Psicología del niño en desarrollo

Psicología del desarrollo del niño

Dentro de las relaciones con los pares hablaremos de tres puntos importantes. Primero, la formación de grupos, esto se vuelve importante durante la tercera infancia; segundo, la popularidad, que es básicamente la opinión del grupo de pares acerca de otro niño y la influencia que pueda tener sobre su desarrollo psicosocial; y, por último, la agresividad, a que se le considera una conducta agresiva, cuales son los tipos de agresión y que factores se encuentran asociados principalmente.

Grupo de pares

En esta etapa de la vida, la intimidad y estabilidad de las amistades aumenta y los niños se segregan en grupos por similitud en edad, origen étnico o nivel socioeconómico o porque viven cerca y van juntos a la escuela, pero, principalmente, se separan por sexo, esto debido a que suelen realizar diferentes tipos de actividades, además de que hay diferencia de tamaño, fuerza y energía corporal. Por ejemplo, los niños suelen jugar en grupos con jerarquías de liderazgo, o realizar juegos competitivos y vigorosos en sentido físico; mientras que, las niñas suelen tener conversaciones más íntimas y compartir confidencias. Por otro lado, los niños tienden a recibir menor apoyo psicológico de parte de su grupo que las niñas, estas se preocupan más por crear conexiones sociales y son más sensibles con los demás, expresan sus emociones y buscan apoyo emocional. Pero, en general, el pertenecer a un grupo ayuda a desarrollar habilidades sociales y desarrollar su autoconcepto; además, les permite adoptar valores independientes de los padres y tener una sensación de pertenencia; sin embargo, también puede alentar la conformidad, el prejuicio y alguna actitud negativa.

Popularidad

La popularidad, en esta etapa, se vuelve muy importante, pues esta influye en la autoestima y en la futura aceptación. Como ya lo mencioné anteriormente, esta es, básicamente, la opinión del grupo de pares acerca de un niño y, se puede medir de dos formas, la popularidad psicométrica, que se basa en preguntarle a los niños “que compañeros les agradan más y cuales menos”; y la popularidad percibida, que es preguntarle a los niños “cuáles de sus compañeros son más queridos por sus pares”. Y dependiendo de los resultados los clasifican como populares, rechazados, ignorados, polémicos o promedio. Un niño popular, por ejemplo, en el sentido sociométrico tiene un conjunto de cualidades que lo caracteriza 🡪 buenas capacidades cognitivas, es triunfador, bueno para resolver problemas sociales, ayudan a otros niños y es asertivo, no disruptivo o agresivo. Es amable, confiable, cooperativo, leal y franco, proporcionan apoyo emocional y sus habilidades sociales hacen que otros disfruten de su compañía. Mientras que, un niño no popular tiende a ser agresivo, hiperactivo, distraído o tímido; incluso puede ser inseguro o insensible.

Estos comportamientos, sean adecuados o no, se adquieren principalmente de la familia y esto influirá en su popularidad. Por ejemplo, se dice que padres autoritativos, es decir, aquellos que razonan con sus hijos y los ayudan a comprender los sentimientos de los terceros, tienen hijos más populares que los padres autoritarios, quienes castigan y amenazan, pues existe la probabilidad de que los hijos de este tipo de padres desarrollen una conducta agresiva, que se asocia al rechazo por parte del grupo y a problemas de adaptación.

Claro que la aceptación dependerá también del lugar en el que se encuentre; por ejemplo, en China los niños tímidos y sensibles solían ser de agrado y hasta se consideraban populares; puesto que, esta cultura orienta a los niños a ser más cautos y a refrenarse. De lo contrario, en la cultura occidental, este tipo de niño puede considerarse socialmente inmaduro, temeroso y carente de confianza en sí mismo.

Agresividad

Dentro de esta conducta tenemos varios tipos de agresión, pero los que mencionamos ahora son la agresión instrumental y la hostil. Por un lado, la instrumental es aquella que predomina en la etapa prescolar, estos agresores consideran la fuerza como el medio más eficiente para conseguir alguno de sus objetivos, además de eso espera recibir algún tipo de recompensa y, si es así, se refuerza la creencia de la agresión. Por ejemplo, si dentro del consultorio, mientras conversamos con la madre, el niño comienza a hacer berrinche y golpear la pierna de su madre, y esta le entrega el celular para que guarde silencio, se está reforzando esa conducta agresiva, pues el niño consiguió lo que quiso mediante la fuerza. Por otro lado, la agresión hostil es el comportamiento cuya intención es dañar a otra persona, por ejemplo, empujan accidentalmente a la niña, ella regresa el empujón con enojo porque supone que la empujaron a propósito.

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