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TEMA 8 PSICOLOGIA SOCIAL. AFILIACIÓN, ATRACCIÓN Y RECHAZO INTERPERSONAL


Enviado por   •  4 de Mayo de 2020  •  Apuntes  •  3.168 Palabras (13 Páginas)  •  724 Visitas

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TEMA 8

AFILIACIÓN, ATRACCIÓN Y RRECHAZO INTERPERSONAL

FACTORES QUE MOTIVAN A LAS PERSONAS A AFILIARSE CON OTRAS

Cuando las personas deciden afiliarse, simplemente buscan estar en compañía de otras personas y relacionarse con ellas. Es decir, el concepto de afiliación, no alude a la calidad, duración o naturaleza de encuentro social (Leary 2010).

El deseo de afiliación se produce sin que existan unas con circunstancias especiales que lo provoquen; La mayor parte de las personas desean relacionarse con los demás en algún grado, aunque ello no les suponga más beneficio que la propia experiencia de la interacción entre sí.

Probablemente responda presiones evolutivas, por las que permanecer próximos a otros aseguraba protección, así como el desarrollo de grupos que permitían resolver eficazmente problemas adaptativos (Kameda y Tindale, 2006)

Nuestro deseo de contacto social varía en función del momento y las situaciones. El modelo de afiliación social, las personas buscan mantener un nivel óptimo de contacto social (O´Connor y Roseblodd, 1996), Cuando nos desviamos de un nivel de contacto interpersonal preferido tendemos a ajustar nuestra conducta hasta que restauramos un grado óptimo de contacto, este nivel óptimo de interacción deseado varía de una persona a otra, lo que explicaría las diferencias individuales en nuestra tendencia a la afiliación.

El modelo multidimensional de la afiliación (Hill, 1987), postula que las personas se afilian con otras por cuatro razones fundamentales:

  1. Obtener estimulación positiva

El contacto y la interacción suele ser placentero.

  1. Para recibir apoyo emocional

El modelo alude  que las personas se afilian con otras para mitigar el miedo o estrés

  1. Con el objetivo de conseguir información

Opiniones y comportamientos de otras personas, de este modo, evaluar sus propias opiniones y relaciones comparándose con los demás (Festinger, 1954), reduciendo su incertidumbre y confusión y servir de guía para responder, especialmente las situaciones ambiguas.

  1. Lograr la atención de otras personas

Las personas se afilian cuando desean recibir atención y aprobación de los demás, esto se produce porque deseamos ser aceptados y valorados.

Las primeras investigaciones  sistemáticas sobre afiliación  fueron llevadas a cabo por Schachter (1959), defendía que las personas necesitan afiliarse con otras en su vida cotidiana para satisfacer diferentes objetivos.

Las personas utilizaban la afiliación  para evaluar sus propias reacciones y para lograr un estado de “claridad cognitiva”. Según Schachter deseamos afiliarnos con otros cuando estamos en una situación en la que no sabemos cómo reaccionar.

La Teoría de la Utilidad de la Afiliación (Rofé, 1984)

Trata de aportar respuestas a la relación entre estrés y afiliación. Este modelo propone que a intensidad de la preferencia de las personas  por afiliarse  en una situación  estresante  depende de los beneficios y costes percibidos de estar con otras personas. Estos dependen  de las características específicas tanto del evento estresante como de las personas que están presentes, así como de las características de personalidad del sujeto en cuestión.

MÁS ALLÁ DE LA AFILIACIÓN:

LA EXPERIENCIA DE ACEPTACIÓN Y RECHAZO DE LOS DEMAS

El motivo de afiliación va más allá de nuestros intentos por establecer interacciones con otros, ya que también deseamos que los demás quieran afiliarse con nosotros. Además, desde el momento en que desarrollamos relaciones con otra persona, tratamos de evitar que éstas terminen, incluso cuando ya no tengan ningún  valor instrumental o hasta puedan suponernos costes. Nuestro deseo de aceptación y pertenencia está en la base de muchas de nuestras conductas. Por tanto, las personas suelen preocuparse por comportarse de modo que consigan que otros las acepten. No obstante, en numerosas ocasiones somos rechazados, o no lo somos pero nos  sentimos así.

El mejor modo de conceptuar las experiencias subjetivas de aceptación y rechazo es considerándolas como áreas a lo largo de un continuo valor relacional percibido, se define como el grado en el que una persona cree que los demás consideran la relación con ella valiosa o importante (Leray, 2001). Muchas de nuestras conductas constituyen esfuerzos para promover y mantener nuestro valor relacional (Baumeister y Leray, 1995).

MIEDO A NUESTRO VALOR RELACIONAL.

La cooperación ha sido básica para la supervivencia y la reproducción a lo largo de nuestra historia evolutiva, por lo que la selección natural ha favorecido a aquellos individuos que buscan la compañía de otros y se comportaban de otro que conseguían que estos los valorasen y aceptasen. Es decir, la aceptación social ha sido literalmente vital, es bastante probable que haya evolucionado un sistema psicológico destinado a monitorizar y responder a claves relevantes para la aceptación y el rechazo interpersonal. La teoría del sociómetro.

La teoría del sociómetro propone que las personas poseen un sistema psicológico que rastrea las claves del entorno social relevantes para el valor relacional, alerta a la persona cuando se detectan signos de valor relacional bajo o en declive y motiva la realización de conductas que intentan mantener o aumentar el valor relacional.

Este sistema parece operar inconscientemente hasta que se detecta que el valor relacional es bajo o está disminuyendo. En este momento, el sistema provoca que el individuo considere la situación conscientemente. Ésta teoría fue propuesta por Gardner, Pickett y Brewer (2000) y Pickett y Garner (2005), defiende que poseemos un sistema de monitorización social que responde específicamente en aquellos casos en que nos encontramos particularmente preocupados por nuestra aceptación y pertenencia, postula que nuestros sistemas de monitorización responden a indicios que nos indican que nuestro valor relacional es bajo o está disminuyendo, en muchas de nuestras  conductas puede advertirse la intención de querer interactuar con los demás y, sobre todo, ser valorados y aceptados por ellos. Sin embargo, esto no ocurre con la misma intensidad hacia todas las personas, sino que produce en mayor medida hacia quienes más nos atraen.

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