación de nuevos deseos. Asimismo, lleva a cabo el ejercicio de juicio crítico, colocando en la base de la reapropiación de los deseos, como modo de operar el pensamiento que realiza una reflexión deconstructiva de la realidad.
A partir de la teoría pulsional freudiana, planteamos un desarrollo de deseos  a partir de pulsiones que invisten representaciones, o sea, que producen cargas libidinales tendientes a efectuar transformaciones sobre aquello que se desea.
Aquí describimos dos formas de deseo, el deseo de saber y el deseo de poder.
El deseo hostil surge en la temprana infancia, fundante de la subjetividad femenina y ha tenido un destino de represión. Resurgimiento y re significación del deseo hostil a partir de la crisis de la mediana edad, crisis vital que pone en cuestionamiento una organización psíquica basado en el deseo de fusión, propio del materno filial, cuando este deja de tener el sentido psíquico que tenía hasta esa etapa de la vida. También, es necesario distinguirlo de la hostilidad, que estamos acotando un efecto complejo, resultante de un estado de frustración a una necesidad. Es un efecto-efecto que provoca movimientos de descarga para la tensión insatisfecha bajo la forma de estallidos emocionales (ej:resentimiento), o bien puede sufrir algunas de las vicisitudes de las transformaciones afectivas (ej: trasmutación en altruismo) o de la búsqueda de descarga mediante representaciones en el cuerpo (ej: hacer investiduras en el cuerpo). La hostilidad, como desarrollo afectivo, busca su descarga bajo diferentes formas, solo se propone destruir el objeto-causa de su insatisfacción, el deseo hostil, provoca nuevas cargas libidinales, re inviste de representaciones y búsqueda de nuevos objetos libidinales al aparato psíquico.
El objeto arrojado fuera del yo, no queda aniquilado, sino que queda ocupando un espacio transicional y si características son las de objeto transicional. El objeto transicional tiene una investidura libidinal que, es y no es; se trata de un objeto subjetivo: es- no es una posesión del sujeto, a la vez que forma parte de el. Si bien Winicott postula la necesidad de que existan “condiciones facilitadores” para que los espacios y objetos transicionales se produzcan, el espacio psicoterápico puede configurarse como sostén de la transicionalidad, a la vez que caracterizamos a la crisis de la mediana edad en las mujeres como una situación de transicionalidad.  
Las crisis ponen es suspenso mediante un acto de ruptura, los sentimientos de constituyen la experiencia de subjetividad. La crisis, son momentos vulnerables en la constitución de subjetividad y que requieren de dispositivos específicos que contengan, a la manera del concepto de “holding” winnicottidiano, las ansiedades que se ponen en juego.

Referencias históricas acerca de la constitución de la subjetividad femenina.
Desarrollado ya los conceptos de salud  mental y las mujeres a partir de la subjetividad femenina, como se desarrolló históricamente hasta la realidad.
Modo en que las mujeres fueron consideradas enfermas mentales:
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De vírgenes y pecadoras, en las tempranas épocas de la configuración judeo cristina, el modo de producción religioso, instituye un tipo particular de sujeto a imagen y semejante de un dios masculino, con autoridad por sobre quienes considera sus bienes, la noción de sujeto psíquico estaba atravesada por la de hombre religioso, la mujer quedaba asignada a la noción de objeto. Desde esa moral judeo cristiana la mujer era concebida como hembra humana con su función reproductora, estigmatizada por su perversa asociación con el seno y el demoniaco pecado o glorificada por sus caracteres de vírgenes. En cualquiera de los 2 casos su definición como sujetos estaba dada por el hecho de que fueran confirmadas por los hombres.
.De brujas a las locas, en la edad media tanto el poder secular como el religioso consideraban diabólicos a todos aquellos disidentes en ideas políticas y/o concepciones religiosas que el cristianismo oficial no había logrado sofocar. Luego surge la adquisición en Francia. La historia refiere que ciertas mujeres ejercían la magia con habilidades especiales y contaban con poderes ocultos.
Con el triunfo del cristianismo que no se dedicaban a aprendizaje y transmisión de la devoción religiosa eran sospechosas de ser criaturas demoniacas.
Las mujeres acusadas de brujas eran viejas, pobres, carentes de prestigio social. Según Carmen Sáez la casa de brujas constituyo un sexocidio: eran mujeres en una sociedad que despreciaba a las mujeres.
Hacia finales del siglo XVIII los dogmas teológicos y las creencias populares se van modificando, dando lugar a una concepción sobre las enfermedades mentales cuyas causas podrían ser naturales como sobrenaturales. Hacia esta época la razón se rige entre todas las cosas.
El rol de la mujer en la familia de esta época cuyo matrimonio era arreglado por las familias era de la producción de bienes y reproducción. Su labor domestica era valorada. Las mujeres que habían quedado solteras eran aisladas como enfermas mentales.
El desarrollo de las familias nucleas: padre, madre, hijos condujeron a que la crianza de los niños, lo privado, lo íntimo de los vínculos afectivos fueran natural de la mujer, una serie de prescripciones de la moral materna que suponía un modelo femenino en el ámbito doméstico con características de nutrición no solo de los niños sino de los hombres que volvían a casa, luego de su actividad cotidiana.  
El énfasis en el labor de maternaje y de labor domestico va asociado a la represión, sexual a partir del siglo XVII, el sexo se reprime porque es incompatible con dedicación al trabajo, en cuanto a las mujeres el goce de la sexualidad queda adscripto al goce en la maternidad.
Con el avance del capitalismo industrial en el siglo XIX el modo de producción tendiente a la propiedad privada y a la competencia económica estimula en el seno de las  familias el desarrollo del individualismo y de los deseos de autoconciencia. La vida personal se caracterizó por la subjetividad, por la búsqueda de una identidad personal por fuera de la división social del trabajo, con un nuevo énfasis en los sentimientos personales y las necesidades del individuo. Para las mujeres sus propiedades privadas pasaron a ser sus hijos, con quienes se suponía debían tener un vínculo necesario de inmediatez y control de sus necesidades.
El objetivo final era crear un infante humano un sujeto psíquico mediante la labor de madre, bajo la convicción social de que en tanto que producía sujetos, la mujer debía producirse a sí misma, creando con la maternidad la base de su subjetividad.
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La psiciquiatrizacion del cuerpo de la mujer, la enfermedad mental de las mujeres será referida hacia fines del siglo XVIII  a las enfermedades de otero, la historia será la locura femenina por excelencia. La medicina del siglo XIX se apropia del cuerpo de las mujeres psiquiatrizando sus deseos y sentimientos interpretándolos por vía de los humores, variaciones de temperatura en el útero.
En este momento histórico social surge la teoría de Freud controversial para esta época sobre el aparato psíquico de las mujeres. Con las formulaciones psicoanalíticas el concepto de subjetividad varia: será considerado como sujeto psíquico alguien que pueda configurarse como deseante en particular, desear ser objeto de deseo de otro (la madre en 1er lugar) para las mujeres la teoría formula en forma privilegiada desear ser objeto de un hombre, y desear un hijo.

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