Olvidando Y Recordando
Enviado por alex44587 • 25 de Febrero de 2016 • Ensayo • 2.576 Palabras (11 Páginas) • 197 Visitas
OLVIDANDO Y RECORDANDO
Juan Carlos Ortega García
Todo comenzó el 12 de Febrero del 2016 cuando iba caminando por la plaza Fórum Buenavista. Iba viendo todas las tiendas por su exterior, letreros grandes iluminaban cada local, se veían rebajas tras rebajas, pues acababan de pasar las épocas decembrinas y como buenas tiendas departamentales, todos querían vender lo de la temporada pasada; seguí caminando y me dirigí hacia el área de comida, ya que tenía mucha hambre. De pronto me encontré con una librería, en la cual estaban exhibiéndose libros mexicanos, llamo tanto mi atención que entre.
Al ingresar a la tienda, pude observar todo tipo de libros: pequeños, grandes, de pasta dura, ligera, libros baratos, otros más caros, de diversos colores; todos los libros estaban acomodados por autor, pero en general había un libro rojo que me llamo la atención, y no solo fue por su color, si no por el nombre que se me hacía chistoso, ya que esta frase solo la había escuchado cuando iba en la primaria y hace referencia a formarnos, este libro se llamaba “La fila india”, este libro es de un autor llamado Antonio Ortuño, una persona de la cual nunca había escuchado y mucho menos leído alguna de sus obras. Seguí viendo algunos libros pero ninguno me convencía y al final me decidí por comprar este libro que me había llamado la atención.
Empecé a leerlo y conforme pasaban los días, me percate que me gustaba lo que leía y eso hacía que me adentrara más y más en la historia, pues se me hace sumamente interesante que alguien toque el tema de la inmigración en México y América Latina, lo cual yo pienso, es un tema olvidado y Ortuño hace que lo recordemos de una manera muy peculiar, de una forma que te hace reflexionar sobre lo que sienten, lo que piensan y de lo que viven día a día los inmigrantes solo para llegar a un sueño, un sueño que puede hacerse o no realidad, una realidad que va desapareciendo y una esperanza de poder llegar con vida para ganar un poco de dinero para sus familiares, parientes que se quedan en sus países y aún mantienen la fe de que algún día los viajeros regresen sanos y salvos.
Claramente este tema es muy delicado de tocar, ya que también se habla de muerte y desgracia. Gracias a que el autor lo hace de una forma distinta, me puse a investigar más sobre el tema, pero solo encontraba puros documentales que hablaban de lo mismo y eso no buscaba, buscaba textos similares a este libro y de pronto me surgió una duda; ¿Qué habrá pensado Ortuño para hablar de la inmigración en su libro?
Después de esta duda empezaron a surgirme más y más preguntas; al final lo único que pasó por mi cabeza fue: quiero conocerlo.
Así que comencé a investigar sobre él: sus otras obras, su vida, biografía, analice su forma de pensar y creí que era una persona muy objetiva, a la cual le gusta tocar temas de relevancia social y embellecerlos con una literatura moderna.
Busque en páginas de internet, entre a diversos sitios web, hable con algunas personas para poder localizarlo, me comunique a librerías, a revistas, a algunos periódicos, mandé correos y no, no podía localizarlo.
Días posteriores hable con algunos compañeros y uno de ellos me dijo: y, ¿Ya revisaste si tiene redes sociales?
De pronto se me prendió el foco y en mi mente solo pasaba el “Que tonto fui, como no se me ocurrió antes”
Inmediatamente tome mi celular como loco y abrí Facebook, Twitter, Instagram y demás redes sociales con el fin de poder encontrar su perfil y de esta manera poderme comunicar con Ortuño. Después de varios minutos, pude encontrar una cuenta oficial de él en Twitter. Brevemente le mande un MD (mensaje directo) con el fin de que me contestara algunas dudas que tenía pero ni siquiera lo vio.
Imagine que era un hombre muy ocupado o que estaba enfocado en otro libro y mis mensajes solo le quitarían el tiempo. Horas después vi que publico un twitter y mi ardilla comenzó a girar; así que en mi cuenta puse: quisiera saber más sobre tu libro, me gustó mucho #leanlafiliaindia #recomendado #buenlibro y lo etiqueté.
Tampoco contestaba y empecé a desanimarme, pero al revisar mi celular, tenía un retwitt y era de Ortuño que contestaba mi mensaje: Claro, lo que quieras saber, con mucho gusto te ayudo. En esos momentos se ilumino una sonrisa en mi rostro, como si la felicidad del mundo llegara a mí en un solo segundo.
Me mando un MD diciéndome que si no era mejor que nos viéramos para que el en persona me contestara todos los cuestionamientos que me había hecho durante días, a lo que respondí que sí, que para mí sería un honor poder platicar con un autor.
No lo podía creer, ya no eran solo unas preguntas, sino una entrevista, algo más íntimo, más padre, algo muy formal.
Acordamos de vernos el día jueves en un café llamado “El Café to” que se encuentra en la colonia del Valle, exactamente sobre la calle Luz Saviñón esquina con Patricio Sanz en punto de las 7pm. Era lunes, así que tenía 3 días para formular bien mis preguntas y no quedarme con ninguna duda-
Pasaban los días y mis nervios estaban a flor de piel, no recuerdo haberme puesto tan nervioso desde hace algunos años, o al menos este tipo de nervios, pues era como estar frente a una celebridad y realmente eso era, un artista.
Llego el día de la entrevista y tenía muchas dudas, pero ahora personales, no sabía si debía ir formal o informal, con una grabadora o con un cuaderno, no sabía si sacar el celular y apuntar las preguntas, porque podía ser una falta de respeto, como si no le pusiera atención, en fin, entre tantas preguntas hacia mi persona y con el nervio, ya no sabía si ir o no, pero evidentemente no podía dejar pasar esta gran oportunidad, por lo que me apresuré a cambiarme.
Unos jeans azules, una camisa con cuadros rojos y azules, un chaleco azul, unos tenis rojos con blanco, un reloj negro con hilo rojo en la banda y un cinturón blanco, es lo que portaba ese día.
Tome el suburbano desde la estación de Tlalnepantla hasta Buenavista, me bajé y caminé para transbordar al metrobus. Espere un MT que fuera hacia la estación del caminero, me subí y tras recorrer más de 10 estaciones, me baje en Poliforum, seguí mi trayecto sobre Luz Saviñon hasta que llegue al café.
Siendo las 6.58 de la tarde, me senté a esperar a Ortuño y 5 minutos después llego. Muy puntual el señor: me pare para darle la mano y decirle un muy buenas noches, el estiro su brazo y respondió con un: buenas noches joven, mucho gusto, yo conteste, el gusto es mío.
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