Abuso sexual en latino america
Enviado por jenny1316 • 13 de Agosto de 2015 • Ensayo • 9.804 Palabras (40 Páginas) • 188 Visitas
EL ABUSO SEXUAL.
Aunque el niño tiene una capacidad natural para la responder a la estimulación sexual de un modo infantil, siempre que un adulto tiene una conducta sexual con él, la experiencia es abusiva para la criatura. Esto se debe a que él experimenta cosas que en su nivel de edad exceden la capacidad de control emocional.
El abuso sexual puede ser físico (con contacto corporal real con el abusador y el niño) o no-físico. Hay una forma no-física especial de abuso sexual emocional cuando un progenitor tiene con un hijo del sexo opuesto una relación que para él es más importante que la que mantiene con su cónyuge.
ABUSO SEXUAL FISICO.
Se considera abuso sexual físico a una actividad sexual corporal o tocamientos de tipo sexual con un niño. Esto incluye la cópula, el sexo oral, el sexo anal, la masturbación del niño por el adulto o del adulto por el niño y los abrazos, besos y caricias sexuales. Cuando el adulto responsable de estas conductas es un miembro de la familia, este abuso se denomina “incesto”, cuando quien lo realiza no es un miembro de la familia, se llama “abuso deshonesto”:
Como “animales humanos” respondemos a la estimulación sexual desde el nacimiento, y algunas formas de abuso sexual en realidad son muy agradables para el niño. Por ejemplo, si es acariciado, ello no le causará dolor; quizá le parezca maravilloso. El hecho de que las caricias le gusten, o incluso de que las pida, no significa que el niño sea responsable de tener actitudes sexuales con un adulto. Es el adulto quien está fuera de control. De hecho, cuando trato con un adulto que ha sido victimizado por un acto de abuso sexual que le gustaba, la terapia de esta persona es más difícil si quiere asumir la responsabilidad por haber permitido que dicha actividad se iniciara o continuara.
Los niños pequeños no buscan de modo natural encuentros sexuales, más allá de lo normal para sus niveles de edad. Los niños que no han sido objeto de abuso casi nunca tienen con otros de aproximadamente su misma edad (de hasta cuatro años en más o en menos) ninguna conducta sexual que esté fuera de la gama normal para esa edad, y que pueda ser experimentada como traumática (por ejemplo, exhibir recíprocamente los genitales y hacer preguntas sobre la forma como defecan). Pero si uno de los niños ha estado expuesto a una conducta sexual de tipo más adulto y la repite con la otra criatura, esto se convierte en abuso sexual.
También es posible que un niño abuse de otro de mayor edad. Pia Mellody menciona “he trabajado con un hombre al que nadie le había dicho esto. Pasó mucho tiempo antes de que saliera a la luz la historia del abuso, pero resultó que había sido objeto de la iniciativa incestuosa de sus dos hermanas menores cuando él tenía diez años y ellas ocho y menos de ocho. Estas niñas eran muy grandes y pensaban más que él. El paciente llevaba una carga adicional de angustia porque pensaba que, por ser mayor que sus hermanas, él era de algún modo el abusador.”
Un niño no es nunca la parte responsable de un abuso sexual. En estas dinámicas hay muchas situaciones subyacentes, y todas tienen que ver con la falta de control del adulto ofensor. El niño es en primer lugar atacado o iniciado en conductas sexuales por un adulto u otro chico de más edad, de modo que todo lo que sabe de cualquier conducta sexual que esté más allá de su nivel de edad lo ha aprendido en relaciones inadecuadas. Más tarde, si ha sido objeto de un abuso muy grave, puede parecer que él instiga ese abuso, pero incluso esa conducta la ha aprendido en experiencias anteriores, y, por lo tanto, no es el culpable.
Por ejemplo, algunos niños reciben muy poca o ninguna nutrición física adecuada de su cuidador. Si uno de estos niños es objeto de un abuso sexual que le agrada y con el que experimenta contacto físico que tanto necesita, es posible que, precisamente, en razón de esa necesidad, busque los tocamientos sexuales. El niño tiene en realidad hambre de atención física y no busca el contacto sexual por razones sexuales, sino debido a que por esa profunda necesidad de contacto físico, está dispuesto a cualquier cosa para conseguirlo. Es impulsado por su necesidad interna de un contacto físico nutricio que sustituye por un contacto sexual. En la superficie, este niño parece realizar una actividad sexual con un adulto, pero la realidad no es ésta: el niño sólo intenta satisfacer su necesidad de nutrición física. Como nunca tuvo la experiencia de una nutrición física adecuada, no sabe que hay otros modos de dar satisfacción a esta necesidad.
Cuando pienso en el incesto múltiple siempre recuerdo a una mujer que llamaré Celeste. Esta paciente fue víctima de la práctica incestuosa de quince varones antes de haber cumplido los ocho años, todos ellos adultos mayores de la familia, los dos progenitores eran bebedores y abusadores flagrantes en ámbitos sexuales. La paciente no podía contar con comida, ropa ni casa segura, y en cierto sentido era una presa sin protección, día tras día. Pero desde que tenía ocho años, el tío Harry iba a verla todas las noches, la masturbaba y se hacía masturbar por ella. Para Celeste, esto era maravilloso. El tío Harry era su amigo y la hacía sentir bien.
En esa época aprendió a confundir la nutrición física con las experiencias sexuales. Más tarde confundió la nutrición emocional e intelectual con el sexo. Celeste aprendió que cuando se sentía sola y necesitaba nutrición, en su mundo el único modo de lograr esa proximidad era participando en actos sexuales. Y no pasó mucho antes de que se convirtiera en adicta al sexo. Parte de la terapia consistió en enseñarle que su actividad no satisfaría las necesidades de nutrición física y emocional.
Era muy difícil ayudar a Celeste, porque ella “amaba” mucho al tío Harry, y las experiencias sexuales con él habían sido especialmente buenas, precisamente por lo que le faltaba de nutrición apropiada. Nosotros le enseñamos que la nutrición física atendería parte de sus necesidades, la nutrición emocional satisfaría otras, y la intelectual, algunas más. Le enseñamos a buscar, recibir y proporcionar estos tipos de nutrición, en lugar de procurar sólo estimulación e intimidad sexuales cuando se sentía sola y careciente.
Hubo que enseñarle a buscar estos diversos tipos de nutrición no sexual en otras personas apropiadas y seguras. Parte de la terapia consistió en que aprendiera a pedir abrazos a personas seguras, en lugar de ser sexual con todo el mundo. Tuvo que aprender a ser física, pero no necesariamente sexual, a comunicarse recíprocamente los sentimientos con otras personas, para llegar con ellas a la intimidad emocional y obtener nutrición de ese tipo.
Todo adulto que aprovecha la necesidad de contacto físico que tiene el niño para arrastrarlo a encuentros sexuales, ofrece una nutrición inadecuada y está abusando de la criatura. Pia cita: “Como he dicho antes, esto es así aunque el propio niño busque y parezca disfrutar de estos encuentros”.
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