Proyecto de cátedra. Psicología
Enviado por Valeria35 • 27 de Marzo de 2016 • Trabajo • 9.117 Palabras (37 Páginas) • 287 Visitas
Fundamentación
“La tarea del docente, que también es aprendiz, es placentera y a la vez exigente. Exige seriedad, preparación científica, preparación física, emocional, afectiva. Es una tarea que requiere, de quien se compromete con ella. Un gusto especial por querer bien, no sólo a los otros sino al propio proceso que ella implica. Es imposible enseñar sin ese coraje de querer bien, sin la valentía de los que insisten mil veces antes de desistir.”
Paulo Freire
La cita con la cual comienzo la presentación de este proyecto es para mí muy significativa ya que considero que la docencia es una actividad realmente gratificante pero también inmensamente frustrante, por lo cual se requiere de extrema valentía para ejercerla honrada y dignamente. Además, el resultado de la formación es a largo plazo, uno no puede ver de manera inmediata el resultado de su labor, sino que solo puede observar de modo fragmentado algún indicio de si su tarea ha sido buena o no. Y aquí, se plantea un dilema: “¿Cómo influye la tarea docente en una buena Educación?” Para comenzar es fundamental responder en primer término a qué nos referimos cuando hablamos de Educación.
Es muy pretencioso intentar arribar a una respuesta única en relación al interrogante planteado, sin embargo, pretendo a partir de diferentes definiciones de importantes exponentes esbozar, aunque sea vagamente, alguna respuesta que nos invite a reflexionar sobre la educación escolar, que es el ámbito que aquí nos convoca.
“La educación es la acción ejercida por las generaciones adultas sobre aquéllas que no han alcanzado todavía el grado de madurez necesario para la vida social. Tiene por objeto el suscitar en el niño un cierto número de estados físicos, intelectuales y morales que exigen de él tanto la sociedad política en su conjunto como el medio ambiente específico al que está especialmente destinado. De la definición que precede resulta que la educación consiste en una socialización metódica de la joven generación. Se puede decir que en cada uno de nosotros existen dos seres que, aun cuando inseparables a no ser por abstracción, no dejan de ser distintos. El uno está constituido por todos los estados mentales que no se refieren más que a nosotros mismos y a los acontecimientos de nuestra vida privada: es a lo que se podría muy bien denominar el ser individual. El otro, es un sistema de ideas, de sentimientos y de costumbres que expresan en nosotros, no nuestra personalidad, sino el grupo o los grupos diferentes en los que estamos integrados; tales son las creencias religiosas, las opiniones y las prácticas morales, las tradiciones nacionales o profesionales, las opiniones colectivas de todo tipo. Su conjunto constituye el ser social. El formar ese ser en cada uno de nosotros, tal es el fin de la educación". Así, Durkheim define la educación mencionando e incluyendo en ella la cultura, destacando el valor social de la misma y dejando entrever una concepción de infancia que no se corresponde con la actual, ya que la niñez ha dejado de concebirse como un estado de incompletud o de espera hacia una vida adulta.
Desde otra perspectiva, Silvia Bleichman señala que “(…) La educación, concebida entonces como proceso de producción de subjetividad y no sólo como rectificación o impartición de habilidades, implica a quien la ejerce mucho más de aquello que supone transmite. Debajo de la enseñanza, de la impartición de conocimientos, se perfilan modos de concebir al otro no solo en su valor presente sino en el proyecto al cual se lo destina”. Aquí la autora, incluye el concepto de construcción de subjetividad dentro del proceso educativo, señalando que éste es constitutivo de la misma y destacando que no son sólo los conocimientos académicos los que se ponen en juego a la hora de pensar en una situación de enseñanza.
Es por esto, que durante el trayecto de su formación, el futuro docente debe conocer las variables individuales, grupales y sociales que subyacen al aprendizaje humano. Este conocimiento le permitirá saber analizar cómo y en qué condiciones se desarrollan los procesos cognitivos y afectivos de sus alumnos, cuáles son los contextos y circunstancias que los favorecen o condicionan y cómo se apropian del conocimiento desde su propia personalidad y estilo de aprendizaje.
En la actualidad, los diferentes modos de ser infante han puesto en crisis el discurso y las representaciones sobre la infancia, y en consecuencia se han cuestionado también los temas referidos al enseñar y el aprender; al modelo del docente y al modelo de alumno.
Los niños y adolescentes aprenden en muchos y diversos ámbitos que no son los escolares y participan de diversas adolescencias, diferentes maneras de ser joven según su condición cultural, histórica y social.
Es así, como no debemos pasar por alto la noción de Cultura, que justamente es el otro gran eje que tiene esta materia. Para explicar este término, elijo citar a Víctor Vich, quien ofrece en pocas líneas una clara y completa definición: “(…) La definición clásica de “cultura” la adscribe a un conjunto de objetos con un valor especial, en la medida que construye un valor en el grupo y han instalado sentidos estéticos (y políticos) sobre la vida personal y colectiva. Desde aquí, la cultura se define como un capital simbólico. Esta definición es correcta, pero incompleta, porque la cultura no es solamente una mera cuestión de objetos: es también el conjunto de habitus que nos han socializado, vale decir, son los sentidos comunes en que participamos, los estereotipos que reproducimos, los goces heredados, la manera en que interactuamos con los demás y la forma en que todo ello determina un posicionamiento frente al mundo y una forma de entender la realidad social (…)” A partir de estas palabras, se puede expresar que la cultura nos atraviesa y nos condiciona en nuestras maneras de ser, pensar y actuar, por lo tanto, es fundamental conocerla, estudiarla y tenerla presente a la hora de pensarnos como educadores, ya que desde nuestro rol, somos productores y reproductores de cultura, pero también debemos ser capaces de reinventar nuevas formas de vida.
Como futuros profesionales de la educación, considero que es muy importante el conocimiento de los diferentes contextos por los que se ven atravesados nuestros niños y jóvenes y su redefinición como verdaderos escenarios de aprendizaje, así como también es fundamental la comprensión de la complejidad de la subjetividad en cada período de la vida, que acompaña y constituye la existencia humana.
La importancia de este espacio curricular, durante este primer año de la carrera, se observa en la posibilidad de una
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