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SÍNTESIS: INTRODUCCIÓN A LA PSICOGERONTOLOGÍA


Enviado por   •  11 de Febrero de 2017  •  Síntesis  •  1.461 Palabras (6 Páginas)  •  369 Visitas

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SÍNTESIS:

INTRODUCCIÓN A LA PSICOGERONTOLOGÍA

1. La personalidad y el funcionamiento afectivo

En un tiempo, la psicología entendía que formada la personalidad quedaba fijada para toda la vida. Después se afirmó que, aunque el temperamento básico tiene a perseverar, la personalidad va cambiando. Cabe aquí preguntar ¿se modifica la personalidad por el envejecimiento?, si la personalidad supone un ajuste al medio, y éste es cambiante, el individuo se verá forzado a estructurar constantemente su modo de ser.

Hay dos puntos de vista que dominan en los estudios acerca de la relación personalidad-vejez:

1° El modelo de estadios.

S. Freud estructuró la personalidad como: Ello, regido inconscientemente por el principio instintivo del placer; Ego, busca cumplir y satisfacer los instintos del Ello, pero conciliándose con la exigencia del superego; y, Superego, que nace de actitudes adquiridas por influjo social-familiar, regula el comportamiento, es el origen de la conciencia moral.

Freud presenta cinco fases evolutivas de la personalidad: en la etapa oral (0-18 meses), la energía psíquica-sexual o libido, se aloja en la boca; en la etapa anal (18m a 3 años), el placer está marcado por el control de esfínteres; en la etapa fálica (3 a 6 años) el sujeto se diferencia como varón o hembra por la presencia de pene en los niños o su ausencia en las niñas, se da el complejo de Edipo; en la etapa de latencia (6 a 11 años) se presentan experiencias sexuales latentes, falta de interés por el sexo opuesto; por último, la etapa genital (pubertad), donde se reconocen los impulsos sexuales hacia el otro sexo.

Quien llega a la genitalidad adulta puede dar salida a su libido de modo satisfactorio, y así contar con estabilidad psíquica, para ello se puede echar mano a mecanismos de defensa, como: la regresión para reajustarse y seguir evolucionando, la negación que reprime alguna idea de la consciencia, la memoria selectiva para quedarse con lo agradable y censurar lo ingrato, y la proyección en el humor, racionalización y sublimación.

2° El modelo de rasgos

Este modelo concluye que en la vejez no cabe esperar ningún cambio brusco en la personalidad.

El autoconcepto es fruto de la interacción social y de experiencias propias; éste puede cambiar a lo largo de las etapas a tenor de las alteraciones del entorno social. Se da una visión negativa de la vejez asociada con pérdida de papeles laborales o sociales y/o con deterioro físico. La posición del anciano queda devaluada y se le excluye de las oportunidades sociales. El autoconcepto es negativo por las pérdidas, por el compararse con normas propias de la juventud y por los influjos de estereotipos sociales. Pero la mayoría de ancianos cuentan con un sentido positivo y de aprecio a sí mismo, que se basa en experiencias significativas del pasado, hay una mayor identificación y aceptación.

La autoestima va aumentando con la edad si se vivió de manera estable y si las perdidas y los problemas presentes en la ancianidad se resolvieron mediante diversos mecanismos de defensa. En la senectud, y por el contexto social, existe una mayor distorsión del yo y el yo ideal.

La identidad es la integración del conocimiento que el sujeto posee de sí mismo, la experiencia la va consolidando y los años la van estabilizando permitiendo un conocimiento sin error de su personalidad.

La prudencia es la virtud típica de la vejez que lleva a no emprende una actividad hasta estar seguro de los resultados.

El conservadurismo, las posturas o acciones del anciano dependen sólo de los valores tradicionales, debido a la falta de habilidad por resolver experiencias novedosas. De manera contraria, quienes se muestran más alegres, abiertos y espontáneos reflejan un cambio en los valores y puntos de vista.

La introversión es el rasgo más palpable de la ancianidad, muchos se refugian en la meditación, sueños o preocupación por sí mismos. Pero esto puede causar desesperación y depresión.

La rigidez mental parece enlazar, más que con la edad, con el deterioro intelectual del sujeto que le impide ser flexible o autónomo.

Autoridad, dominio o control, al llegar a la vejez el sujeto pasa de un dominio activo a un pasivo, ajustándose a su ambiente enmarañado y peligroso, tendiendo a la intranquilidad y a la preocupación. El hombre muestra una menor rudeza y autoritarismo, la mujer se vuelve más imperativa y ejecutiva, la causa de ello es sociocultural.

Los estudios sobre el tema reafirman

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