Parcial de psicología del desarrollo. Identidad Erik Erikson
Enviado por Camilo Martinez • 18 de Julio de 2020 • Trabajo • 2.322 Palabras (10 Páginas) • 254 Visitas
Integrantes:[pic 1]
-Salas Noguera Cristina
-Camilo martinez rojas
-
Profesor: Lentini Ernesto
Parcial de psicología del desarrollo.
•Consigna:
El papel que juega el concepto de identidad para la comprensión de la adolescencia, la adultez y la vejez
Introducción
Todo ser humano en algún momento de su vida necesita saber quién es. Este cuestionamiento surge, de manera más o menos consciente, en la adolescencia. Desde esta postura se podría afirmar que lo más importante de la adolescencia es el desarrollo o construcción de la identidad.
Erik Erikson es uno de los autores que más ha escrito sobre el desarrollo de la identidad desde la infancia hasta la vejez, con especial énfasis en la adolescencia, a través de un enfoque psicoanalítico. Plantea el desarrollo humano sólo se puede entender en el contexto de la sociedad a la cual uno pertenece. Cada una de las ocho etapas del desarrollo implica una dificultad o crisis emocional con dos posibles soluciones, favorable versus desfavorable, siempre avanzando etapa por etapa sin poder saltarse ninguna.
Desarrollo
¿Qué es identidad? Para Erikson es “La percepción de la mismidad (Hecho de ser uno mismo) y continuidad de la propia existencia en el tiempo y en el espacio, y la percepción del hecho que otros reconocen esa mismidad” ( E. Erikson, 1968. Identidad, juventud y crisis, p.19). De esta definición se parte para poder definir y describir el papel que juega la identidad en cada etapa de la adolescencia, la adultez y la vejez. Cabe aclarar que además de la mismidad o sentido de ser, la identidad se construye a través de la interacción con el otro, implica un reconocimiento y valoración de la propia individualidad por lo que se puede decir que está ligado a la autoestima.
Erikson clasifica las etapas de la vida en 8 estadios, Estadio I, la Infancia (0-12 meses), Estadio II o Niñez temprana (1-3 años), Estadio III, Edad del juego (3-6 años), Estadio IV o Edad escolar (7-11 años), Estadio V, Adolescencia (12-24 años), Estadio VI o Juventud (24-40 años), estadio VII o Adultez (41-60 años), y Estadio VIII, la Vejez (60 en adelante). Para este trabajo se enfocará en los estadios V, VI, VII y VIII. En cada estadio ocurre un enfrentamiento o crisis en esta búsqueda de la identidad, que se nombraran éxito y fracaso.
La adolescencia corresponde al estadio V, cuando la crisis psicosocial es la Identidad (Éxito) en contraposición a confusión de roles o de identidad (Fracaso). Sabe quién es él y qué quiere en la vida. Adquiere independencia, se es capaz de aprender mucho y comienza con la sexualidad integrada, pero la inseguridad se presenta como un fracaso, no está decidido que quiere con certeza en la vida, no sabe situarse frente al trabajo, la sociedad y la sexualidad. La fidelidad es la solidificación y asunción de los contenidos y proceso de su identidad, una vez establecida como proyecto de vida son un justo equilibrio, entre la formación de la identidad y la confusión, alimenta la búsqueda constante de nuevos estadios de perfeccionamiento del amor, de la profesión, de la cultura y de la fe. Este proceso puede extenderse a través del tiempo previsto.
Para llegar a la crisis psicosocial de la identidad de la adolescencia hay que haber superado las cuatro etapas previas, siendo lo ideal que haya sido de forma favorable. Por tanto, en el estadio denominado infancia, haber logrado confianza; en la niñez temprana, autonomía; en la edad del juego, iniciativa; en la edad escolar, laboriosidad y competencia.
Para una mejor comprensión del desarrollo de la identidad del adolescente se detallan los estadios mencionados anteriormente. Cabe aclarar que la duración de los diferentes estadios son variables según el niño.
- Estadio I, la Infancia (0-12 meses), la crisis psicosocial a superar es la confianza básica versus desconfianza básica. El recién nacido establece una relación de dependencia, especialmente con su madre. En ella encuentra la satisfacción plena de sus necesidades. A medida que sus sentidos evolucionan, el bebé reconocerá su entorno como familiar.
- Estadio II o Niñez temprana (1-3 años) la crisis psicosocial es el desarrollo de la autonomía en contraposición a presentar vergüenza y duda. El niño adquiere autonomía para desplazarse de un sitio a otro. Pegar o llorar constituye el lenguaje para obtener lo que desea. Si el contexto del niño no responde completamente a las necesidades que experimenta, aparecerá la duda sobre sí mismo y el temor a tomar la iniciativa.
- Estadio III, Edad del juego (3-6 años), se sitúa más o menos entre los 3 y 6 años. La crisis para superar de forma favorable en este estadio es la iniciativa versus culpa. Los niños inician juegos con otros niños, se inventan juegos, y tienen mucha imaginación. Por lo tanto, algo distintivo en esta etapa es su iniciativa y si se les da la oportunidad de llevar a cabo esas iniciativas se sentirán seguros de sí mismos. Durante el juego, el niño, descubre los roles más significativos para él y los representa. El niño necesita identificar y proyectar su rol en el mundo.
- Estadio IV o Edad escolar (7-11 años). Es cuando el niño inicia proyectos hasta completarlos sintiéndose orgulloso de sus logros. La crisis psicosocial es industria o laboriosidad versus inferioridad (sentimiento de inferioridad si no logra realizar las tareas encomendadas), siendo la fuerza básica la Competencia.
Muchas veces el adolescente está más preocupado por lo que él puede aparentar en los ojos de los demás, o sea la imagen que proyecta, que en cómo él realmente se siente. En la búsqueda de la identidad pueden necesitar repasar las crisis psicosociales vividas previamente, siendo más relevante la primera, la de confiar en los demás y en uno mismo. Luego está el segundo estadio en el cual debe haber adquirido la cualidad básica de la voluntad, que le permitirá buscar oportunidades para decidir libremente en cada momento. El adolescente suele tener un miedo atroz a quedar en ridículo, prefiriendo actuar sin pudor, de forma libre, contradiciendo sus superiores antes que realizar una actividad que pudiera parecer vergonzoso ante sus ojos o los de sus pares. Necesitan sentir la afirmación de sus iguales. Así mismo el adolescente puede ser muy intransigente y nada tolerante con las diferencias culturales, sociales, físicas o raciales, de aptitudes o características individuales, siendo una forma de defensa ante el sentimiento de pérdida de identidad.
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